viernes, 6 de septiembre de 2013

Capítulo 30: Sí.

"¿Confías en mí?"
Dicen que a lo largo de nuestras vidas todos vivimos al menos un segundo interminable. Para mí ese fue uno de los míos. ¿Podía confiar en él? Se había hecho horas y horas de viaje para llegar hasta mi casa, pero había habido tantos errores a lo largo de nuestra relación... Sentía que podía confiar en él, que todo esto podía salir para adelante, pero mi cabeza me gritaba que no, que quizás si se había producido todos estos errores era porque una parte de nosotros o quién sabe, del universo, quería que nuestra historia no acabara bien. 
Suspiré, mis ojos se secaron y pestañeé, en ese mismo instante, mis ojos se llenaros de lágrimas, lágrimas que no podía dejar caer. Tenía que ser fuerte, reponerme y darle una contestación. Pero ese no era el momento.
-Dani,-le cogí de las manos.-tenemos que hablar.
-¿Eso es un no?
-Eso es un tenemos que hablar.
Al remarcar mis palabras me dí cuenta de la última vez que alguien dijo esas palabras, fui yo y tan solo sirvió para destrozarme durante días y días.
Caminamos en silencio hasta una ladera alejada del pueblo, se dejaban ver las estrellas, y la Luna tenía una especial luz blanca, que dejaba iluminados nuestros rostros.
-¿Y tú confías en mí?
-Claro que confío en ti, Anna.
-No lo haces, Dani.
-¿Qué te hace pensar eso?
-Que sé por qué no quisiste venir. Porque te daba miedo conocer a mi familia, porque sabes que ellos lo saben todo.-agachó la cabeza.-
-Pero...-le corté.-
-Eso no es confianza, Dani. Si confiaras en mí de verdad te hubieras venido conmigo a conocer a mi familia porque miles de veces te he dejado claro que el pasado para mí es tan solo eso, pasado.-se hizo el silencio, el silencio más sepulcral que he escuchado nunca.-Daniel, siento que utilizas eso de excusa, que no lo sientes de verdad. Que no te importo.
-Anna yo...-mis ojos se llenaron de lágrimas, esta vez sí.-Yo confío en ti, y lo sabes. No estoy seguro, pero no de si seguir con todo esto o no... Anna, no estoy seguro de estar a tu altura. Yo te quiero, te quiero e intento esforzarme, sé que la he cagado un millón de veces pero no he dejado de intentarlo. Desde lo más pequeño hasta lo que tú y yo sabemos. No lo utilizo como excusa, es solo que es lo que pienso de verdad. Intento dejarlo de lado, no lo hago no porque para mí significara algo, sino porque creo que fue importante para nosotros. Sé que tú me has perdonado, pero a mí me cuesta perdonarme a mí mismo. Ha sido de las peores cosas que he hecho en mi vida, por eso te perdí. No fue fácil pensar que quizás la persona que más había querido en el mundo no volvería hablarme. Puedo ser miles de cosas y hacer mal otras tantas pero ten por seguro, que confío en ti más que en nadie en el mundo.
-¿Entonces qué es lo que falla en todo esto?
-Los dos somos un desastre.-sonreí aún con lágrimas en mis ojos. Me senté a su lado y apoyé la cabeza sobre su pecho. Él me rodeó con su brazo por la cintura.-¿Qué significa esto?
-Que hay muchos chicos en el mundo pero hay muy pocos que un día decidan ponerse en pie y recorrer kilómetros y kilómetros solo para conseguir el perdón de su chica y hay bastantes menos que sean tan desastre como soy yo...
Él sonrió y me apretó más fuerte, besó mi frente y yo le hice unas cosquillas por las costillas.
-Eh, y me he puesto guapo y todo... Que me he comprado una camisa nueva y me he cortado el pelo.-rió.-
-Ya he visto ya...-sonreí.-
La noche no había hecho más que empezar y por el momento todo era perfecto. Aún no soy capaz de explicarme por qué siempre ocurría lo mismo. Nos enfadábamos, y nos enfadábamos tan fuerte que cualquier otra pareja en cualquiera de estas discusiones había terminado, pero nosotros éramos diferentes.
Confiábamos el uno en el otro y eso lo podía todo.




martes, 30 de julio de 2013

Capítulo 29: Conversaciones.

