martes, 29 de enero de 2013

Capítulo 17: Nervios, muchos, ¡muchísimos!

Llegamos al trabajo. Anteriormente me ha llevado al parque donde siempre quedábamos. Han sido momentos simples pero preciosos. Luego hemos ido a una cafetería donde desayunábamos la mayoría de los días en Tonterías. Y aquí estamos. Por la tarde me ha dicho que tiene más preparado, que será mejor y más tranquilo. Estoy nerviosa a más no poder. Dani cuando se propone algo lo saca por narices...
Entro yo, mientras tanto Dani se queda en la puerta hablando con Raúl de movidas varias. Voy a hablar con Flo.
-Qué, ¿qué tal?-me pregunta mientras se ríe. Hago como que no pillo su risa y me río también mientras le contesto:
-Todo bien, ¿por? ¿hay mucho que hacer?
-No, no.-sigue riendo, lo que me da a entender junto con su mirada, que quiere que le cuente. Pero no, no le voy a contar nada.
-Voy a vestirme y esas cosillas... 
Voy a mi camerino, tengo un precioso vestido rosa y unos tacones negros preparados. Lo cojo y me miro al espejo mientras me lo sobrepongo. Me miro de frente, de perfil... algo interrumpe mis pensamientos.
-Estás muy guapa. 
Muerdo mi labio inferior sin dejar de mirar al espejo, ahí le veo a él. Se acerca lentamente, antes ha cerrado la puerta. Me afloja el cinturón del vestido que llevaba puesto mientras me da besos por el cuello. Suspiro tras suspiro. Oigo pasos por el pasillos pero no le doy importancia. Segundos después la puerta se abre y se cierra de golpe, la persona que había abierto se queda fuera.
-Dani, voy a mirar a ver qué ha pasado.
-Si no ha sido nada...
-Dani, ¿recuerdas lo que te dije ayer?
-Está bien...
Salgo al pasillo mientras vuelvo a colocarme el cinturón del vestido. No veo a nadie, solo la puerta abierta del camerino de Cris.
-¿Ha pasado algo Cris?
-¿Fue ayer a hablar contigo?-se levanta de su sofá y cierra la puerta.
-Sí.
-¿Estáis...?
-Sí, Cris, sí. Pero no se lo digas a nadie, por favor.
-Tranquila.
Se hace el silencio durante casi un segundo.
-Cris...
-Dime.-se da la vuelta, ella estaba buscando su ropa para el programa de hoy.
-Tengo un poquito de miedo.
-¿Miedo? ¿por?-se sienta a mi lado.
-Dani es...-me arrepiento.-era mi mejor amigo.
-Sí, ¿y?
-Ahora estamos saliendo. En una relación nunca se sabe, ¿sabes? No quiero perderle. Le he pedido que vayamos despacio y seamos discretos y él ha aceptado pero no sé como acabará todo.
-Mira, Anna. Vosotros no lo veis pero todos los que convivimos con vosotros sí. Él prácticamente todos los días te comía con la mirada. O cuando tú estabas triste y con una sola sonrisa te hacía sonreír. O cuando tú te acercabas a él, le dabas un abrazo y se os iluminaba la cara a los dos. Anna, tener miedo es normal pero ahora tenéis que ser felices. Sois quienes sois y se os pondrán miles de obstáculos, pero él te quiere con locura y tú a él está claro que también, ¿o no?
-Sí.-creo que se me escapa un pequeño suspiro al pensar en él.
-Pues los superaréis, y seréis felices. Habla con él a cualquier problema que tengas, él también lo hará. Anna, sois el uno para el otro, aprovechadlo y sed felices. Los dos lo merecéis.
Unos instantes después de escuchar sus palabras me sale una sonrisa, siento que puedo con todo si es con él. Quiero ser feliz, quiero serlo con él. 
-Gracias Cris.-sonrío.-Por favor, no se lo digas a nadie de momento ¿vale?
-Claro.
-¡Adiós!
Vuelvo a mi camerino, él está esperando allí.
-¿Qué pasaba?
-Nada era Cris que quería preguntarme una cosa del guión y eso...
-Ah guay. ¿Seguimos?
-No, Dani. Sabes que no hay cosa que más me apetezca pero no es ni el momento ni el lugar. Ya hemos perdido demasiado tiempo hoy. Además que tenemos toda la tarde...
Le sale una risilla un poco pícara. Me siento para quitarme las sandalias. Me pongo en pie. Se acerca a mí y me afloja de nuevo el cinturón. Ayuda a quitarme el vestido. Tranca la puerta para estar tranquilos sin que pueda haber alguien que en un momento lo vea todo. Me acerca a él. Sin tacones más o menos me lleva algo más de una cabeza. Me apoyo en su pecho, le miro, me mira, nos besamos. 
-Vale, vale, está bien ya, ¿eh?-intento hacerme la enfadada pero es que no puedo, todo es demasiado bonito como para ni siquiera intentarlo.
-Vale, vale...-ahora le toca ceder a él.
-¿Me ayudas con esto?
Me meto el vestido. Delicadamente él comienza a subirme la cremallera.
-Cariño, no se rompe.-me río.
-Lo sé.
Le veía venir. Un beso tras otro en la espalda.
-Dani, valió, en serio. Tango que ir a maquillaje y a peluquería y tú también. 
-Tranquila... ¿te pones así por eso?
-Dani, son demasiados cambios en muy poco tiempo, entiéndelo. Yo te quiero y quiero estar contigo, pero hasta ayer por la noche casi ni nos hablábamos. Dentro de unos días me encantará que me hagas eso como lo hace ahora pero, deja que mi cuerpo se acostumbre, ¿vale? Sabes que me derrito cada vez que me das besos en la espalda, sabes que es mi punto débil junto con el cuello pero estamos en el trabajo y tan solo hace unas horas que tú y yo empezamos a ser pareja.
-Vale, lo siento, culpa mía. No te enfades, por favor...
-No te pongas así Dani. Ya me conoces... no estoy enfadada ni nada pero me agobio rápidamente.
Le doy un beso y le cojo de la mano.
-Venga, va, tonto.
En la comida nos mostramos cercanos, cosa que a diferencia de lo que nos esperábamos a nadie sorprende o eso parece. Dani y Cris se han echado alguna mirada en plan "-¿Sí? - Sí." Tampoco esperaba eso. Ver a Cris tan... bien. Siempre la había visto como una chica un poco rencorosa, pero parece ser que no es así.
Termina el programa, voy al camerino y me cambio. Salgo, Dani está apoyado en el marco de la puerta del suyo.
-Simon, ¿nos vamos?
-Claro.
Sonrío ampliamente, estoy nerviosa, mucho, ¡muchísimo!
-¿Dónde me vas a llevar?
-No se sae...
-¡Dani!
-No te lo voy a decir Anna. Parece mentira, pareces nueva.
-Jo... Dímelo...-pongo cara de cachorrito.
-Así a mí no se me gana, Simon...
-Solo dame una pista, solo una.
-Te va a encantar.
Y venga, para ponerme aún más nerviosa me dice esto. No sé qué hacer con este chico...


