Por lo que escucho en la radio tan solo han pasado dos semanas desde que Dani lo confesó. Semanas que se me han hecho meses, quizás porque... no, eso no.
Voy de camino a un bar nuevo que me han recomendado los chicos, he quedado con ellos. Seguramente me vendrá bien para olvidarme un poco del último mes, además tengo muchas ganas de verles, también se me han hecho meses por eso.
Llego allí. Le doy dos besos a cada uno. También han ido las chicas. Tere, Cris, Moni, Meri y seguro que falta alguna por llegar. Nos sentamos y hablamos un poco mientras pedimos nuestras bebidas.
-Annita, quiero hablar contigo.-tras media hora de estar sentados todos juntos hablando Cris me dice eso. Estoy nerviosa, creo de lo que va y no quiero hablar del tema pero supongo que será importante. Salimos a la calle y nos ponemos en la esquina de espaldas donde nadie nos puede ver.
-¿Qué pasa?-me cruzo de brazos.
-La semana pasada estuve hablando con él.-se refiere a Dani, fija su mirada en mis ojos y eso me incomoda un poco.-Me pidió que no te dijera nada pero es que creo que necesitas oírlo y él necesita que alguien te lo diga.
-Cris, si no quiere que me lo digas es por algo. Lo nuestro se terminó cunado él decidió irse a dormir con una cualquiera sin pensar en mí.-me doy la vuelta cuando me coge del brazo.
-¡Espera!-me doy la vuelta otra vez.- Anna, él no lo sabe pero en el fondo necesita comunicártelo y él no se atreve.
-Ya. Creo que después de decirme lo que me dijo se puede atrever a eso y a más, Cristina.
-¡Él te quiere!
Se me para el mundo antes sus palabras aunque no reacciono de ninguna forma. Lo único que me queda es mi orgullo y aunque yo no soy muy de hacerlo prefiero esta vez no dejarlo por los suelos.
-Ah, ¿sí? así lo demuestra.-me muestro ofendida a la vez que enfadada.
-Anna, deja de ser lo que no eres y llámale.
-¿Llamarle yo? Claro, sí, soy yo la culpable de todo esto.
-No joder, Anna. Pero él no va a dar el paso porque se siente una mierda.
-Yo también me sentiría así, si te digo la verdad.-vuelvo a darme la vuelta, aunque esta vez sin ningún gesto vuelvo a darme la vuelta.-¿Y qué me va a decir?
-Pues lo que siente. Sabes cómo es él como nadie, sabes que le cuesta dar el primer paso pero que cuando lo da se tira a la piscina.
-Está bien, le llamaré.
Esta vez sí que me doy la vuelta y no vuelvo.
-Le llamarás porque aún le quieres.
Hago oídos sordos aunque en realidad lo necesitaba escuchar porque es la pura realidad. Engañarse no sirve para nada así que lo admito. En el fondo necesitaba coger el teléfono y escuchar su voz. Lo intenté un par de veces cuando mi orgullo aún no se había puesto en pie y no tenía nada que perder pero en el momento de darle al botón verde de la llamada era incapaz de ello.
Discurre la tarde como todas aquellas tardes de trabajo. Cómo les echaba de menos. A ellos, a ellas, a sus gilipolleces y por supuesto a las mías y a mis ganas de reír.
Se me ha pasado muy rápido, ya son las 10 y media y cuando salí de casa eran las 6 y media. Miro el teléfono cuando llego a casa y veo el fondo. No lo he cambiado, no he sido capaz por mucho que me doliera cada vez que miraba la hora.
11 menos cuarto de la noche. Tras 15 minutos de pensamientos consigo teclear su móvil y darle al verde.
Comunica. ¿Por qué comunica? no quiero que comunique, no es el momento.
-¿Sí?-contesta.
-¿Dani?
-¿ANNA?-se corta en seco, al igual que yo no se lo esperaba.
-Parece que al menos no se te ha olvidado mi nombre.-respondo seca.
-Anna yo...
-¿Tú qué?
-¿Por qué me llamas?
-Si quieres te cuelgo y nos olvidamos para siempre. Tú eliges.
-Anna yo... no es el momento.
-¿Estás demasiado ocupado en buscarte otra morena con la que jugar a desnudaros?
-Anna, te pido que no me lo pongas más difícil.
-Qué ironía. Ahora la que pone las cosas difíciles para nosotros es Anna...
-No he dicho eso. He dicho que ya que lo estoy pasando mal y no consigo salir del bache, que por lo menos no me trates así.
-Te he llamado para intentar arreglar las cosas ¿Y sabes por qué?
-¿Por qué?
Me callo. No puedo decírselo, no puedo.-Pues... porque... has sido mi amigo muchos años y paso de quedar mal contigo.
-Ah. Claro.-no esperaba esa respuesta, esperaba lo que realmente es pero si él no habla yo tampoco.
