viernes, 5 de abril de 2013

Capítulo 27: ¿Quieres?

Miro por la ventana.  Las farolas mantienen su particular luz naranja aunque está a punto de salir el sol por completo. Hay una luz especial en el cielo que me encanta. Miro a mi lado sin moverme demasiado. Ahí está él. Tiene una mano bajo la almohada y la otra la pasa por mi cintura. Me incorporo como puedo son las 8 y media, demasiado pronto, no le quiero despertar pero no puedo quedarme más en la cama. Sé que por la tarde estaré deseando dormir pero estoy nerviosa y no puedo parar quieta. Me he despertado unas tres veces por la noche. Voy a la cocina y empiezo a preparar el desayuno. No tengo gran cosa pero supongo que con unas tostadas, un zumo y la leche con café le valdrá… Preparo lo dicho anteriormente y lo pongo en la mesa de forma que queda totalmente colocado con una presentación impecable. Nueve y siete exactamente de la mañana, es hora de despertar.
Me coloco en el lado vació de la cama y mientras observo cada detalle de sus movimientos me acerco a él. Le acaricio el pelo, me encanta, es muy suave y aunque a él no le gusta que se lo toque siempre me deja. Le dejo un beso en su mejilla izquierda, su barbita de 3 días… Mueve la cara, un movimiento divertido que hace que me ría. Lo nota y vuelve la mirada hacia mí. Sonríe sin abrir los ojos. Vuelvo a darle otro beso en la frente y él vuelve a sonreír.
-Buenos días, tonto.
-Si son a tu lado siempre son buenos…-responde con la voz algo dormida como es normal y aún sin abrir los ojos.
-Me he levantado a preparar el desayuno. -sonríe.-Las tostadas son de melocotón pero shhh eso es un secreto.-le susurro al oído.
-¿De melocotón?-abre los ojos manteniendo la sonrisa en su cara.
-De melocotón como a ti te gustan.-vuelvo a acariciarle el pelo. Se incorpora.
-Buenos días, pequeñaja.-me da un toque en la nariz.-Como a ti te gusta.-sonríe dejándome un beso en los labios.
Nos levantamos y vamos a la cocina.
-¿No es un poco pronto Anna? ¿En serio no tienes sueño?
-Estoy reventada de cansancio pero no podía dormir…
-¿Por qué?-se revuelve el pelo.
-Pues porque tenía demasiadas ganas de empezar el día contigo. Aunque ahora que llevo tiempo despierta… a lo mejor hubiera sido mejor idea quedarme en la cama un rato más y hubieras hecho tú el desayuno…-río.
-Lo del desayuno a lo mejor sí, lo de la cama no porque así ahora tenemos excusa para echarnos una buena siesta juntos.-eso último me lo susurra por la espalda, terremoto de 7,8 ataca mi cuerpo al sentir su aliento.
Desayunamos a base de miradas, hacía tiempo que no le miraba con tanta confianza, sin miedo a nada.
Hacemos las cosas de la casa que resulta un poco difícil entre la música y que él en cuanto puede me abraza por la espalda y claro, me lía, pero qué se le va a hacer… Hablamos de dónde comer. Pensamos en varias cosas: picnic, casa… al final nos decidimos por un restaurante que así no nos toca cocinar.
Me visto con un vestido flores que él me pide que me ponga y cojo la chaqueta. Sencilla y cómoda. Guardo una camisa suya de cuadros. Es de invierno pero se remanga las mangas y le vale.
Pensamos unos restaurantes hasta que al final decidimos ir al bar de ayer, donde quedé con los chicos. También era restaurante y tenía buena pinta. Aparcamos el coche en el lugar más cercano y llegamos hasta allí dando un paseo. Pedimos mesa dentro, fuera hace demasiado calor. Pedimos la comida.
-¿Sabes quién me llamó el otro día?
-Sorpréndeme.
-Flo.
-Estaba claro…-me doy aires de sabionda.
-Ya, pero no lo has dicho…-se ríe.
-Porque te veía ilusionado.-me río ante la bobada que acabo de soltar, pero me cruzo de brazos.
-Qué tonta eres, cariño.-me acaricia la mamola..
-¿Qué te digo?
-Nada, estuvimos hablando de los planes que tenemos para el verano y tal... Nada importante.