CONTINUARÁ...

domingo, 27 de enero de 2013

Capítulo 16: Para toda la vida.

Caricias en la espalda, sonrisas, besos, abrazos. No quiero que esto acabe nunca. Han sido los momentos más bonitos de mi vida, después de meses soy verdaderamente feliz. Le doy un último beso antes de acurrucarme sobre su cuerpo. Me apoyo en su pecho, noto los latidos de su corazón acelerados todavía por lo que acaba de pasar. Me acerco más al calor de su piel. Pasa su mano por mi cadera. Me levanta la camiseta lo más mínimo y comienza a hacerme leves cosquillas. Intento retener la risa, pero el esfuerzo es inútil. Me retuerzo y al final acabo soltando una carcajada.
-¡Paraaaaaaaaaa!
-No puedes con ellas, eh.-se ríe.
-Me gustan pero me pone nerviosa...
Vuelve a bajarme la camiseta y empieza a acariciarme. Con la mano que no toca ninguna parte de mi cuerpo acerca mi cabeza a su pecho de nuevo y empieza a jugar con mi pelo con la mirada más tierna que le he visto nunca. Cierro los ojos para esconderme, todavía siento una especia de vergüenza cuando me mira de esta forma, a pesar de que lleva haciéndolo 2 años.
-Mañana te paso a recoger para ir juntos, ¿vale?
-Vale.-se me escapa la risilla tonta.
Coloca la mano en mi rodilla y vuelve a levantarme la camiseta para volver a las cosquillas, esta vez en una parte de la espalda que no afecta tanto. De hecho me gusta. Noto como su dedo hace dibujos, letras y números que significan mucho para nosotros. Cierro los ojos de nuevo, le doy un beso y me tranquilizo después de toda la noche.
Pasados unos minutos me incorporo a su lado y apoyo la cabeza sobre su hombro.
-No me lo creo.
-¿El qué?
-Esto. Quiero decir, no creía que tú me pudieras querer a mí.
-¿Por qué?
-No sé, te mereces algo mejor.-digo mirando al frente todavía.
-¿Algo mejor? ¿existe?
Suspiro a la vez que sonrío.-Sí, sí existe. Además que me gustas desde hace mucho. Lo veía algo imposible.
-¿Sabes desde cuándo pienso en ti cada noche?
-¿Desde cuando?
-Desde la primera vez que rocé tu piel, desde la primera vez que sentí tus labios en mi piel, desde la primera vez que mire tus ojos, desde la primera vez que acaricié tu pelo, desde la primera vez que oí tu voz... Desde el primer día.
Trago saliva para que no se note el gran nudo que tengo en la garganta.-¿De verdad?
-Por eso cuando empezaba otras relaciones intentaba separarme de ti aunque no me gustaba. Necesitaba olvidarte para poder seguir con mi vida. Era yo el que veía imposible darte un beso sin pedirte permiso.-le miro con los ojos algo vidriosos y entrelazo los dedos de mi mano con los suyos.-¿Por qué lloras?
-Porque emociona que la persona que quieres te diga esto.
Se acerca a mis labios. Me da un beso y vuelve a hacer que me acurruque sobre él. Cierro los ojos.