Sonó mi teléfono. Estábamos a punto de cenar, los niños estaban poniendo la mesa, mi hermana y mi cuñado estaban duchándose juntos y mis padres preparaban juntos la comida. Corrí hasta la calle cuando escuché mi teléfono y vi la persona que llamaba: Dani. Dani, después de cuatro días sin hablar con él.
Llegué de Mollet. Había ido a pasar el fin de semana y él como siempre que podía me esperaba a la salida del aeropuerto. Me hizo más ilusión de lo normal, no sabía exactamente porqué. Quizás era la ilusión y la emoción de que él fuera a conocer a mis padres o tal vez tan solo le echaba de menos. 
Corrí hacia él, me besó, con su forma especial de dar besos. Me rodeó por la cintura con su brazo izquierdo y arrastró la maleta hasta el coche a la vez. Como siempre.
Todo iba genial. Seguía y sigo sin saber porqué, pero era un día del todo especial. Decidimos ir a cenar al restaurante que hay debajo de la casa de Dani. Allí decidí decirle que mis padres nos habían invitado el fin de semana a casa, con ellos. Al fin les iba a conocer. Sería un día importante para mí, para él, para ellos, para todos. 
Tenía miedo, de decirlo él podría contestar cualquier cosa. Me esperaba su sonrisa de lado acompañada de un "sí", pero al contrario...
-¿Este fin de semana? ¿los dos?
-Claro, tonto.

-Me encantaría...
-¿Sí?-sonreí ampliamente.
-Sí... pero tengo que ir a León a arreglar unos asuntillos del nuevo espectáculo.
Solté su mano de golpe, respiré hondo y bajé la mirada al plato.
-Eh, no te enfades. Podemos ir otro día.
-No estoy enfadada.
-Te conozco mejor que nadie.
-Pues quizás no me conoces tanto.
Quizá fue duro lo que le dije en ese momento. Tal vez no debería haberlo soltado tan de repente, no quería decir eso solo que a veces decimos cosas que no pensamos, simplemente por rabia.
Terminamos de cenar, no cruzamos más palabras. No volvimos a mirarnos.
Me había comportado como una niña caprichosa que necesita conseguir lo que quiere pero yo no lo sentía así. 
Cuando salimos a la calle retomamos la conversación.
-Yo me voy a casa, necesito descansar... Tener sobrinos cansa demasiado.
-Hemos venido en coche.
-Lo sé, prefiero dar un paseo.
-Que no quieres ir conmigo, no te preocupes, dilo.
Volví a respirar hondo, conté mentalmente hasta diez.
-Siento no conocerte tan bien como creía y no poder darte o que necesitas.
Dio media vuelta y caminó hacia su coche. No dejé que mi orgullo se perdiera como ya lo había hecho tantas veces. Esta vez no sería yo quien diera su brazo a torcer. 
Me puse todo lo recta que pude y dando un paseo todo lo rápido posible llegué hasta mi casa.
Dos día después tenía echa la maleta y estaba de camino a Mollet. Él no vendría conmigo, él escaparía con la escusa de tener que arreglar cosas en León. 
Que no quisiera venir me hizo plantearme tantísimas cosas... 
Seguía sonando sin parar el teléfono. Debía contestar pero no estaba segura. Podría acabar en tantas cosas una simple conversación...




martes, 18 de junio de 2013

Capítulo 28: Como abuelos...