-¿Te pasas por casa y hablamos o qué?-doy un par de vueltas por el salón, los nervios están empezando a apoderarse de mí.
-Estoy en León.
-Bueno pues cuando vuelvas si te da la gana me llamas y si no pues nada...
Cuelgo. Seguro que ha notado el nudo de mi garganta. Yo quería que viniera. Que viniera para hablar y seguramente arreglar las cosas. Olvidarnos de todo y volver a ser lo que éramos. Cuando Cris me dijo que le quería aún, se me calló el mundo encima por el simple hecho de que son las palabras que menos ansiaba recibir pero las que más necesitaba escuchar para darme cuenta de la verdadera realidad. Y ahora a él no le veo con la misma iniciativa que yo. Dudo que esté en León. Quizá es que se ha olvidado de mí pero no quiere hacerme más daño con sus palabras. Quizá lo único que quiere es protegerme.
Querer o no querer, esa es la cuestión.
CONTINUARÁ...
viernes, 29 de marzo de 2013
jueves, 21 de marzo de 2013
Capítulo 24. Mi verdad sobre el "tenemos que hablar".
La mayoría de la gente tacha los "tenemos que hablar" de finales, de malas vibraciones y hasta ahora yo también lo veía así. Pero cuando estas deseando saber la verdad sobre algo, cuando tu futuro pende de ese hilo os aseguro que los "tenemos que hablar" no dan miedo. Es una cosa que aunque tu cabeza no lo sepa llevas esperando demasiado tiempo como para que a la hora de la verdad seas capaz de echarte para atrás.
Pasamos la noche de ayer todo el equipo junto, como buena familia. Fue espectacular, lleno de emociones. La última cena todos juntos...
Al final de la noche no sé cómo lo conseguimos gracias al alcohol pero quedamos en que hoy por la noche hablaríamos.
Comienza mi día a las 12 de la mañana con ganas, nervios pero segura. Manzanilla tras mirarme las ojeras en el espejo. Un sol radiante entra por la ventana, como hacía días que no lo veía. Pongo música para ordenar la casa. Estoy bastante sorprendida conmigo misma. En otras ocasiones me tiraría en la cama a esperar que pasara el día, pero hoy no, hoy nada me puede parar. Desconecto el móvil, no quiero que nada ni nadie estropee el principio de este día. No quiero que nada ni nadie lo estropee porque principalmente solo puede acabar de dos formas y una puede ser la peor y la elegida.
Da igual, da igual, desconecta, Anna, desconecta.
Cojo el coche, hacía semanas que no lo cogía, supongo que no se me habrá olvidado como se conduce, supongo... Me río al pensar en esto. ¿Qué clase de gilipolleces está soltando mi mente hoy? Voy a un descampado sin arreglarme mucho, short y camiseta blanca. Gafas de sol y pelo al viento. Después de correr un rato-cosa extraña en mí, no me reconozco.-cojo la cámara y empiezo a sacarle fotos al cielo, al Sol, a todo lo que se me pone delante.
Es hora de volver a casa y preparar algo de comer. Vuelta a la música positiva de Pereza, vuelta a mi pantalón de chándal corto rosa y por desgracia vuelta a la cocina. Ensalada de pasta, cómo me gusta y cómo apetece.
Tras comer me tomo la libertad de echarme una siesta de una hora. No pensaba que se fuera a alargar tanto pero con el calor que hace y lo vaga que estoy últimamente no podía ser de otra forma. Son casi las 6 de la tarde y comienzo a preparar lo de esta noche. Cojo un vestido veraniego de flores, sé que a él le encanta. Además miro platos para la cena. También sé que a él lo que le gusta es lo normalito así que con una tortilla de patatas y una ensalada bastará. Cenaremos en la terraza, con vistas a la inmensidad de Madrid.
Dos horas y media han pasado ya. Vestido puesto y cena preparada, pelo peinado y ligero maquillaje puesto en la cara. ¡Timbre!
-Buenas.-lleva una camisa clarita de manga corta con una corbata de vestir y unos vaqueros. Está totalmente despeinado, como a mí me gusta. Sonrío.-Llevo llamándote todo el día, ¿dónde te has metido?
-Apague el teléfono por la mañana y se me ha olvidado encenderlo...-le hago pasar y cierro la puerta.
-¡Anda que si me llega a pasar algo!-bromea.
-No digas eso, tonto.
-¿Quién ha quemado su cocina preparando la cena de hoy...?
-¡Yo!-pego un salto, él se ríe.
Cenamos riendo aunque se notan los nervios de ambos. Es la hora de la verdad.
-Tú dirás.
-Prefiero que nos sentemos en el sofá, es más cercano.-tiene razón, así hacemos.-Anna, necesito que dejes que me explique.