"TODO, TODO, YO QUIERO CONTIGO TODO..." Es el despertador, por primera vez en la vida no me importa levantarme pronto. Enciendo el móvil que se había apagado por falta de batería. Whatsapps de Dani de ayer y de hoy: "Espero que descanses, pequeñaja. Te quiero" Ese pequeñaja, sabe que me encanta cuando me llama así. Sigo leyendo mientras me muerdo el labio inferior en una sonrisa: "Buenos días, princesa" Decido contestarle y empezar bien el día:
-Buenos días, tontito :)
Me meto en el baño, cuando termino de peinarme miro el móvil.
-Dormilona, ¿ya te has levantado?
-Hace poquito, jiji.
-¿Cuándo me paso?
-Cuando quieras, no creo que tarde mucho.
-Voy para allí :)
Bloqueo el móvil, lo dejo sobre la mesilla y abro el armario. Estamos a principio de Mayo y el Sol entra por mi ventana así que vestido de flores con vuelo marcado por un cinturón marrón fino, sandalias bajas marrones y bolso y chaqueta a juego con lo demás. Me hago una coleta alta y me echo algo de colonia.
Llama al timbre, bajo las escaleras corriendo, ¡quiero verle ya! Al cerrar la puerta del porta le veo y él me ve. Abre los brazos para cogerme. Corro hacia él. Me da un par de vueltas. Aprovecha la parada para levantarme un poco más. Mis manos sobre su nuca, nos damos un beso y me baja.
-Estás preciosa, chica.
-Estoy como todos los días, tonto.
-Pues eso, preciosa.
-Qué tonto eres.-vuelvo a morderme el labio inferior.-¿Nos vamos ya?
Vamos hasta el coche. Pongo la radio como siempre y empiezo a cantar:
-SI FUERAS SOLO LA MITAD TE SOBRARÍA OTRA MITAD HASTA CREER QUE ERES DE VERDAD...
Me mira mientras se ríe y niega con la cabeza.
-¿Qué pasa? ¡Tampoco lo hago tan mal! SI FUERAS PARA TODA LA VIDA, SI TÚ FUERAS PARA TODA LA VIDA YO SERÍA LA PERSONA MÁS FELIZ. TE QUIERO PARA TODA LA VIDA, YO TE QUIERO PARA TODA LA VIDA.
-Claro que no lo haces mal, tonta. Hay que mejorar el baile, pero mola.
-Oye, que el baile que le pongo mola.
Hago el primer baile que se me pasa por la cabeza, si alguien me viera creería que soy tonta.
-Mola más este.
Ahora baila él moviendo tan solo los brazos y haciendo playback.
-Lo has mejorado, campeón.-se nota la ironía en mis palabras.-SI FUERAS UNA GOTA DE AGUA NADIE VOLVERÍA A TENER SED. UUUUUUUUUH. Y SI FUERAS TAN SOLO PALABRAS SERÍAS LA MÁS BELLA CANCIÓN...-le miro mientras lo canto interpretando Dani que va por él.-Por cierto, cariño, te has pasado el cruce.
-Es que no vamos allí.
-¿Y dónde vamos?
-Ya verás.
-¿No me lo vas a decir hasta que lleguemos?-bajo el volumen de la radio.
-Sabes que no.
-¿Y le has dicho a Flo que vamos allegar tarde?
-Tranquila, está todo controlado.


CONTINUARÁ...

miércoles, 16 de enero de 2013

Capítulo 15: El momento más intenso de mi vida.

