martes, 1 de enero de 2013

Capítulo 11: Nervios, importancias, apuestas y tratos.

Estoy nerviosa. No sé por qué pero llevo despierta desde las 7 y media de la mañana. Siento mariposas en el estómago y mis piernas no pueden parar quietas. Mientras me arreglo el pelo pienso en esto. En los últimos meses. ¿Cómo hemos podido cambiar tanto? Ahora me voy a ir con él de fin de semana y no hay nada que me haga más ilusión, probablemente sea uno de los mejores de mi vida pero no entiendo el motivo de estar así. Es como un día cualquiera.
Termino de hacer las tareas de casa, ya lo tengo todo listo. He quedado con él a las dos y media pero no creo que le importe que vaya ahora a las doce.
Le llamo por teléfono antes de salir de casa, estaba durmiendo el pobre... pero me ha dicho que vaya para allí.
Cojo el coche, lo aparco una calle abajo de donde vive. Me abre la puerta con el pijama todavía puesto y con el pelo despeinado. Está precioso.
-Buenos días, dormilón.-nos damos dos besos.-¿hace cuanto que te has levantado?
-Lo que has tardado tú en venir, 15 minutos.
-O sea, que si no te llamo todavía estás ahí en la cama, ¿no?
-Probablemente.-se ríe.-Es que llevo unos días que no duermo nada.
-En quién estarías tú pensando para no dormir.-sonrío mientras niego levemente la cabeza como diciendo "si es que no se puede..."
-En ti.-contesta serio.
-Ya claro.-me río como si no le hubiera dado importancia, pero sí que la ha tenido.- Pues yo llevo despierta desde las 7 y media...
-En quién estarías tú pensando para no dormir...-repite él mis palabras con el mismo tono.
-En ti.
Después de un largo silencio un poco incómodo los dos no reímos, aunque creo que los dos nos lo hemos tomado bastante en serio.
-Bueno, ¿has desayunado?
-Zumo de naranja.
-¿Solo? Que luego no me rindes, Simon. Entre lo poco que has dormido pensando en mí, que por otra parte lo veo normal porque... a ver, soy yo ¿sabes?-hace el movimiento de pelo Pantene. Mientras tanto yo no puedo evitar reírme.-y que no desayunas...-retoma la frase.
-Tengo el estómago cerrado, Dani.
-Ni estómago cerrado ni nada, te vienes a la cocina y desayunamos juntos.
Dejo la maleta y el abrigo en el salón y voy con él a la cocina. Nos preparamos el desayuno, él saca de la despensa las galletas de chocolate. No me conoce bien ni nada.
-Anna, nos vamos de fin de semana.
-¿Y...?
-Que con tu maleta a mí me vale para 1 semana y media.
-Es que no sabía que meter.
-Y todavía te quedará algo en casa. Te apuesto lo que quieras.
-Vale, ¿si se me olvidas algo que te doy?
-Un beso.
-Mira que eres... una persona normal hubiera dicho un chicle o algo así pero tú no, tú un beso.
-Cada uno pide lo que realmente quiere.-fija su mirada en mis ojos.
-Vale, vale, está bien si pierdo yo te doy un beso, ¿y si pierdes tú?
-Te lo doy yo a ti.
-Vale.
-Ala, Simon como has cambiado. Hace unos días me hubieras dado un golpe en el brazo como mínimo.
-Cada uno pide lo que quiere...
-Annita...
-Pero en la mejilla ¿eh?
-A mí con eso me vale.
-Que tonto eres.-digo con la voz más dulce que me sale en ese momento.
Terminamos de desayunar, mientras le hago la cama él se ducha. Entra a la habitación con el pelo mojado, unos pantalones negros y una camisa de cuadros de esas tan típicas suyas. Me acerco a él.
-¿Así está bien?-se echa a reír.-¿Cómo puedes ser tan cruel?
-Es que, Anna, mírala. Mírate, 29 añazos y todavía no sabes hacer la cama...
-Es que yo en la cama hago otras cosas.
-Simon, se te va.-sigue riéndose.
-¡Pero deja de reirte!-le doy un pequeño golpe en el brazo.
-Vale, ahora te voy a enseñar a hacer una cama.
-Si es que yo sé, pero esta es muy graaande.
-Busca una excusa mejor.
-¡Es verdad!
La deshace totalmente. Yo cruzo los brazos y me coloco en una esquina de la habitación.
-Boba.-se acerca a mí y me da un beso en la frente.
-El beso era si ganabas la apuesta.
-Dijimos en la mejilla... Además te gusta que te den besos, que lo sé yo.