-¿Nerviosa?
-Un poco...
-Mis padres ya te conocen, verás que todo va bien.-acarició mi cara segundos antes de abrir el maletero.-Te lo aseguro. Además están mi hermano y Meri también, y a mis padres le encantas.-sonreí-.
Habían pasado exactamente 3 semanas desde que Dani se plantó en mi casa a las 4 de la mañana y nos dijimos todo lo que nos teníamos que decir. El tiempo había pasado rápido. Al día siguiente le llamaron por lo de su amiga, afortunadamente todo salió genial, además sus padres estaban de viaje y no tuve que enfrentarme a las presentaciones.
Estábamos a finales de Julio y Daniel me propuso ir a visitar a sus padres. Acepté encantada cuando era principios de semana pero mediante iban avanzando los días cada vez que lo pensaba me ponía más nerviosa, aunque exactamente no estaba sola, Meri también les iba a conocer en profundidad y ellos nos iban a conocer a nosotras. Pues bien, ahí estábamos, a minutos de entrar. Mis nervios aumentaban por segundos. Meri y yo no echábamos miradas para compartir nuestros nervios mientras Nacho y Dani nos miraban con ganas mientras nos calmaban.
Cogimos las maletas y avanzamos lentamente -o eso me pareció a mí- hasta la puerta de la casa de sus padres en el pueblo. Dani se encargó de llamar al timbre y a los pocos segundos después de oír unos "ya voy" se abrió la puerta. Tina nos miraba sonriente, igual que todos nosotros a ella.
-Hola chicos.-nos saludo amablemente y sin cesar su sonrisa. Dani le dio un beso instantes después de que lo hiciera Nacho.-
-Mamá, está es Anna.-soltó la mano por la que me tenía agarrada de la cintura.-
-Encantada.-le di dos besos y dejé paso a Meri y a Nacho que repetían lo ocurrido-.
La madre de Dani nos invitó a pasar y nos comentó que su padre había salido con unos amigos a la plaza del pueblo.
-¿Cómo ha ido el viaje?-preguntó cuando dejamos las maletas en las habitaciones-.
-Cansado.-respondió entre risas Dani que había conducido durante todo el viaje, aproveché y le di un beso en la mejilla.-
-La comida estará allá las 2 o 2 y media, si queréis podéis enseñarle el pueblo a estas chicas...
Y así hicimos. Dimos unas vueltas mientras comentábamos nuestra primera toma de contacto con Tina. Meri y yo ya no estábamos tan nerviosas, es más, nos habían hecho sentir como si estuviéramos en nuestra casa.
Íbamos caminando por las calles soleadas y humildes del pueblo cuando llegamos a una pequeña plaza. Ésta tenía una especie de parterres por todos lados con flores de colores. También estaba la gran iglesia con el bar al lado.
-Mira Anna, aquí es donde se hace el baile vermú.-Dani me miró con una sonrisa pícara y sin darme cuenta ya estaba en sus brazos. Empezamos a bailar y pronto todas las miradas se centraron en nosotros.
-Bobo.-reí acurrucándome en su hombro.-Ahora todo el mundo nos mira.
-Aquí todos nos conocemos, no hay fotógrafos, no hay fans... aquí podemos hacer de todo.