Han pasado ya algo más de 3 meses desde que fui a Gijón con Dani. Después de ese momento parecía que algo iba a cambiar, y lo hizo pero no para bien. Dani volvió con Cris hace ya casi 2 meses. Cuando empezaron me resultó extraño porque no me alegré. Son mis amigos y si ellos son felices se supone que yto también tengo que estarlo. Quizás no lo estaba porque sabía que lo que ha pasado iba a pasar. Nos hemos vuelto a distanciar, no como cuando empezó con ella por primera vez, pero no me gusta como estamos. Esta tarde había quedado con él, pero me acaba de llamar porque no puede venir, ha quedado con Cris.
Voy de camino a casa para hacer lo que hago noche tras noche: Veo la tele, ceno, veo la tele y me voy a la cama a esperar a que pase otra noche más.
Llego a casa, son las 8 y media de la noche. He tardado más de lo normal porque me he encontrado con David y Raúl y hemos ido a tomar algo.
Me doy una ducha, me pongo el pijama y me hago el moño. Preparo la cena mientras escucho la radio y bailo al son de la música. Esta noche toca ensalada con filete de poyo.
Pongo la tele, hasta que empieza El Hormiguero no hay nada más que el telediario así que es lo que toca ver.
Mientras como el último trozo de lechuga que quedaba en el bol de la ensalada escucho como suena el telefonillo del portal. Trago y contesto:
-¿Sí?
-Anna, soy yo, abre.
Es Dani. Le abro la puerta del portal al igual que la de mi casa. En vez de subir por el ascensor ha subido por las escaleras y está sofocado.
-¿Qué pasa, te apetecía hacer ejercicio o algo?
-No podía esperar a que bajara el ascensor y todo el rollo.
Pasa corriendo al salón. Yo cierro la puerta y voy tras él.
-¡Dani! ¿Se puede saber qué te pasa?
-Tengo que hablar contigo.-apaga la tele.-Es urgente.
-Tranquilízate.-digo al notar el nerviosismo en sus palabras. Me siento a su lado.-A ver, cuéntame.
-¿Larga o corta?
-Dani, nos conocemos, me vas a contar la larga, ¿verdad?
-Sí... A ver,-respira profundo.-Cris me citó esta tarde después del programa en el bar donde vamos siempre. Me ha dejado.
-¿Qué? ¿pero no os iba todo genial?
-Sí, pero dice que quiere mi felicidad.
-No entiendo nada, en serio. Explícate.
-Me ha abierto los ojos.
-Mmmmm...¿explícate más?
-Quiero decir, me ha dicho el por qué de que mis relaciones en dos años no hayan ido bien.
-¿Sí...?
-Es... es...
Le doy un beso en la mejilla y apoyo las manos en sus hombros.
-Es porque tú estás en mi vida.
En ese momento he quitado las manos de sus hombros y me he quedado un poco como atontada. No sé cómo reaccionar. Mi cabeza se ha puesto a darle vueltas a sus palabras.
-Anna, sé que acabo de joder nuestra relación, lo sé. Puedes odiarme, te lo permito. Somos compañeros de trabajo y amigos y no está b-en ese momento le corto.
-Dame un beso.
Agacha la cabeza, se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.
-No, no... no me has entendido. Un beso aquí.-le señalo mis labios.
Sonríe y se acerca. Lentamente nuestras lenguas se entrelazan viviendo yo así el momento más intenso de mi vida.
-¿Quieres decir que...?
-Que yo también te quiero.

CONTINUARÁ...

martes, 8 de enero de 2013

Capítulo 14: Pequeño secreto.