-¿Acaso no lo estoy haciendo?-río con los ojos abiertos como nunca.
-Sí, pero a partir de ahora también, por favor.
-Está bien.-me entra miedo, primera sensación negativa. Supongo que los "tenemos que hablar" al fin siempre traen las mismas sensaciones.
-A ver...-se frota la cara.-Si decidí dejarte, Anna, es para que no lo pases mal. No mereces lo que te estoy haciendo, tú no.
-Pero eso ya me lo dijiste hace semanas.-más miedo, más.
-Ya...-se muerde el labio inferior.-Anna, te he engañado.
Suelto su mano de golpe. Pensamientos contrarios recorren mi mente, no me dejan reaccionar de otra forma. Intento dejar que se explique como él me ha pedido pero no era esa la imagen que tenía de él y me echo a llorar en cuanto pronuncia esas palabras.
-Dani...
-Anna, deja que me explique por favor.
-Yo... no quiero enfadarme contigo, no quiero acabar mal.-sollozo.-pero es que eso no me lo esperaba Daniel. ¿Con quién?
-No la conoces.
-¿Qué tiene ella que no tenga yo? ¿qué he hecho mal?-me seco las lágrimas.
-No tiene absolutamente nada. Y tú... no has hecho nada mal. He sido un idiota.
-Está bien, Dani. He cocinado y me he puesto guapa por ti. Llevo todo el día pensando en los "tenemos que hablar", convenciéndome a mí misma de que no tienen por qué ser malos, pero lo son, vaya que si lo son. No tengo ganas de seguir hoy. No tengo fuerzas. Necesito que te vayas.
-Me has dicho que ibas a dejar que me explicara.-se pone de pie, a mi altura.
-¿Tú cómo reaccionarías si yo te dijera que me he ido por ahí con un chico a pasar la noche a su casa? ¿te quedarías tan ancho? Pues yo no puedo hacer eso porque puede que yo no te importe pero tu me importas mucho. No tienes ni idea de la de noches que me he pasado sin dormir por pensar en cómo sería hacerlo abrazada a ti, en cómo sería notar terremotos por el cuerpo cada segundo a la que me rozara tu respiración. Comportándome como una cría, dicen que cuando se está enamorado se hacen gilipolleces y no sabes la de ella que he hecho.
-Anna, yo...-mantiene los ojos vidriosos.
Me mira y lo comprende. Coge la chaqueta y tras mirarme de arriba a abajo con cara de derrotado sale por la puerta.
No tengo ganas de pensar, ni de llorar, no tengo ganas de nada así que me pongo el pijama, me desmaquillo y me tiro en la cama. Mañana será otro día. Quién sabe si recibiré su llamada o si él recibirá la mía y dejaré que se explique. Eso nadie lo sabe. Lo que tengo claro es que le conozco y que por lo menos le agradezco que me haya dejado libre. Ahora lo único que tengo claro es que lo que la gente dice, lo que los guionistas escriben sobre los folios de los guiones de las series americanas etcétera, es verdad. La verdad sobre el "tenemos que hablar" es esa, no trae nada bueno nunca.
CONTINUARÁ...
Pasamos la noche de ayer todo el equipo junto, como buena familia. Fue espectacular, lleno de emociones. La última cena todos juntos...
Al final de la noche no sé cómo lo conseguimos gracias al alcohol pero quedamos en que hoy por la noche hablaríamos.
Comienza mi día a las 12 de la mañana con ganas, nervios pero segura. Manzanilla tras mirarme las ojeras en el espejo. Un sol radiante entra por la ventana, como hacía días que no lo veía. Pongo música para ordenar la casa. Estoy bastante sorprendida conmigo misma. En otras ocasiones me tiraría en la cama a esperar que pasara el día, pero hoy no, hoy nada me puede parar. Desconecto el móvil, no quiero que nada ni nadie estropee el principio de este día. No quiero que nada ni nadie lo estropee porque principalmente solo puede acabar de dos formas y una puede ser la peor y la elegida.
Da igual, da igual, desconecta, Anna, desconecta.
Cojo el coche, hacía semanas que no lo cogía, supongo que no se me habrá olvidado como se conduce, supongo... Me río al pensar en esto. ¿Qué clase de gilipolleces está soltando mi mente hoy? Voy a un descampado sin arreglarme mucho, short y camiseta blanca. Gafas de sol y pelo al viento. Después de correr un rato-cosa extraña en mí, no me reconozco.-cojo la cámara y empiezo a sacarle fotos al cielo, al Sol, a todo lo que se me pone delante.
Es hora de volver a casa y preparar algo de comer. Vuelta a la música positiva de Pereza, vuelta a mi pantalón de chándal corto rosa y por desgracia vuelta a la cocina. Ensalada de pasta, cómo me gusta y cómo apetece.