Terminamos el paseo y volvimos a casa. En este pequeño recorrido nos había dado tiempo a conocer al padre y a los mejores amigos de los hermanos Martínez.
Comimos y echamos la siesta. Más bien durmió Dani, estaba agotado. La noche anterior no había dormido nada y había estado 4 horas conduciendo desde primera hora de la mañana, era normal.
La tarde paso rápida. Había sido perfecta. Había habido tiempo para todo. Para estar con la familia, para estar con los amigos y ahora llegaba el momento de estar solos. La idea de pensar que sus padres habían vuelto a la capital y estábamos solos en el pueblo donde Dani había pasado gran parte de su vida era maravilloso. Esa confianza que me transmitía a cada paso de nuestra historia que decidía dar.
-¿Cómo quieres acabar la noche?-me miró tierno aunque con su sonrisa pícara.-
-¿Cómo puede acabar?-me tambaleé rodeando su cintura.-
-Están los chicos en el bar. Meri y Nacho van a ir, si la abuela quiere podemos pasarnos por allí y nos volvemos antes para poder jugar.-me picó con el dedo en las cosquillas, sabe perfectamente donde tengo los puntos flacos.-
Me acerqué a él lentamente con una sonrisa, algo cansada pero con ganas del futuro. Me aferré a su cuerpo.
-¿Te parece bien el plan?-asentí sin separarme.-¿sí?-volví a asentir.-Pues vamos a cambiarnos que así vamos con estos dos, ¿va?
Al fin me separé y los dos juntos subimos a cambiarnos. Meri, Nacho y Dani me esperaban en el salón, una tarda en arreglarse. Salimos por la puerta asegurándonos de que habíamos dejado todo bien cerrado. Nacho y Meri se adelantaron y nos dejaron totalmente solos.
-Como te nos has arreglado, Simon, para la noche del bar.
-¿La noche del bar?-le miré intrigada.-
-Sí, nos reunimos ahí todos los paisanetes para hablar y estamos ahí sin hacer nada.
-¿En serio?-reí.-Pues eso es muy de abueletes. Te haces mayor, Martínez.-le piqué en el pecho.-
-Algún día tenía que crecer... Y madurar.-me miró a los ojos y me sonrió. Acaricié sus mejillas con los pulgares y le dejé un beso en una de ellas.-
-¿Nos vamos o qué? estos ya habrán llegado.
-¿Y si no vamos?
-Uy... el abuelete está marchoso está noche.
-Aquí la única abuela que hay eres tú. Lo que pasa es que me estás convirtiendo.
-Te lo tenías que haber pensado mejor hace tres semanas, entonces.
-No hay decisión que haya tomado mejor que la que tomé.
Se acercó lentamente a mí, a mi cintura, a mis mejillas coloradas, estoy segura por el momento y el calor que producía.
-¿Tú eres de estar en casa, no?-se acercó. A penas quedaban centímetros entre nuestros labios.-
-Sí...-esta vez me acerqué yo, con la mirada más ¿sensual? que me pudo salir en ese momento.-
-Entonces... podíamos quedarnos en casa como abuelos... con un pero.
-¿Un pero...?
-Pero haciendo cosas de adolescentes.
Se mordió el labio inferior, a la par, yo posaba las manos justo encima de su nuca y jugaba con su pelo.