Son tan solo las 9 de la mañana cuando me despierto. Me levanto de la cama, busco en el baño pero no encuentro a Dani. Encuentro un pequeño papel sobre la mesa que pone: "Estoy en la cafetería de abajo, cuando termines bajas." así hago. Después de ducharme, vestirme y peinarme recojo un poco la habitación, pongo el cartel de "no molestar" y bajo hasta la cafetería. Está en la mesa más alejada de todos, en el piso de arriba.
-Buenos días.-me dice nada más llegar con una amplia sonrisa.-¿Qué tal has dormido, guapetona?
Sonrío al escuchar sus palabras. 
-Me costó dormirme pero bien... ¿Y tú?-le hago una caricia en la cara.-Tienes unas ojericas...
-El café ayuda un poco...-se ríe.-No he dormido nada, en serio.-se frotas la cara con las manos.-¿Qué quieres desayunar?
-Café. Que sea bien cargado.
Unos minutos después me traen el café. Hablamos de lo que haremos hoy. La cosa es llegar a Madrid como a las 7 de la tarde y luego... luego dice que me tiene una sorpresa preparada pero yo ya intuyo lo que es...
Después de pasar unas risas mientras desayunamos nos vamos a dar un paseo. 
-¿Y cómo es que no me has despertado cuando te despertaste tú?
-Estabas durmiendo y me daba penita levantarte... 
-Pues te como.
Le doy un beso en la mejilla. Nos miramos a los ojos y después de unos segundos al empezar a sentir una especia de vergüenza cambio la mirada.
-¡Uy! ¿Te has puesto nerviosa?-se ríe mientras con su dedo índice me acaricia la cara.
-¡No!
-Ya, ya...
Pasamos el día en Gijón pero llega la hora de irse. Nos subimos al tren. Al principio hablamos y esas cosas pero a la que él se acomoda en mi hombro se queda dormido. Normal, el pobre tenía una carica de cansado... Yo tampoco he dormido muy bien, no paraba de pensar y montarme películas pero no me quedo dormida al estar demasiado ocupada en observar al milímetro cada uno de sus movimientos.
Cuando por fin el tren para, le despierto.
-¿Ya hemos llegado?
-Sí. ¿Qué tal la siesta?
-Larga pero me hacía falta...
Salimos de la estación y nos metemos en el coche.
-Estoy dormidísimo. ¿Tú no te has dormido?
-No, no tenía muchas ganas.
-Te habrás aburrido.
-No mucho. El señor de atrás llevaba una gran e interesante conversación con su mujer.
-A mí me contarás. A esos me los conozco yo... Como si los hubiera parido.
-Sí, me parece a mí que sí...-se nota mi tono irónico.-¿Y ahora qué?
-Ahora te dejo en casa, haces lo que tengas que hacer y cuando estés lista me pegas un toque que te paso a buscar.
-¿Pero dónde me vas a llevar?
-A un lugar que los dos nos conocemos muy bien. Es que te voy a decir una cosa, pero tendrás que esperar al final de la noche.
Llegamos a mi casa. Llevo todo el rato intentando adivinar a donde vamos y ya tengo una idea. Creo que mejor me abrigaré.
-Bueno, en un rato te llamo, ¿vale?
Nos despedimos y subo a casa. Me pego una ducha y me lavo y me seco el pelo. Hace mucho frío así que pantalones pitillos con una camiseta básica, una chaqueta de lana, unos botines y el gorro y la bufanda que no falten.
Ya ha pasado media hora así que cojo el teléfono y le llamo. Me dice que ya está viniendo y que viene andando pero que no tardará.
Y exactamente no lo hace. A los 10 minutos está a la puerta del portal. Cojo la trenca y paso de coger el bolso, sé que me estorbará.
-¿Me vas a decir ya dónde vamos?
-En cuanto nos pongamos a andar lo vas a saber.
-Te gusta hacerme sufrir.
-Nada más lejos de la realidad.
Veo cómo va vestido. Su abrigo de paño negro con su gorro de lana del mismo color. Cada vez la idea que tengo va siendo más real.
Llegamos al centro, sabía que me iba a llevar allí lo que no tengo tan claro es lo que me quiere decir.
Patines puestos y a la pista.
-Ahora ya sé que sí que te gusta hacerme sufrir.
-Pero si ya lo hacemos genial los dos. A competiciones el año que viene.
-Sí, me parece que sí.
Caída tras caída, risa tras risa, abrazo tras abrazo se va pasando el tiempo. Esto es lo mejor de todo el fin de semana. Ha habido muchos momentos: buenos, malos, extraños, incómodos, graciosos... pero éste sin duda es el mejor. Siempre que vengo aquí con él me lo paso genial. Quisiera que nunca se acabaran estos minutos, que no pasara el invierno y que esta pista permaneciera aquí siempre. Es como el lugar donde me siento realmente feliz, si está él claro, porque lo que es patinar... no se me da muy bien.
Cuando salimos de allí, como siempre, mi culo está empapado y la temperatura ha bajado a pasos agigantados. Me invita a ir a un bar a tomar algo caliente.
-Un café con leche, ¿verdad?
-Como siempre.
-El que sabe sabe, chica.
Él elige lo mismo.
-¿Tienes mucho frío, Anna?-me coge de la mano.
-Un poquito, pero un buen café calentito puede hacer maravillas.
-Es que le has cogido cariño al suelo o algo, yo creo.
-Yo creo que sí, porque si no esto no es normal...¿Y tú? ¿tú que no te has caído ni una vez?
-Aaaaaaah, maja, es que yo aprendo de mis caídas.
Pone una de esas caras que tanta gracia me hacen.
-Es que eres tonto.
-El que nace tonto, es tonto. Es como tú. La que nace perfecta, es perfecta.
Mis mejillas cogen algo de color y calor y mis piernas empiezan a temblar.
-¿Esto también es guión?
-¿Tú lo has visto por alguna parte en todo el fin de semana? Lo dejé en la mesa y se me olvidó todo.
-¡Dani!
Pronuncio su nombre con una sonrisa tonta en la cara y con los nervios puesto en el cuerpo. Los dos nos estamos lanzando demasiado este fin de semana. Ninguno de los dos tenemos nada que perder, posiblemente sea por eso.
Terminamos los cafés y cuando salimos del bar vamos dando un paseo hasta mi casa.
-¿Qué tal el fin de semana?
-Bien, muy cansado pero cuando hay buena compañía una siempre se lo pasa bien.
Otra vez que me he soltado.
-¿y tú?
-Cuando me he dormido en el tren ha molado.
-Cuando he dejado de darte la varita, ¿no?
-¡Qué dices! Lo que no entiendo es como me has aguantado 3 días seguidos.
-Ya ves, una que se acostumbra a todo.
-Me quieres, se nota.
-Pues claro que te quiero, cómo no te voy a querer.
Llegamos a mi casa ya hablando de otros temas. Hasta el momento no me había acordado pero recuerdo las palabras del coche. "Al acabar la noche..." y la noche para nosotros y ha acabado.
-Daaaaaaaaaani.
-Diiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiime.
-Me tenías que decir una cosita...
-Am ¡es verdad! el pequeño secreto...
-¿Me lo dices ya o esperas a que me quede sin uñas o algo?
Se pone detrás de mí. Me retira el pelo que me tapaba parte de la cara y pronuncia entre susurros.
-Desde el primer día ya sabía patinar.
Me da un golpecito en el culo y sale corriendo a lo que yo salgo detrás pero al ver que es inalcanzable, que ya se va a su casa paro y me paro a pensar bajo la luz de la única farola que alumbra la calle. ¿Se supone que si ha estado fingiendo que no sabía todo este tiempo, era solo para pasar tiempo conmigo? Vuelvo a casa con una gran sonrisa en la cara. Como desde el principio supe, este ha sido uno de los mejores fines de semana de mi vida.

CONTINUARÁ...

domingo, 6 de enero de 2013

Capítulo 13: Mejor así.