-No, no sabes nada de mí.
-Ya, ya...
Mira hacia otro lado y cuando yo estoy mirando al suelo me coge y me tira a la cama con él. Empieza a hacerme cosquillas, la verdad es que me conoce mejor que nadie.
-¡PARA!-digo sin parar de reír.
-No voy a parar, lo sabes. Te las mereces.
-¡DANIIIIIIIIIIII!
Para. Me tiro en la cama con mis coloretes y mis sudores puestos en mi cara. Él se está riendo de mí a mi lado. Le miro y me sonríe.
-¿Qué pasa? te veo algo roja.
-Es que eres tonto.
-Sí, lo soy.
Me abraza y se acomoda lo más cerca que puede a mí. Cierra los ojos. Cambio mi posición para poder verle la cara. Empiezo a hacerle pequeñas caricias con el dedo en su cara. Noto como sonríe. Pasado un rato pongo mi cara sobre la suya y le doy un beso en el cuello. Empieza a hablarme susurrando.
-Anna...
-Dime.
-Nada...
-¿Qué pasa?
-Gracias.
-¿Por?
-Hay veces en las que esto no se nota, en las que intento convencerme a mí mismo de que estoy bien pero necesitaba que una amiga hiciera esto por mí. Gracias.
-¿Por qué no me lo has dicho?-me acerco a él ya que había vuelto a la posición inicial.
-Porque era cuestión de tiempo que se me pasara.
-Pero hay que hablarlo, no puedes pasar todo tú solo. Por muy fuerte que seas. Hasta las personas más fuertes pueden caer.
-Pero sin embargo tú haces lo mismo.
-Sí... ¿Hacemos un trato?
-Dime.
-Cuando tú estés mal, sea la hora que sea tú me llamas y hablamos. Y cuando lo esté yo, pues lo mismo.
-Trato hecho.
Después de "firmar" el trato con un apretón de manos él se dirige al baño para peinarse. Mientras tanto yo vuelvo a rehacer la cama.
Después de unos cuatro minutos voy al baño. Le doy un abrazo por la espalda, está frente al espejo.
-A ver, a ver cómo sonríes.
-¿Qué?-gira la cabeza y pregunta extrañado.
-Que sonrías.-Vuelve a mirar al espejo y hace una sonrisa un poco tímida.-Así siempre, ¿vale?
-Vale.-se pone frente a mí, esta vez es él el que me rodea por la cadera.-¿Ya terminaste de hacer la cama?
-Está perfectísima.
-No lo creo.
-Eres una mala persona.
-Sabes que no.-me besa en la nariz y me coge de la mano para ir con él a la habitación.-PA.
-¿Qué dices?
-PA.
-¿ Pa qué?
-Que progresas adecuadamente. Un 5.
Es que no es más tonto porque no es más grande. Le doy un golpe en el brazo como ya es costumbre.
Dani sale a comprar unas cosas mientras yo, como dice él "voy haciendo la comida", o lo que es lo mismo, voy cogiendo el teléfono para llamar a Telepizza y pedir 1 familiar de queso.
Pasados 15 minutos Dani y el repartidor llegan juntos. Nos sentamos en la mesita del salón y comemos sin poner la tele ni nada, hay demasiado de lo que hablar. Demasiados meses que contar.
Y ahora siestecita y a las cinco en la estación. Si el fin de semana ha empezado bien, no quiero ni imaginarme lo que llega, los nervios continúan y van en aumento.

CONTINUARÁ...

4 comentarios:

  1. eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeemmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm esto............................................. Se supone que te tengo que comentar no? Pues me he quedado sin palabras, capitulo perfectisimo. QUIERO QUE SE VALLAN YA DE FINDE!!!!! Estoy super intrigada, porque si así empieza sin irse pues no me puedo imaginar como seria los dos en ese finde! *-* SIGUIENTE YA PORFAVOR!!!! :)

    ResponderEliminar
  2. Perfecto, perfecto y más perfecto. Es que no tiene mas palabras para describirlo. Que arte tienes Inés, QUE ARTE. Fan fan fan fan de póster de tu historia. Cada vez te superas más, cada vez me gusta mas, si es posible. QUIERO EL SIGUIENTE YA DE LOS YA'S. Dejarlo super intrigado no ayuda, a si que ¡SIGUIENTE! :)

    ResponderEliminar
  3. AH! SIGUIENTE YA POR DIOS, ESTE FINDE VA A DAR MUUUUUUUCHO DE SÍ JAJAJAJJA

    ResponderEliminar
  4. ¡Bravo por el capítulo, siguiente ya! Estoy intrigada, cada vez va siendo mas #Danna y eso me gusta ❤

    ResponderEliminar