CONTINUARÁ...

viernes, 5 de abril de 2013

Capítulo 27: ¿Quieres?

Miro por la ventana.  Las farolas mantienen su particular luz naranja aunque está a punto de salir el sol por completo. Hay una luz especial en el cielo que me encanta. Miro a mi lado sin moverme demasiado. Ahí está él. Tiene una mano bajo la almohada y la otra la pasa por mi cintura. Me incorporo como puedo son las 8 y media, demasiado pronto, no le quiero despertar pero no puedo quedarme más en la cama. Sé que por la tarde estaré deseando dormir pero estoy nerviosa y no puedo parar quieta. Me he despertado unas tres veces por la noche. Voy a la cocina y empiezo a preparar el desayuno. No tengo gran cosa pero supongo que con unas tostadas, un zumo y la leche con café le valdrá… Preparo lo dicho anteriormente y lo pongo en la mesa de forma que queda totalmente colocado con una presentación impecable. Nueve y siete exactamente de la mañana, es hora de despertar.
Me coloco en el lado vació de la cama y mientras observo cada detalle de sus movimientos me acerco a él. Le acaricio el pelo, me encanta, es muy suave y aunque a él no le gusta que se lo toque siempre me deja. Le dejo un beso en su mejilla izquierda, su barbita de 3 días… Mueve la cara, un movimiento divertido que hace que me ría. Lo nota y vuelve la mirada hacia mí. Sonríe sin abrir los ojos. Vuelvo a darle otro beso en la frente y él vuelve a sonreír.
-Buenos días, tonto.
-Si son a tu lado siempre son buenos…-responde con la voz algo dormida como es normal y aún sin abrir los ojos.
-Me he levantado a preparar el desayuno. -sonríe.-Las tostadas son de melocotón pero shhh eso es un secreto.-le susurro al oído.
-¿De melocotón?-abre los ojos manteniendo la sonrisa en su cara.
-De melocotón como a ti te gustan.-vuelvo a acariciarle el pelo. Se incorpora.
-Buenos días, pequeñaja.-me da un toque en la nariz.-Como a ti te gusta.-sonríe dejándome un beso en los labios.
Nos levantamos y vamos a la cocina.
-¿No es un poco pronto Anna? ¿En serio no tienes sueño?
-Estoy reventada de cansancio pero no podía dormir…
-¿Por qué?-se revuelve el pelo.
-Pues porque tenía demasiadas ganas de empezar el día contigo. Aunque ahora que llevo tiempo despierta… a lo mejor hubiera sido mejor idea quedarme en la cama un rato más y hubieras hecho tú el desayuno…-río.
-Lo del desayuno a lo mejor sí, lo de la cama no porque así ahora tenemos excusa para echarnos una buena siesta juntos.-eso último me lo susurra por la espalda, terremoto de 7,8 ataca mi cuerpo al sentir su aliento.
Desayunamos a base de miradas, hacía tiempo que no le miraba con tanta confianza, sin miedo a nada.
Hacemos las cosas de la casa que resulta un poco difícil entre la música y que él en cuanto puede me abraza por la espalda y claro, me lía, pero qué se le va a hacer… Hablamos de dónde comer. Pensamos en varias cosas: picnic, casa… al final nos decidimos por un restaurante que así no nos toca cocinar.
Me visto con un vestido flores que él me pide que me ponga y cojo la chaqueta. Sencilla y cómoda. Guardo una camisa suya de cuadros. Es de invierno pero se remanga las mangas y le vale.
Pensamos unos restaurantes hasta que al final decidimos ir al bar de ayer, donde quedé con los chicos. También era restaurante y tenía buena pinta. Aparcamos el coche en el lugar más cercano y llegamos hasta allí dando un paseo. Pedimos mesa dentro, fuera hace demasiado calor. Pedimos la comida.
-¿Sabes quién me llamó el otro día?
-Sorpréndeme.
-Flo.
-Estaba claro…-me doy aires de sabionda.
-Ya, pero no lo has dicho…-se ríe.
-Porque te veía ilusionado.-me río ante la bobada que acabo de soltar, pero me cruzo de brazos.
-Qué tonta eres, cariño.-me acaricia la mamola..
-¿Qué te digo?
-Nada, estuvimos hablando de los planes que tenemos para el verano y tal... Nada importante.