Probablemente podía haber pasado algo, pero no pasó. Fue un segundo interminable, esperando a que ese algo pasara, pero no, no pasó. Los dos nos despegamos y prácticamente con la mirada supimos que teníamos que salir de allí. Vinimos dando un paseo, él me prestó su bufanda al ver que yo me estaba quedado helada. Fueron minutos de inseguridad, de no saber que decir, y como no sabíamos que palabras pronunciar, los dos callábamos. Llegamos al hotel y uno detrás del otro pasamos por el baño y nos metimos a la cama. Y aquí estamos en la cama dándonos la espalda, creyendo que el otro está dormido, pero sabiendo que en realidad los dos le estamos dando vueltas a la misma cosa.
-Anna...
-Dime.
Me giro para contestarle. Él se acerca a mí todo lo que puede. Nos miramos a los ojos.
-¿Qué pasa?
Me pone el dedo en la boca queriendo decir sin palabras que me calle. Se tumba boca arriba.
-Dani...
Rodeo su brazo con las manos. Me mira y me sonríe. Hago exactamente lo mismo que él y acto seguido me acomodo en su hombro. Cierro los ojos e intento dormirme pero todo esto es tan extraño y a la vez bonito que no lo consigo. Él permanece con los ojos abiertos y parece que si no duermo pasará algo más.
Pasan los minutos.
-Dani...
-¿Qué?
-Me cambio de posición que estoy incómoda ¿vale?
Me coloco bocabajo mientras él observa qué hago. Una vez colocada del todo se acerca a mí hasta el punto de que yo puedo sentir su respiración en mi cuello. Me levanta la camiseta y comienza a hacerme pequeñas cosquillas con el dedo. No puedo aguantar la risa y pego un pequeño bote. Él se ríe de mí.
-Tonto...
-¿Te molesta?
-Me hace cosquillas.
-¿Te gusta?
Me pienso la respuesta dos veces y decido decir la verdad, no hay nada que perder, es más, hay bastante que ganar.
-Sí...
Noto como él se acerca más si es posible, escalofríos recorren mi cuerpo. Empieza a darme pequeños besos por el cuello. Me estiro al no querer soltar ni medio suspiro pero me resulta imposible. Al sentirlo para y sonríe. Sube a mis mejillas, nota el calor que hay concentrado en ellas.
-Estás ardiendo... ¿Por qué no te quietas la camiseta?
-Estoy bien.
-Haz lo que quieras, yo me la quito, ¿eh?
Evito hacerlo pero le miro. Le miro como nunca le había mirado. Posiblemente no sea el mejor chico del mundo pero a mí me encanta. Se aleja un poco y por fin me deja respirar tranquila. Apaga la luz. Los minutos corren y yo así no puedo dormir.
-¿Por qué lo has hecho?
-¿El qué?
-Acercarte así a mí y empezar a darme besos y a hacerme cosquillas y esas cosas.
-Te veía necesitada de amor.-se ríe pero yo me pongo seria.-Que no pequeñaja, no te enfades.-se incorpora como yo estoy y me pasa el brazo por el hombro. Me da un achuchón.- ¿No te puedo dar besos ahora, o qué?
-Claro que puedes pero...
-¿Pero...?
-Me resulta extraño.
-¿El qué?
-Que me guste tanto.
No sé que acabo de hacer. Esas palabras no tenían que haber salido de mi boca pero ya que él se suelta pues yo también.
-¿Qué quieres decir?
Estoy nerviosa y prácticamente no sé ni lo que estoy diciendo así que me hago la tonta.
-¿El qué?
-Que te gusta y eso.
-Será el alcohol, ya sabes.
Los dos sabemos que no hemos bebido absolutamente nada, pero los dos creemos que es mejor así. No sé en qué acabará todo esto.

CONTINUARÁ...

Perdonad lo cortito que es. No hay tiempo y la falta de inspiración no ayuda mucho. Espero que el siguiente sea más largo y esté mejor redactado. Aún así espero que os guste y no os olvidéis de comentar, cosas malas como cosas buenas. Sois de gran ayuda ;)

miércoles, 2 de enero de 2013

Capítulo 12: Bailes que se convierten en...