Seguimos hablando y haciendo tonterías.  Dani va al baño en el piso de arriba mientras yo aprovecho para mirar el móvil. A los minutos llega acompañado.
-¡Raúl!-le doy dos besos y un abrazo.
-Annita, cuanto tiempo…-dice irónico.
-Ya ves.
-¿Qué haces por aquí?
-He quedado con una amiga para comer.
-Ya, con una amiga…-Dani se ríe y le da un golpecito en el hombro.-¿Es guapa?-lo peor de todo esto es que yo también me intereso.
-Dani, que tienes pareja.-bromea como lo acaba de hacer Dani.
-Ya pero…-vuelve a bromear.
-¡Dani!-me hago la enfadada aunque como siempre no puedo soportar no reírme un poquito. Me acerca a él, me deja un beso en la frente.
-Ya veo que vosotros dos bien.
-Es que estamos ante la mejor mujer del mundo. Eh, sin ofender a la que va a venir ahora.-bromea, todo el rato bromeando cuando se junta con Raúl.
-Ya me contó Cris.
-¿Ya te contó? ¿qué pasa? ¿lo sabéis todos o qué?
-Hombre, Annita, ayer por la tarde estuviste rara y todos vimos como hablabais las dos, le preguntamos cuando te fuiste.
-Es normal, Anna.-me calma Dani.
-Visto así…-nos sentamos en nuestra mesa.
-¿Y entonces qué? ¿ahora ya se os puede llamar “parejita” sin que se monte un silencio incómodo?-nos reímos porque tiene toda la razón. Siempre que nos lo llamaban en Otra Movida para hacer la broma de las fans nos mirábamos y ninguno de los dos hacía ni decía nada más.
-Se supone que sí.-contesta Dani con una sonrisa. Ahora mismo me acercaba a él y le llenaba de besos pero no es plan, me conformo con acariciarle la mano.
Raúl sale a la calle a esperar a Adriana, ellos tienen la mesa a nuestro lado, quizás no es lo que queríamos Dani y yo pero creo que cada uno estará a su rollo. Alguna vez me había hablado de ella y le gusta bastante, no creo que esté muy pendiente de nosotros.
Llega nuestra comida y a la vez entra la parejita al restaurante. Adriana es súper guapa y cuando llegan a su mesa Raúl se porta como una caballero arrimándole la silla y todo. Dani le guiña un ojo en señal de seguridad y continuamos comiendo mientras comentamos.
-Estos dos acaban juntos, te lo digo yo.
-No seas cotilla, Anna.
-Bueno… es que es verdad. Mira como la mira.-Dani les mira y se ríe.-¿Qué pasa?
-Que como tú y yo pongamos esas caras al mirarlos no sé qué será de nosotros.-me río.-Oye Anna, que yo tengo que ir a León esta tarde ya. A lo mejor mañana puedo venir pero yo tengo que irme.
-Me has prometido una siesta…
-Una siesta, pero después me voy ¿vale?
-Vaaaaaaaale…
Seguimos hablando ahora de otras cosas. Lo que pensamos hacer ahora… demasiadas cosas para contarlas.
Terminamos, pagamos y después de despedirnos de Raúl, que nos presenta a Adriana, salimos. Damos otro paseo hasta el coche. Las calles están despiertas como es normal un día de verano a las 4 y media de la tarde. Abre el coche, cuando estamos a punto de irnos Dani recibe una llamada así que sale del coche y contesta. Pongo la radio mientras le espero. Cuando entra se sienta, suspira y se tapa los ojos evitando que yo los vea. 
-Dani, ¿qué pasa?
-Anna, tengo que ir ya a León.
-¿Por qué? ¿Qué ha pasado?
-Una amiga ha tenido un accidente de tráfico y quiero ir al hospital, necesito estar ahí. Está grave. Así que te llevo a casa y me voy.
Dirección a mi casa, silencio en el coche. Él está firme, aunque yo sé que en realidad no está así. Llegamos al portal.
-¿Estás bien?
-Supongo.
-Dani sé que es muy precipitado, que toda tu familia estará ahí pero que si lo necesitas yo voy contigo.-me mira.-Quiero decir que hace unas horas ni nos hablábamos pero eso no quiere decir nada. Si tú quieres que vaya iré. En fin, conozco a tus padres, a tu hermano, a tus amigos... Y a lo mejor si me resulta difícil pero da igual.
-¿Estás segura?
-Sí, lo llevo pensando todo el camino. Seguro que a ti te viene bien.¿Quieres?