Seguimos hablando y haciendo tonterías.  Dani va al baño en el piso de arriba mientras yo aprovecho para mirar el móvil. A los minutos llega acompañado.
-¡Raúl!-le doy dos besos y un abrazo.
-Annita, cuanto tiempo…-dice irónico.
-Ya ves.
-¿Qué haces por aquí?
-He quedado con una amiga para comer.
-Ya, con una amiga…-Dani se ríe y le da un golpecito en el hombro.-¿Es guapa?-lo peor de todo esto es que yo también me intereso.
-Dani, que tienes pareja.-bromea como lo acaba de hacer Dani.
-Ya pero…-vuelve a bromear.
-¡Dani!-me hago la enfadada aunque como siempre no puedo soportar no reírme un poquito. Me acerca a él, me deja un beso en la frente.
-Ya veo que vosotros dos bien.
-Es que estamos ante la mejor mujer del mundo. Eh, sin ofender a la que va a venir ahora.-bromea, todo el rato bromeando cuando se junta con Raúl.
-Ya me contó Cris.
-¿Ya te contó? ¿qué pasa? ¿lo sabéis todos o qué?
-Hombre, Annita, ayer por la tarde estuviste rara y todos vimos como hablabais las dos, le preguntamos cuando te fuiste.
-Es normal, Anna.-me calma Dani.
-Visto así…-nos sentamos en nuestra mesa.
-¿Y entonces qué? ¿ahora ya se os puede llamar “parejita” sin que se monte un silencio incómodo?-nos reímos porque tiene toda la razón. Siempre que nos lo llamaban en Otra Movida para hacer la broma de las fans nos mirábamos y ninguno de los dos hacía ni decía nada más.
-Se supone que sí.-contesta Dani con una sonrisa. Ahora mismo me acercaba a él y le llenaba de besos pero no es plan, me conformo con acariciarle la mano.
Raúl sale a la calle a esperar a Adriana, ellos tienen la mesa a nuestro lado, quizás no es lo que queríamos Dani y yo pero creo que cada uno estará a su rollo. Alguna vez me había hablado de ella y le gusta bastante, no creo que esté muy pendiente de nosotros.
Llega nuestra comida y a la vez entra la parejita al restaurante. Adriana es súper guapa y cuando llegan a su mesa Raúl se porta como una caballero arrimándole la silla y todo. Dani le guiña un ojo en señal de seguridad y continuamos comiendo mientras comentamos.
-Estos dos acaban juntos, te lo digo yo.
-No seas cotilla, Anna.
-Bueno… es que es verdad. Mira como la mira.-Dani les mira y se ríe.-¿Qué pasa?
-Que como tú y yo pongamos esas caras al mirarlos no sé qué será de nosotros.-me río.-Oye Anna, que yo tengo que ir a León esta tarde ya. A lo mejor mañana puedo venir pero yo tengo que irme.
-Me has prometido una siesta…
-Una siesta, pero después me voy ¿vale?
-Vaaaaaaaale…
Seguimos hablando ahora de otras cosas. Lo que pensamos hacer ahora… demasiadas cosas para contarlas.
Terminamos, pagamos y después de despedirnos de Raúl, que nos presenta a Adriana, salimos. Damos otro paseo hasta el coche. Las calles están despiertas como es normal un día de verano a las 4 y media de la tarde. Abre el coche, cuando estamos a punto de irnos Dani recibe una llamada así que sale del coche y contesta. Pongo la radio mientras le espero. Cuando entra se sienta, suspira y se tapa los ojos evitando que yo los vea. 
-Dani, ¿qué pasa?
-Anna, tengo que ir ya a León.
-¿Por qué? ¿Qué ha pasado?
-Una amiga ha tenido un accidente de tráfico y quiero ir al hospital, necesito estar ahí. Está grave. Así que te llevo a casa y me voy.
Dirección a mi casa, silencio en el coche. Él está firme, aunque yo sé que en realidad no está así. Llegamos al portal.
-¿Estás bien?
-Supongo.
-Dani sé que es muy precipitado, que toda tu familia estará ahí pero que si lo necesitas yo voy contigo.-me mira.-Quiero decir que hace unas horas ni nos hablábamos pero eso no quiere decir nada. Si tú quieres que vaya iré. En fin, conozco a tus padres, a tu hermano, a tus amigos... Y a lo mejor si me resulta difícil pero da igual.
-¿Estás segura?
-Sí, lo llevo pensando todo el camino. Seguro que a ti te viene bien.¿Quieres?