Ya hemos llegado al hotel después de un viaje cansado. Demasiado tiempo sentada en un asiento aunque sea diferente porque al menos, me lo he pasado bien. Ahora mismo Dani se está duchando, luego iré yo. Esta noche cenaremos y ya nos quedaremos por ahí. No creo que volvamos muy tarde porque él ya ha hecho planes para el domingo y creo que no nos podemos levantar tarde.
El hotel tiene vistas al mar, hay un ruido precioso y además no hay mucho tráfico, es genial.
Sale de la ducha con tan solo los pantalones puestos y me dice que ya me puedo duchar. Cojo la ropa y el neceser y me meto en el baño. Llevaré una minifalda negra con puntilla, una camisa de cuadros oscura, las medias de cristal y unas botas a juego con lo demás.
Pasados 20 minutos salgo del baño ya totalmente arreglada. La ropa puesta, los ojos pintados y los labios pintados y el pelo arreglado.
-Es...estás preciosa.-se levanta de la cama. Me da una vuelta para verme bien.-En serio, estás guapísima.
-Tú también.-le coloco los cuellos de la camisa.
Después de coger las chaquetas, la bufanda suya y mi bolso, salimos a la calle. Primero vamos a dar un paseo por la playa. Y después ya vamos al restaurante donde vamos ha cenar.
-Nos sentamos en una mesa alejada de todo el mundo, los dos cenamos bastante ligeritos. Cuando terminamos de cenar ya son las 11 de la noche así que pregunto que qué vamos a hacer.
-¿Y ahora?
-Ahora te voy a llevar al mejor lugar de todo Gijón.
-Bueeeeeeeno... ya será demasiado.-río.
-No, en serio, a mí me encanta. Además me han dicho que es bastante bueno para las abuelas.
-Es que eres tonto, tío.-le golpeo el brazo levemente.
-Ay, boba.-me da un achuchón y un meso en la frente.
Llegamos a un bar bastante moderno y además parece nuevo. La verdad es que está muy bien.
-Pero no nos quedaremos mucho, mañana no nos podemos quedar en la cama.
-¿A qué hora vamos a volver al hotel?
-No sé, ¿a la una?
-Y luego soy yo la abuela...
-Me lo estás pegando.
-Ya, ya... Que no aguantas nada.
-La que no va a aguantar nada eres tú mañana. Esta noche no dormiste y hoy tampoco... ya te digo yo que como volvamos después de la una no te levanto de la cama.
Pasamos más adentro. Se oye música. Me siento en un sofá mientras él va a por las bebidas.
-¿Bailas?-le pregunto.
-¡Contigo siempre!
-Si no estuviera yo no bailabas ¿no?
-No.-se ríe.
-¿Y me lo creo yo?
-No.-se vuelve a reír.-Pero da más gusto bailar contigo que con cualquier otra persona.-dice esta vez más serio.
A la que nos levantamos empieza a bajar el ritmo de la música, cada vez es más lenta pero no por eso menos bailable. Dani me rodea por la cadera, mis manos van a parar a su nuca. Pasan los segundo, cada vez noto más como él se va acercando más y más a mí y seguramente él note como yo me acomodo más y más en su cuerpo. Una vez que mi cabeza está apoyada en su hombro y mis manos en su espalda, cierro los ojos. Él me sigue llevando. Cada vez lo noto más cerca pero esta vez no físicamente. Mis manos empiezan a acariciar su espalda y de vez en cuando él suelta un beso.
Termina la canción, los dos nos separamos y nos damos cuenta de que lo que empezó como un "habrá que bailar" se ha convertido en un "no me sueltes nunca, por favor." Mis manos van hasta sus hombros, nos miramos fijamente, al segundo nuestras miradas pasan a nuestros labios.


martes, 1 de enero de 2013

Capítulo 11: Nervios, importancias, apuestas y tratos.