Tras comer me tomo la libertad de echarme una siesta de una hora. No pensaba que se fuera a alargar tanto pero con el calor que hace y lo vaga que estoy últimamente no podía ser de otra forma. Son casi las 6 de la tarde y comienzo a preparar lo de esta noche. Cojo un vestido veraniego de flores, sé que a él le encanta. Además miro platos para la cena. También sé que a él lo que le gusta es lo normalito así que con una tortilla de patatas y una ensalada bastará. Cenaremos en la terraza, con vistas a la inmensidad de Madrid.
Dos horas y media han pasado ya. Vestido puesto y cena preparada, pelo peinado y ligero maquillaje puesto en la cara. ¡Timbre!
-Buenas.-lleva una camisa clarita de manga corta con una corbata de vestir y unos vaqueros. Está totalmente despeinado, como a mí me gusta. Sonrío.-Llevo llamándote todo el día, ¿dónde te has metido?
-Apague el teléfono por la mañana y se me ha olvidado encenderlo...-le hago pasar y cierro la puerta.
-¡Anda que si me llega a pasar algo!-bromea.
-No digas eso, tonto.
-¿Quién ha quemado su cocina preparando la cena de hoy...?
-¡Yo!-pego un salto, él se ríe.
Cenamos riendo aunque se notan los nervios de ambos. Es la hora de la verdad.
-Tú dirás.
-Prefiero que nos sentemos en el sofá, es más cercano.-tiene razón, así hacemos.-Anna, necesito que dejes que me explique.
-¿Acaso no lo estoy haciendo?-río con los ojos abiertos como nunca.
-Sí, pero a partir de ahora también, por favor.
-Está bien.-me entra miedo, primera sensación negativa. Supongo que los "tenemos que hablar" al fin siempre traen las mismas sensaciones.
-A ver...-se frota la cara.-Si decidí dejarte, Anna, es para que no lo pases mal. No mereces lo que te estoy haciendo, tú no.
-Pero eso ya me lo dijiste hace semanas.-más miedo, más.
-Ya...-se muerde el labio inferior.-Anna, te he engañado.
Suelto su mano de golpe. Pensamientos contrarios recorren mi mente, no me dejan reaccionar de otra forma. Intento dejar que se explique como él me ha pedido pero no era esa la imagen que tenía de él y me echo a llorar en cuanto pronuncia esas palabras.
-Dani...
-Anna, deja que me explique por favor.
-Yo... no quiero enfadarme contigo, no quiero acabar mal.-sollozo.-pero es que eso no me lo esperaba Daniel. ¿Con quién?
-No la conoces.
-¿Qué tiene ella que no tenga yo? ¿qué he hecho mal?-me seco las lágrimas.
-No tiene absolutamente nada. Y tú... no has hecho nada mal. He sido un idiota.
-Está bien, Dani. He cocinado y me he puesto guapa por ti. Llevo todo el día pensando en los "tenemos que hablar", convenciéndome a mí misma de que no tienen por qué ser malos, pero lo son, vaya que si lo son. No tengo ganas de seguir hoy. No tengo fuerzas. Necesito que te vayas.
-Me has dicho que ibas a dejar que me explicara.-se pone de pie, a mi altura.
-¿Tú cómo reaccionarías si yo te dijera que me he ido por ahí con un chico a pasar la noche a su casa? ¿te quedarías tan ancho? Pues yo no puedo hacer eso porque puede que yo no te importe pero tu me importas mucho. No tienes ni idea de la de noches que me he pasado sin dormir por pensar en cómo sería hacerlo abrazada a ti, en cómo sería notar terremotos por el cuerpo cada segundo a la que me rozara tu respiración. Comportándome como una cría, dicen que cuando se está enamorado se hacen gilipolleces y no sabes la de ella que he hecho.
-Anna, yo...-mantiene los ojos vidriosos.
Me mira y lo comprende. Coge la chaqueta y tras mirarme de arriba a abajo con cara de derrotado sale por la puerta.
No tengo ganas de pensar, ni de llorar, no tengo ganas de nada así que me pongo el pijama, me desmaquillo y me tiro en la cama. Mañana será otro día. Quién sabe si recibiré su llamada o si él recibirá la mía y dejaré que se explique. Eso nadie lo sabe. Lo que tengo claro es que le conozco y que por lo menos le agradezco que me haya dejado libre. Ahora lo único que tengo claro es que lo que la gente dice, lo que los guionistas escriben sobre los folios de los guiones de las series americanas etcétera, es verdad. La verdad sobre el "tenemos que hablar" es esa, no trae nada bueno nunca.
CONTINUARÁ...
miércoles, 13 de marzo de 2013
Capítulo 23. El final.