CONTINUARÁ...




lunes, 1 de abril de 2013

Capítulo 26: Cuando se juntan dos ríos.

3 y media de la mañana. Ojeras en mis pómulos y lágrimas por mis mejillas, llaman a la puerta. Me recojo el pelo en un moño y me limpio rápidamente la cara. Abro la puerta cuando me encuentro con lo menos esperado. Mis ojos se abren como nunca lo habían hecho y mi mano suelta de golpe el manillar de la puerta. Mis piernas tiemblan y mi cabeza no sabe cómo reaccionar.
-Hola.
-Ho...hola.-consigo hablar yo.
-¿Has llorado?-pregunta con un tono de preocupación notable.
-Se nota.
-Bastante.-me seca las últimas con el pulgar de su mano derecha.
-¿Qué haces aquí a estas horas?
-Te dije que estaba en León. He salido en cuanto me llamaste.
-¿Y te has hecho ese viaje solo...?-me corta.
-Para arreglar las cosas, para dejar que me explique. Si quieres, vamos...-se pone la mano sobre la nuca.
-Pasa.-respondo seca.
Nos sentamos en el mismo sofá donde pasó la última vez.
-¿Qué vas a decirme? lo digo porque creo que ya lo estoy pasando bastante mal.
-Pues que... Joder Anna, que lo siento. Que soy una mierda de persona que no sirve ni para tratar como se merece a una mujer perfecta de la que estuve, estoy y siempre estaré enamorado.-ha ido aumentando el volumen de sus palabras a medida que avanzaba y se ha puesto en pie.-Pero supongo y comprendo que eso a ti ahora te da exactamente igual porque lo jodí y no hay forma de arreglarlo por mucho que haga o diga.-coge la chaqueta.-Lo siento.
-Eh, no te vayas.
-¿Qué?
-Explícate bien. Desde el principio.
-¿Y por dónde quieres que empiece?-se sienta.
-Pues... por el principio.
-No recuerdo el día, solo sé que era sábado. Estaba en León con los chicos. La noche ya estaba bastante avanzada y una chica empezó a hablar conmigo. Yo ya estaba bajo los efectos del alcohol y le seguí el juego. No recuerdo lo que pasó más adelante. Sé que me desperté en su casa y que en ese momento se me cayó el mundo encima y no precisamente de la resaca. 
-¿Y qué sientes al pensarlo, al recordar esos momentos?
-Lo que sentí ese momento, asco hacia mí mismo.-pasan unos segundos eternos que se me hacen horas que a la vez se me hacen días.-¿Qué dices?
-Todos cometemos errores pero no todos somos capaces de sacar lo que sentimos y de pedir perdón con sinceridad. Yo también me equivoqué cuando no dejé que te explicarás, yo también lo siento.
-¿Me perdonas?
-Dame un abrazo y desmuéstrame que de verdad tienes ganas de que lo haga.
Me mira y le afirmo con la cabeza aún sin sonreír. Tímidamente se acerca a mí y me rodea con sus brazos. Nota como aún con timidez me acomodo en su hombro, él hace lo mismo sobre el mío. Su barba roza mi piel y unos terremotos capaces de ser medidos por la escala de Richter recorren mi cuerpo.
-Oye, Dani, antes has dicho una cosa.
-¿Qué?
-Que estás enamorado.-sus mejillas cogen su característico color rojo y se lleva la mano a la nuca.-¿Qué pasa?
-Me da vergüenza porque te lo he dicho a ti y claro, pues eres tú y ahora lo sabes todo...-sonríe nervioso con la cabeza mirando al suelo.-¿Y qué pasa?
-Pues que si quieres que volvamos a intentarlo.
-¿Aún me quieres? ¿cómo alguien como tú puede querer a un gilipollas como yo?
-Eh, tú no eres gilipollas, no digas eso. Y mira, al día siguiente me dije a mí misma "Anna, tú a este en dos días le has olvidado" pero sin embargo me he pasado las semanas encerrada en casa y no he sido capaz de cambiar el fondo de pantalla del móvil, ni de quitar las fotografías del dormitorio. Y hoy por la tarde cuando terminé la conversación con Cris, cuando me iba, ella me soltó: "le llamarás porque le quieres." Y tenía razón.
-¿Entonces cuando me dijiste que querías arreglar las cosas como amigos...?
-No me vi capaz de decirte la verdad, ¿qué te iba a decir cuando creía que tu pasabas ya de mí?
-Pero ¿qué te voy a criticar yo?-levanta las cejas.
-Respóndeme a una pregunta. ¿Quieres?