CONTINUARÁ...




lunes, 1 de abril de 2013

Capítulo 26: Cuando se juntan dos ríos.

3 y media de la mañana. Ojeras en mis pómulos y lágrimas por mis mejillas, llaman a la puerta. Me recojo el pelo en un moño y me limpio rápidamente la cara. Abro la puerta cuando me encuentro con lo menos esperado. Mis ojos se abren como nunca lo habían hecho y mi mano suelta de golpe el manillar de la puerta. Mis piernas tiemblan y mi cabeza no sabe cómo reaccionar.
-Hola.
-Ho...hola.-consigo hablar yo.
-¿Has llorado?-pregunta con un tono de preocupación notable.
-Se nota.
-Bastante.-me seca las últimas con el pulgar de su mano derecha.
-¿Qué haces aquí a estas horas?
-Te dije que estaba en León. He salido en cuanto me llamaste.
-¿Y te has hecho ese viaje solo...?-me corta.
-Para arreglar las cosas, para dejar que me explique. Si quieres, vamos...-se pone la mano sobre la nuca.
-Pasa.-respondo seca.
Nos sentamos en el mismo sofá donde pasó la última vez.
-¿Qué vas a decirme? lo digo porque creo que ya lo estoy pasando bastante mal.
-Pues que... Joder Anna, que lo siento. Que soy una mierda de persona que no sirve ni para tratar como se merece a una mujer perfecta de la que estuve, estoy y siempre estaré enamorado.-ha ido aumentando el volumen de sus palabras a medida que avanzaba y se ha puesto en pie.-Pero supongo y comprendo que eso a ti ahora te da exactamente igual porque lo jodí y no hay forma de arreglarlo por mucho que haga o diga.-coge la chaqueta.-Lo siento.
-Eh, no te vayas.
-¿Qué?
-Explícate bien. Desde el principio.
-¿Y por dónde quieres que empiece?-se sienta.
-Pues... por el principio.
-No recuerdo el día, solo sé que era sábado. Estaba en León con los chicos. La noche ya estaba bastante avanzada y una chica empezó a hablar conmigo. Yo ya estaba bajo los efectos del alcohol y le seguí el juego. No recuerdo lo que pasó más adelante. Sé que me desperté en su casa y que en ese momento se me cayó el mundo encima y no precisamente de la resaca. 
-¿Y qué sientes al pensarlo, al recordar esos momentos?
-Lo que sentí ese momento, asco hacia mí mismo.-pasan unos segundos eternos que se me hacen horas que a la vez se me hacen días.-¿Qué dices?
-Todos cometemos errores pero no todos somos capaces de sacar lo que sentimos y de pedir perdón con sinceridad. Yo también me equivoqué cuando no dejé que te explicarás, yo también lo siento.
-¿Me perdonas?
-Dame un abrazo y desmuéstrame que de verdad tienes ganas de que lo haga.
Me mira y le afirmo con la cabeza aún sin sonreír. Tímidamente se acerca a mí y me rodea con sus brazos. Nota como aún con timidez me acomodo en su hombro, él hace lo mismo sobre el mío. Su barba roza mi piel y unos terremotos capaces de ser medidos por la escala de Richter recorren mi cuerpo.
-Oye, Dani, antes has dicho una cosa.
-¿Qué?
-Que estás enamorado.-sus mejillas cogen su característico color rojo y se lleva la mano a la nuca.-¿Qué pasa?
-Me da vergüenza porque te lo he dicho a ti y claro, pues eres tú y ahora lo sabes todo...-sonríe nervioso con la cabeza mirando al suelo.-¿Y qué pasa?
-Pues que si quieres que volvamos a intentarlo.
-¿Aún me quieres? ¿cómo alguien como tú puede querer a un gilipollas como yo?
-Eh, tú no eres gilipollas, no digas eso. Y mira, al día siguiente me dije a mí misma "Anna, tú a este en dos días le has olvidado" pero sin embargo me he pasado las semanas encerrada en casa y no he sido capaz de cambiar el fondo de pantalla del móvil, ni de quitar las fotografías del dormitorio. Y hoy por la tarde cuando terminé la conversación con Cris, cuando me iba, ella me soltó: "le llamarás porque le quieres." Y tenía razón.
-¿Entonces cuando me dijiste que querías arreglar las cosas como amigos...?
-No me vi capaz de decirte la verdad, ¿qué te iba a decir cuando creía que tu pasabas ya de mí?
-Pero ¿qué te voy a criticar yo?-levanta las cejas.
-Respóndeme a una pregunta. ¿Quieres?