Último día de Otra Movida. Paseo por los pasillos de la que ha sido mi casa durante meses, meses y meses... Recuerdos se pasan por mi cabeza, millones. Desde la primera vez que pisé por aquí, cuando estaba totalmente perdida y ahora es mi casa, y ellos son mi familia. Cómo ha cambiado todo, y cuando digo todo es todo, porque no hay absolutamente nada que sigue tal cual.
-Duro, ¿eh?-esa voz me saca de mis pensamientos. Me despego del marco de mi camerino.
-Bastante.-me aparto el pelo de la espalda y le miro con los ojos vidriosos.
-¿En qué pensabas?
-En que todo ha cambiado en muy poco tiempo, y que antes esos cambios los odiaba pero ahora sé que los echaré de menos. Como a esto y a vosotros...-digo vosotros y en verdad es vosotros, pero se me acentúan los pensamientos en alguien, en la persona con la que estoy hablado. Prefiero no soltar un "y a ti" ya que no quiero poner las cosas más difíciles de lo que ya lo son. Aún no me ha contado los motivos de su ruptura, pero la verdad es que no los quiero conocer.
-Siempre nos quedarán los móviles...-saca el suyo y se acerca a mí.-¿Foto?
Nos hacemos una foto, como las que nos hacíamos antes. Es perfecta. Me la pasa por WA y sin pensármelo dos veces la uso como fondo de pantalla, queda muy bonita.
-Luego hablamos, ¿va?
-¡Claro!-volvió a sacarme de mis pensamientos.-Dani, espera.
-Dime.
-Nada, que... que esta noche te vendrás con nosotros, ¿no?-mienten mis palabras, no puedo decir lo que quiero. Sé que vendrá ¿cómo no va a venir? pero es lo primero que se me ha pasado por la cabeza.
-Pues claro que voy a ir, cómo no ir.
Sonreímos unos segundos con las miradas fijadas una en la del otro, instantes intensos, extraños que se rompen con un simple:
-Me tengo que ir, creo que me buscaba Flo.
-Nos vemos en la comida.
Y así llevamos más de dos semanas. Queremos hablar pero no podemos, porque ninguno de los dos quiere saber la verdad. Eso no quiere decir que no lo necesitemos y sobre todo yo que me estoy comiendo la cabeza a base de "¿qué he hecho mal?" pero eso eso, ninguno quiere saberlo. Aunque creo que si Dani me dejó fue por algo importante, cuando se despidió de mí en mi casa tenía los ojos vidriosos y cada vez que voy a arrancar con el tema se inventa una excusa para salir corriendo, pero bueno, es el último día de Otra Movida y lo que menos me importa ahora es eso. Es hora de ponerse a trabajar, último día.
-Aquí tienes el guión, Annita.-Me lo da Flo, hacía tiempo que no me lo daba él y me ha hecho mucha ilusión.
-Flo, te voy a echar de menos.
-Ay, mi niña.-me sonríe y me mete un abrazo de esos que consiguen hacerte llorar, reír o lo que sientas en ese momento. Que consiguen que saques lo que realmente sientes, y yo estoy a punto de llorar, pero no lo hago porque él está con su sonrisa.
-Me tengo que ir, Annita. Luego hablamos.
Y todos lo mismo, ¿no hay nadie con el que pueda desahogarme un poco?
-Amiga de...-es Raúl, cómo no. ¡Ay!
-Raúl.-me abalanzo sobre él. Está con David y Juanger y también les abrazo.-¿Queréis acompañarme mientras leo el guión?
Aceptan. Nos metemos en mi camerino y entre risas y a veces alguna que otra lagrimilla terminamos de leerlo. Raúl no cesa en sus locuras y David y Juanger no paran de recordar todos los momentos que hemos vivido todos juntos. Ay, es imposible no reírse. Pasa media hora, y se une a nosotros Dani. Comienza a recordar momentos en Astorga y Castellón. Le encuentro extraño, como queriendo evitar que se le note que está mal como todos. Nos dejan solos.
-¿Ya tienes un poquito de tiempo para la rubia que vive al lado de Marte?
-Siempre hay tiempo cuando se quiere.-sonríe y se sienta en el suelo. Se hace el silencio.-Sé que quieres que hablemos, pero no es el momento, hoy no.
-Lo sé, no pretendía. Solo quiero que estés hoy conmigo. Sabes que este verano no nos vamos a ver y sé que te voy a echar de menos.
-Bueno, eso nunca se sabe. Yo también te echaré de menos si decidimos dejar de hablar, pero eso no va a pasar.-me coge de la mano con su sonrisa torcida.
-¿Qué opinas del guión de hoy?
Sé que es una gran gilipollez de pregunta pero tengo que hablar con él, tengo que escuchar su voz y no sé cómo.
-Es triste. ¿Has visto el final?
-No... ¿tú sí?
-Claro, ven.
Me coge de la mano y me lleva corriendo hasta donde están Juanger.
