jueves, 14 de febrero de 2013

Capítulo 19: Cosas.

Jueves, seis de la tarde, tras 4 días sin hablar prácticamente con él recibo su llamada. Miro la pantalla del móvil que estaba metido en el bolso pequeño de mi bolso negro. Cierro los ojos, pienso qué hacer. Estoy en la sala de espera del hospital y tendría que salir a la calle, aunque creo que eso es una simple excusa que me pongo a mí misma para no tener que hablar con él. Aunque por otra parte aunque esté enfadada, o celosa o ya no sé ni cómo estoy, necesito hablar con él, escuchar su voz y si se deja caer la oportunidad escuchar algo dulce salir de su boca.
Descuelgo el móvil mientras me pongo la chaqueta para salir a la cuesta de la entrada del hospital. Estará bien hablar en un sitio abierto.
-¿Sí?-contesto lo más rápido que puedo al darme cuenta de que lleva bastante tiempo sonando y que puede que cuelgue en breves momentos.
-Anna.
-Dime.-respondo seca, se da cuenta.
-¿Pasa algo?
-Dani, cuatro días, cuatro días hace que no hablo contigo ni siquiera por Whatsapp. Te veo en la tele día tras día y lo veo todo.
-¿Qué quieres decir?
-Nada. ¿Para qué llamabas?
-Pues para hablar contigo.
-Sí, vale... ¿Y qué quieres?
-Hablar contigo, pero ahora no puedo. ¿A qué ha venido eso?
-¿El qué?
-"Lo veo todo"
-Da igual.
-No, no da igual. ¿Qué es "todo"?
-Dani, déjalo, son gilipolleces.-abro la caja de tabaco y saco uno. Con las manos algo frías para el tiempo que hace, consigo encender el mechero y así también el cigarro.
-¿Ya estamos?
-¿De qué?-reconozco que le acabo de contestar con un tono demasiado borde, sé que no lo merece pero es que no puedo con esto.-Dani, lo siento, creo que es mejor que cuando crea conveniente te llame y arreglemos esto. No tengo ganas de nada.
Cuelgo el teléfono. Le pego la última calada al cigarro y entro al hospital. Mi cabeza en otra parte, ni siquiera yo sé dónde está. No sé qué hacer. ¿Por qué todo se junta? no es justo.
Llega la noche, once de la noche, para ser más exactos. Llevo todo el día dándole vueltas al tema de la llamada ¿a qué si no? Me estoy comportando como un cría o más bien como una adolescente que tiene las hormonas no se sabe donde pero es que cuando se tienen celos, cuando se sienten celos hacia algo así es inevitable no comportarse así. Me trago mi orgullo, cojo el teléfono, busco en la agenda su nombre. Tras unos segundos decido llamarle. Mis piernas inquietas que no dejan de dar pasos por todo el salón, mis labios temblando al igual que mi voz, a la que apenas de salen palabras.
-¿Sí?
-Dani, tengo que hablar contigo.
-¿Ya estás tranquilita?
-Lo siento. Es que no sabes lo difícil que resulta estar así y llegar, veros y pensar que me voy a olvidar un poco de todo y...
-Y...
-Y sin embargo todo se hace más difícil.
-¿Y todo esto es por lo que creo que es? ¡Increíble, vamos! Anna, tienes casi treinta años.
-Ya, y tú.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Pues que podrías pensar un poquito en todo.
-¿Y en qué se supone que tengo que pensar?
-En que las cosas han cambiado. En que,-un nudo en la garganta se apodera de mi voz.-en que yo lo estoy pasando mal y vas tú y parece que te olvidas de mí cuando yo lo único que necesito es estar contigo.-se lo suelto de golpe, sin pensarlo a la vez que es lo que más he pensado en la vida. Un silencio se abre paso en nuestra conversación, oigo un suspiro que hace que cierre los ojos y me ponga a pensar en lo que acabo de decir, aunque a decir verdad casi ni lo sé.
Traga saliva antes de hablar:-No lo sabía...
-¿Por qué no me has llamado?
-No lo sé, Anna, no lo sé. Han pasado muchas cosas en cuatro días que llevas fuera.
-¿Que cosas?
-Demasiadas para contarte por teléfono...
-Dímelo, joder.
-Anna, no es nada malo, en serio. Tranquila.
-Está bien.
-¿Qué tal tu madre?
-Todo bien, ya está en casa.
-¿Y qué día vuelves?
-Pensaba volver el domingo por la noche pero creo que cogeré el vuelo de mañana... Oye, te tengo que dejar que llegan los niños a casa. Si quieres mañana hablamos, si quieres...
-Te digo que no te he llamado por...-se echa atrás.-razones varias.
-Claro. Bueno, adiós.
-Adiós.
Y justo cuando despego el altavoz del teléfono de mi oído él susurra un "te quiero". Cuelga el teléfono, yo lo guardo y salgo a jugar con mis sobrinos. Estará bien que me olvide un poco de todo esto.

CONTINUARÁ...




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