Estoy nerviosa. No sé por qué pero llevo despierta desde las 7 y media de la mañana. Siento mariposas en el estómago y mis piernas no pueden parar quietas. Mientras me arreglo el pelo pienso en esto. En los últimos meses. ¿Cómo hemos podido cambiar tanto? Ahora me voy a ir con él de fin de semana y no hay nada que me haga más ilusión, probablemente sea uno de los mejores de mi vida pero no entiendo el motivo de estar así. Es como un día cualquiera.
Termino de hacer las tareas de casa, ya lo tengo todo listo. He quedado con él a las dos y media pero no creo que le importe que vaya ahora a las doce.
Le llamo por teléfono antes de salir de casa, estaba durmiendo el pobre... pero me ha dicho que vaya para allí.
Cojo el coche, lo aparco una calle abajo de donde vive. Me abre la puerta con el pijama todavía puesto y con el pelo despeinado. Está precioso.
-Buenos días, dormilón.-nos damos dos besos.-¿hace cuanto que te has levantado?
-Lo que has tardado tú en venir, 15 minutos.
-O sea, que si no te llamo todavía estás ahí en la cama, ¿no?
-Probablemente.-se ríe.-Es que llevo unos días que no duermo nada.
-En quién estarías tú pensando para no dormir.-sonrío mientras niego levemente la cabeza como diciendo "si es que no se puede..."
-En ti.-contesta serio.
-Ya claro.-me río como si no le hubiera dado importancia, pero sí que la ha tenido.- Pues yo llevo despierta desde las 7 y media...
-En quién estarías tú pensando para no dormir...-repite él mis palabras con el mismo tono.
-En ti.
Después de un largo silencio un poco incómodo los dos no reímos, aunque creo que los dos nos lo hemos tomado bastante en serio.
-Bueno, ¿has desayunado?
-Zumo de naranja.
-¿Solo? Que luego no me rindes, Simon. Entre lo poco que has dormido pensando en mí, que por otra parte lo veo normal porque... a ver, soy yo ¿sabes?-hace el movimiento de pelo Pantene. Mientras tanto yo no puedo evitar reírme.-y que no desayunas...-retoma la frase.
-Tengo el estómago cerrado, Dani.
-Ni estómago cerrado ni nada, te vienes a la cocina y desayunamos juntos.
Dejo la maleta y el abrigo en el salón y voy con él a la cocina. Nos preparamos el desayuno, él saca de la despensa las galletas de chocolate. No me conoce bien ni nada.
-Anna, nos vamos de fin de semana.
-¿Y...?
-Que con tu maleta a mí me vale para 1 semana y media.
-Es que no sabía que meter.
-Y todavía te quedará algo en casa. Te apuesto lo que quieras.
-Vale, ¿si se me olvidas algo que te doy?
-Un beso.
-Mira que eres... una persona normal hubiera dicho un chicle o algo así pero tú no, tú un beso.
-Cada uno pide lo que realmente quiere.-fija su mirada en mis ojos.
-Vale, vale, está bien si pierdo yo te doy un beso, ¿y si pierdes tú?
-Te lo doy yo a ti.
-Vale.
-Ala, Simon como has cambiado. Hace unos días me hubieras dado un golpe en el brazo como mínimo.
-Cada uno pide lo que quiere...
-Annita...
-Pero en la mejilla ¿eh?
-A mí con eso me vale.
-Que tonto eres.-digo con la voz más dulce que me sale en ese momento.
Terminamos de desayunar, mientras le hago la cama él se ducha. Entra a la habitación con el pelo mojado, unos pantalones negros y una camisa de cuadros de esas tan típicas suyas. Me acerco a él.
-¿Así está bien?-se echa a reír.-¿Cómo puedes ser tan cruel?
-Es que, Anna, mírala. Mírate, 29 añazos y todavía no sabes hacer la cama...
-Es que yo en la cama hago otras cosas.
-Simon, se te va.-sigue riéndose.
-¡Pero deja de reirte!-le doy un pequeño golpe en el brazo.
-Vale, ahora te voy a enseñar a hacer una cama.
-Si es que yo sé, pero esta es muy graaande.
-Busca una excusa mejor.
-¡Es verdad!
La deshace totalmente. Yo cruzo los brazos y me coloco en una esquina de la habitación.
-Boba.-se acerca a mí y me da un beso en la frente.
-El beso era si ganabas la apuesta.
-Dijimos en la mejilla... Además te gusta que te den besos, que lo sé yo.
-No, no sabes nada de mí.
-Ya, ya...
Mira hacia otro lado y cuando yo estoy mirando al suelo me coge y me tira a la cama con él. Empieza a hacerme cosquillas, la verdad es que me conoce mejor que nadie.
-¡PARA!-digo sin parar de reír.
-No voy a parar, lo sabes. Te las mereces.
-¡DANIIIIIIIIIIII!
Para. Me tiro en la cama con mis coloretes y mis sudores puestos en mi cara. Él se está riendo de mí a mi lado. Le miro y me sonríe.
-¿Qué pasa? te veo algo roja.
-Es que eres tonto.
-Sí, lo soy.
Me abraza y se acomoda lo más cerca que puede a mí. Cierra los ojos. Cambio mi posición para poder verle la cara. Empiezo a hacerle pequeñas caricias con el dedo en su cara. Noto como sonríe. Pasado un rato pongo mi cara sobre la suya y le doy un beso en el cuello. Empieza a hablarme susurrando.
-Anna...
-Dime.
-Nada...
-¿Qué pasa?
-Gracias.
-¿Por?
-Hay veces en las que esto no se nota, en las que intento convencerme a mí mismo de que estoy bien pero necesitaba que una amiga hiciera esto por mí. Gracias.
-¿Por qué no me lo has dicho?-me acerco a él ya que había vuelto a la posición inicial.
-Porque era cuestión de tiempo que se me pasara.
-Pero hay que hablarlo, no puedes pasar todo tú solo. Por muy fuerte que seas. Hasta las personas más fuertes pueden caer.
-Pero sin embargo tú haces lo mismo.
-Sí... ¿Hacemos un trato?
-Dime.
-Cuando tú estés mal, sea la hora que sea tú me llamas y hablamos. Y cuando lo esté yo, pues lo mismo.
-Trato hecho.
Después de "firmar" el trato con un apretón de manos él se dirige al baño para peinarse. Mientras tanto yo vuelvo a rehacer la cama.
Después de unos cuatro minutos voy al baño. Le doy un abrazo por la espalda, está frente al espejo.
-A ver, a ver cómo sonríes.
-¿Qué?-gira la cabeza y pregunta extrañado.
-Que sonrías.-Vuelve a mirar al espejo y hace una sonrisa un poco tímida.-Así siempre, ¿vale?
-Vale.-se pone frente a mí, esta vez es él el que me rodea por la cadera.-¿Ya terminaste de hacer la cama?
-Está perfectísima.
-No lo creo.
-Eres una mala persona.
-Sabes que no.-me besa en la nariz y me coge de la mano para ir con él a la habitación.-PA.
-¿Qué dices?
-PA.
-¿ Pa qué?
-Que progresas adecuadamente. Un 5.
Es que no es más tonto porque no es más grande. Le doy un golpe en el brazo como ya es costumbre.
Dani sale a comprar unas cosas mientras yo, como dice él "voy haciendo la comida", o lo que es lo mismo, voy cogiendo el teléfono para llamar a Telepizza y pedir 1 familiar de queso.
Pasados 15 minutos Dani y el repartidor llegan juntos. Nos sentamos en la mesita del salón y comemos sin poner la tele ni nada, hay demasiado de lo que hablar. Demasiados meses que contar.
Y ahora siestecita y a las cinco en la estación. Si el fin de semana ha empezado bien, no quiero ni imaginarme lo que llega, los nervios continúan y van en aumento.

CONTINUARÁ...