-Hombre, la parejita... ¿Qué queréis?
-¿Se puede ver el vídeo?
Veo el vídeo con él cogido de la mano. Inconscientemente me apoyo en su hombro, me deja un beso en la frente.
-Quiero hablar contigo. Si tiene que ser el final, que sea el final de todo.
CONTINUARÁ...
P.D: Siento lo que pasa en los últimos capítulos, es decir, no sé por qué pero no me gusta como los escribo y supongo que no os está gustando cómo está redactado a vosotros pero no puedo hacer más. Estoy agobiada, en unos días los capítulos serán mejores, quizás más largos y gustarán más, aunque ya os digo que el ritmo de la historia no lo puedo cambiar. ¡Gracias y comentad que sois de gran ayuda!
-Duro, ¿eh?-esa voz me saca de mis pensamientos. Me despego del marco de mi camerino.
-Bastante.-me aparto el pelo de la espalda y le miro con los ojos vidriosos.
-¿En qué pensabas?
-En que todo ha cambiado en muy poco tiempo, y que antes esos cambios los odiaba pero ahora sé que los echaré de menos. Como a esto y a vosotros...-digo vosotros y en verdad es vosotros, pero se me acentúan los pensamientos en alguien, en la persona con la que estoy hablado. Prefiero no soltar un "y a ti" ya que no quiero poner las cosas más difíciles de lo que ya lo son. Aún no me ha contado los motivos de su ruptura, pero la verdad es que no los quiero conocer.
-Siempre nos quedarán los móviles...-saca el suyo y se acerca a mí.-¿Foto?
Nos hacemos una foto, como las que nos hacíamos antes. Es perfecta. Me la pasa por WA y sin pensármelo dos veces la uso como fondo de pantalla, queda muy bonita.
-Luego hablamos, ¿va?
-¡Claro!-volvió a sacarme de mis pensamientos.-Dani, espera.
-Dime.
-Nada, que... que esta noche te vendrás con nosotros, ¿no?-mienten mis palabras, no puedo decir lo que quiero. Sé que vendrá ¿cómo no va a venir? pero es lo primero que se me ha pasado por la cabeza.
-Pues claro que voy a ir, cómo no ir.
Sonreímos unos segundos con las miradas fijadas una en la del otro, instantes intensos, extraños que se rompen con un simple:
-Me tengo que ir, creo que me buscaba Flo.
-Nos vemos en la comida.
Y así llevamos más de dos semanas. Queremos hablar pero no podemos, porque ninguno de los dos quiere saber la verdad. Eso no quiere decir que no lo necesitemos y sobre todo yo que me estoy comiendo la cabeza a base de "¿qué he hecho mal?" pero eso eso, ninguno quiere saberlo. Aunque creo que si Dani me dejó fue por algo importante, cuando se despidió de mí en mi casa tenía los ojos vidriosos y cada vez que voy a arrancar con el tema se inventa una excusa para salir corriendo, pero bueno, es el último día de Otra Movida y lo que menos me importa ahora es eso. Es hora de ponerse a trabajar, último día.
-Aquí tienes el guión, Annita.-Me lo da Flo, hacía tiempo que no me lo daba él y me ha hecho mucha ilusión.
-Flo, te voy a echar de menos.
-Ay, mi niña.-me sonríe y me mete un abrazo de esos que consiguen hacerte llorar, reír o lo que sientas en ese momento. Que consiguen que saques lo que realmente sientes, y yo estoy a punto de llorar, pero no lo hago porque él está con su sonrisa.
-Me tengo que ir, Annita. Luego hablamos.
Y todos lo mismo, ¿no hay nadie con el que pueda desahogarme un poco?
-Amiga de...-es Raúl, cómo no. ¡Ay!
-Raúl.-me abalanzo sobre él. Está con David y Juanger y también les abrazo.-¿Queréis acompañarme mientras leo el guión?
Aceptan. Nos metemos en mi camerino y entre risas y a veces alguna que otra lagrimilla terminamos de leerlo. Raúl no cesa en sus locuras y David y Juanger no paran de recordar todos los momentos que hemos vivido todos juntos. Ay, es imposible no reírse. Pasa media hora, y se une a nosotros Dani. Comienza a recordar momentos en Astorga y Castellón. Le encuentro extraño, como queriendo evitar que se le note que está mal como todos. Nos dejan solos.
-¿Ya tienes un poquito de tiempo para la rubia que vive al lado de Marte?
-Siempre hay tiempo cuando se quiere.-sonríe y se sienta en el suelo. Se hace el silencio.-Sé que quieres que hablemos, pero no es el momento, hoy no.
-Lo sé, no pretendía. Solo quiero que estés hoy conmigo. Sabes que este verano no nos vamos a ver y sé que te voy a echar de menos.