-Claro.
-¿Quieres empezar a pintar de colores un libro en blanco o continuar pasando páginas negras del libro del pasado?
-Tengo ahí una caja de pinturas de varios colores.-sus ojos brillan, casi tanto como los míos. Sonreímos. Nos acercamos.-Eh pero Anna. Tienes que estar segura. A mí me cuesta esto. En mi vida he tenido una relación estable.
-Con Cris...
-¿Con Cris? El día que no discutíamos era porque no nos veíamos, Anna. Duró mucho pero nada fue de verdad. Y por eso y más después de lo que ha pasado no quiero hacerte daño. Tú mereces alguien a tu altura.
-¿Qué dices Dani? ¿A mi altura? soy una torpe, me caigo a la mínima. Sin embargo por mucho que vayan mal las cosas tú siempre estás de pie, tú siempre estás para proteger. Tenemos un buen equilibrio. Yo reparo tu errores y tú los míos. Tú estás para dar mensaje positivo cuando todo va mal y yo para ser realista...-se hace el silencio. Hablo yo.-Además que... los dos nos queremos ¿no? Los dos somos ya lo bastante adultos para poder afrontar esto aunque no sea con facilidad pero dicen que cuando dos ríos de las mismas aguas se juntan la corriente se hace tan fuerte que nada, ni los mejores puentes o presas son capaces de poder con ella.
-Visto así que empecemos vuelve a ser coherente. ¿Estás segura de esto? Quiero decir que... en menos de media hora hemos pasado de no poder mirarnos a los ojos a decidir empezar una nueva relación.
-Bueno, eso es lo que nos hace especiales. Y tú mismo lo has dicho: "una nueva relación". Nueva. Sin errores, haciendo las cosas bien. Sin prisa pero sin pausa, avanzando juntos cada día... No sé Dani. Yo quiero intentarlo y si esta vez de verdad no funciona pues es que a lo mejor es lo que quiere el destino. Pero yo te quiero y tú me quieres, ¿por qué nos vamos a dar por vencidos a la primera? No. Hay que levantarse y poder. ¿Ahora estás seguro?
-Seguro.
Sonreímos. Nos acercamos. Noto como su corazón late al mismo ritmo que el mío, como el zoológico de nuestros estómagos se revoluciona de nuevo, veo como nuestro aliento se acerca sin miedo.
Disfruto el pilla-pilla al que juegan nuestras lenguas.Noto como nuestras manos inquietas se colocan en mi caso en su espalda y en el suyo en mi cintura. Tras el esperado beso sonrisas reinan en nuestras caras.
Nos ponemos de acuerdo con unas cosas que tenemos que tener en cuenta. Por ejemplo yo le digo de llevar una relación discreta y él está totalmente de acuerdo, él me dice de que aunque llevemos una relación discreta que podamos ir por la calle cogidos de la mano, abrazados o dándonos besos y ahora mismo eso a mí no me importa. Me dará igual salir en revistas si es por ser feliz, acepto encantada. Y así hablamos una base de minutos en los que todo marcha bien porque cada uno está de acuerdo con lo que dice el otro.
-Anna, cariño...-cariño dice, ¿cómo no le voy a querer?-me tengo que volver a León.
-¿Qué? estás loco. ¿tú sabes qué horas son? ¡Tardas 4 horas en llegar allí!
-Ya pero había salido y me vine aquí sin pasar por casa y no llevaba las llaves de casa.
-Bueno, a partir de ahora tienes una casa más.-me acerco agarrándome de los cuellos de su camisa.-Quédate y mañana por la mañana vuelves para allí.
Le conozco y sé que normalmente se hubiera puesto cabezota y hubiera vuelto a pesar de la hora pero esta vez con poco insistir ha valido. Nos metemos en la cama. Nota mis escalofríos, no sé si producto de los nervios o de que verdaderamente en la habitación hace un frío helador, por eso me acerca a él y me rodea con sus brazos. Me pega a su pecho, trago saliva y le rozo con mis manos lentamente de forma lineal por su brazo. Se acerca a mi cuello, su barba me hace cosquillas y suelto una minúscula carcajada que hace que él suelte una parecida. Me aparta el pelo y me da un beso.
-Buenas noches. Gracias por ser como eres.

"Cuando se juntan dos ríos se hace fuerte la corriente"

CONTINUARÁ...