-Bueno, eso nunca se sabe. Yo también te echaré de menos si decidimos dejar de hablar, pero eso no va a pasar.-me coge de la mano con su sonrisa torcida.
-¿Qué opinas del guión de hoy?
Sé que es una gran gilipollez de pregunta pero tengo que hablar con él, tengo que escuchar su voz y no sé cómo.
-Es triste. ¿Has visto el final?
-No... ¿tú sí?
-Claro, ven.
Me coge de la mano y me lleva corriendo hasta donde están Juanger.
-Hombre, la parejita... ¿Qué queréis?
-¿Se puede ver el vídeo?
Veo el vídeo con él cogido de la mano. Inconscientemente me apoyo en su hombro, me deja un beso en la frente.
-Quiero hablar contigo. Si tiene que ser el final, que sea el final de todo.
CONTINUARÁ...
P.D: Siento lo que pasa en los últimos capítulos, es decir, no sé por qué pero no me gusta como los escribo y supongo que no os está gustando cómo está redactado a vosotros pero no puedo hacer más. Estoy agobiada, en unos días los capítulos serán mejores, quizás más largos y gustarán más, aunque ya os digo que el ritmo de la historia no lo puedo cambiar. ¡Gracias y comentad que sois de gran ayuda!
miércoles, 6 de marzo de 2013
Capítulo 22.
Ha pasado una semana. Una semana de pensar, de inseguridades, de incomodidades pero al fin y al cabo ya está pasada. Un último empujoncito, solo uno más para volver totalmente a la normalidad. Espero dando vueltas en mi camerino. diez minutos, cinco minutos... Necesito que llegue ya, necesito escuchar una respuesta de su boca y que esa respuesta sea un sí. Me siento en el sofá con los codos apoyados en mis rodillas, mi cabeza apoyada en mis manos algo temblorosas.
-Hola.-abre la puerta serio con la mirada en el suelo.
-Nos sentamos, ¿no?
-Sí.
Se sienta a mi lado, tras unos segundos fija la mirada en mis ojos.
-Dani, yo...-no continúo, se ha adelantado.
-Anna.-me pone el dedo índice en la boca indicando que me calle y que le escuche.-No quiero hacerte más daño del que te he hecho. Te veo sonriente y te pasas así meses y cuando todo va bien voy yo, llego y lo jodo todo. Yo mis dudas...
-Todo el mundo puede tener dudas, Dani.-esta vez le corto yo.
-No, Anna. Es lo mejor para ti. Dicen que si quieres a alguien tienes que dejarlo libre.
Me busca la mano con la mirada en lágrimas. Entrelaza sus dedos con los míos haciendo que mis ojos imiten a los suyos. Sollozo tras sollozo consiguen que me echa a llorar a su hombro, como siempre lo hago. ¿Por qué me ha dicho esto? Precisamente él es el hombro al que busco cuando estoy mal, la sonrisa a la que acudo para hacerme sonreír, los brazos que me sujetan cuando estoy a punto de caer y él es la persona que hace que saque a relucir mi cara de tonta. Aunque si él lo ha dicho, quizás es que es verdad. Quizás es que necesitamos más de una semana de tiempo para saber realmente lo que queremos.
-Pero necesito que me digas una cosa.
-Sí.
-¿Tú dices que no porque no me quieres o porque ya no te gusto?
Guarda silencio unos segundos hasta que me mira a los ojos y contesta:-Cómo no me vas a gustar. Y la verdad es que esta semana cuando pensaba en lo que haría en este momento y pensaba en esta opción me sentía gilipollas, es decir ¿me he pasado todos estos años soñando en tenerte en mi brazos y ahora que puedo soy yo mismo el que lo echa todo a perder? ¡soy imbécil! pero luego pienso en ti y en que no te mereces todo esto. Mereces a un chico sin dudas, que no cometa errores, que sea realmente serio.
-Pero yo no quiero un chico así de... perfecto. Cometer errores está bien, y más cuando los cometes con alguien como yo que siempre cometeré el doble.-sonríe.-Y ¿un chico serio? un chico serio querrá a su respectiva chica seria, no puede juntarse conmigo.
-Tienes razón pero no intentes convencerme. Es que si hace falta...
-¿Si hace falta qué?-vuelvo a cortarle.
-Que si hace falta te digo que no te quiero, que no queda nada, pero tú no puedes seguir conmigo al menos ahora.
Me guarda en sus brazos, yo me apoyo en su pecho dejando caer de mis ojos las primeras lágrimas de lo que durante mucho tiempo será un diluvio infernal.
-¿Quieres que te lleve a casa?-cuando levanto la cabeza me aparta el flequillo de la cara con una sonrisa en la cara. Eso a él nunca le falta...
-Me harías un favor.
-Vamos.
Estamos en el coche sin cruzar palabras, tan solo alguna que otra mirada con más de un significado del que intentamos huir.
-Eh.-pone su mano sobre la mía y por última vez comienza a hacerme pequeñas caricias que a mí me producen un gran nudo en la garganta.-Y ahora no quiero que llores más.
Me sonríe una vez más y me deja un beso en la mejilla. Yo le acaricio la zona de su nuca, provocando así la despedida. Despedida que hace que desobedezca a Dani y me ponga a llorar aunque esto ya es cuando me he dado la vuelta para abrir la puerta del portal. Cuando llego a mi habitación me asomo a la ventana y veo como él con sus mejillas rojas y sus ojos vidriosos se van sin que pase nada más. Seguramente mañana todo esto lo veré de otra manera pero en este momento solo puedo comportarme como una cría encerrándome en la habitación sin hacer otra cosa que pensar.
'A veces te mataría, otras en cambio te quiero comer'
CONTINUARÁ...
-Hola.-abre la puerta serio con la mirada en el suelo.
-Nos sentamos, ¿no?
-Sí.
Se sienta a mi lado, tras unos segundos fija la mirada en mis ojos.
-Dani, yo...-no continúo, se ha adelantado.
-Anna.-me pone el dedo índice en la boca indicando que me calle y que le escuche.-No quiero hacerte más daño del que te he hecho. Te veo sonriente y te pasas así meses y cuando todo va bien voy yo, llego y lo jodo todo. Yo mis dudas...
-Todo el mundo puede tener dudas, Dani.-esta vez le corto yo.
-No, Anna. Es lo mejor para ti. Dicen que si quieres a alguien tienes que dejarlo libre.
Me busca la mano con la mirada en lágrimas. Entrelaza sus dedos con los míos haciendo que mis ojos imiten a los suyos. Sollozo tras sollozo consiguen que me echa a llorar a su hombro, como siempre lo hago. ¿Por qué me ha dicho esto? Precisamente él es el hombro al que busco cuando estoy mal, la sonrisa a la que acudo para hacerme sonreír, los brazos que me sujetan cuando estoy a punto de caer y él es la persona que hace que saque a relucir mi cara de tonta. Aunque si él lo ha dicho, quizás es que es verdad. Quizás es que necesitamos más de una semana de tiempo para saber realmente lo que queremos.
-Pero necesito que me digas una cosa.
-Sí.
-¿Tú dices que no porque no me quieres o porque ya no te gusto?
Guarda silencio unos segundos hasta que me mira a los ojos y contesta:-Cómo no me vas a gustar. Y la verdad es que esta semana cuando pensaba en lo que haría en este momento y pensaba en esta opción me sentía gilipollas, es decir ¿me he pasado todos estos años soñando en tenerte en mi brazos y ahora que puedo soy yo mismo el que lo echa todo a perder? ¡soy imbécil! pero luego pienso en ti y en que no te mereces todo esto. Mereces a un chico sin dudas, que no cometa errores, que sea realmente serio.
-Pero yo no quiero un chico así de... perfecto. Cometer errores está bien, y más cuando los cometes con alguien como yo que siempre cometeré el doble.-sonríe.-Y ¿un chico serio? un chico serio querrá a su respectiva chica seria, no puede juntarse conmigo.
-Tienes razón pero no intentes convencerme. Es que si hace falta...
-¿Si hace falta qué?-vuelvo a cortarle.
-Que si hace falta te digo que no te quiero, que no queda nada, pero tú no puedes seguir conmigo al menos ahora.
Me guarda en sus brazos, yo me apoyo en su pecho dejando caer de mis ojos las primeras lágrimas de lo que durante mucho tiempo será un diluvio infernal.
-¿Quieres que te lleve a casa?-cuando levanto la cabeza me aparta el flequillo de la cara con una sonrisa en la cara. Eso a él nunca le falta...
-Me harías un favor.
-Vamos.
Estamos en el coche sin cruzar palabras, tan solo alguna que otra mirada con más de un significado del que intentamos huir.
-Eh.-pone su mano sobre la mía y por última vez comienza a hacerme pequeñas caricias que a mí me producen un gran nudo en la garganta.-Y ahora no quiero que llores más.
Me sonríe una vez más y me deja un beso en la mejilla. Yo le acaricio la zona de su nuca, provocando así la despedida. Despedida que hace que desobedezca a Dani y me ponga a llorar aunque esto ya es cuando me he dado la vuelta para abrir la puerta del portal. Cuando llego a mi habitación me asomo a la ventana y veo como él con sus mejillas rojas y sus ojos vidriosos se van sin que pase nada más. Seguramente mañana todo esto lo veré de otra manera pero en este momento solo puedo comportarme como una cría encerrándome en la habitación sin hacer otra cosa que pensar.
'A veces te mataría, otras en cambio te quiero comer'
CONTINUARÁ...
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