-Claro.
-¿Quieres empezar a pintar de colores un libro en blanco o continuar pasando páginas negras del libro del pasado?
-Tengo ahí una caja de pinturas de varios colores.-sus ojos brillan, casi tanto como los míos. Sonreímos. Nos acercamos.-Eh pero Anna. Tienes que estar segura. A mí me cuesta esto. En mi vida he tenido una relación estable.
-Con Cris...
-¿Con Cris? El día que no discutíamos era porque no nos veíamos, Anna. Duró mucho pero nada fue de verdad. Y por eso y más después de lo que ha pasado no quiero hacerte daño. Tú mereces alguien a tu altura.
-¿Qué dices Dani? ¿A mi altura? soy una torpe, me caigo a la mínima. Sin embargo por mucho que vayan mal las cosas tú siempre estás de pie, tú siempre estás para proteger. Tenemos un buen equilibrio. Yo reparo tu errores y tú los míos. Tú estás para dar mensaje positivo cuando todo va mal y yo para ser realista...-se hace el silencio. Hablo yo.-Además que... los dos nos queremos ¿no? Los dos somos ya lo bastante adultos para poder afrontar esto aunque no sea con facilidad pero dicen que cuando dos ríos de las mismas aguas se juntan la corriente se hace tan fuerte que nada, ni los mejores puentes o presas son capaces de poder con ella.
-Visto así que empecemos vuelve a ser coherente. ¿Estás segura de esto? Quiero decir que... en menos de media hora hemos pasado de no poder mirarnos a los ojos a decidir empezar una nueva relación.
-Bueno, eso es lo que nos hace especiales. Y tú mismo lo has dicho: "una nueva relación". Nueva. Sin errores, haciendo las cosas bien. Sin prisa pero sin pausa, avanzando juntos cada día... No sé Dani. Yo quiero intentarlo y si esta vez de verdad no funciona pues es que a lo mejor es lo que quiere el destino. Pero yo te quiero y tú me quieres, ¿por qué nos vamos a dar por vencidos a la primera? No. Hay que levantarse y poder. ¿Ahora estás seguro?
-Seguro.
Sonreímos. Nos acercamos. Noto como su corazón late al mismo ritmo que el mío, como el zoológico de nuestros estómagos se revoluciona de nuevo, veo como nuestro aliento se acerca sin miedo.
Disfruto el pilla-pilla al que juegan nuestras lenguas.Noto como nuestras manos inquietas se colocan en mi caso en su espalda y en el suyo en mi cintura. Tras el esperado beso sonrisas reinan en nuestras caras.
Nos ponemos de acuerdo con unas cosas que tenemos que tener en cuenta. Por ejemplo yo le digo de llevar una relación discreta y él está totalmente de acuerdo, él me dice de que aunque llevemos una relación discreta que podamos ir por la calle cogidos de la mano, abrazados o dándonos besos y ahora mismo eso a mí no me importa. Me dará igual salir en revistas si es por ser feliz, acepto encantada. Y así hablamos una base de minutos en los que todo marcha bien porque cada uno está de acuerdo con lo que dice el otro.
-Anna, cariño...-cariño dice, ¿cómo no le voy a querer?-me tengo que volver a León.
-¿Qué? estás loco. ¿tú sabes qué horas son? ¡Tardas 4 horas en llegar allí!
-Ya pero había salido y me vine aquí sin pasar por casa y no llevaba las llaves de casa.
-Bueno, a partir de ahora tienes una casa más.-me acerco agarrándome de los cuellos de su camisa.-Quédate y mañana por la mañana vuelves para allí.
Le conozco y sé que normalmente se hubiera puesto cabezota y hubiera vuelto a pesar de la hora pero esta vez con poco insistir ha valido. Nos metemos en la cama. Nota mis escalofríos, no sé si producto de los nervios o de que verdaderamente en la habitación hace un frío helador, por eso me acerca a él y me rodea con sus brazos. Me pega a su pecho, trago saliva y le rozo con mis manos lentamente de forma lineal por su brazo. Se acerca a mi cuello, su barba me hace cosquillas y suelto una minúscula carcajada que hace que él suelte una parecida. Me aparta el pelo y me da un beso.
-Buenas noches. Gracias por ser como eres.

"Cuando se juntan dos ríos se hace fuerte la corriente"

CONTINUARÁ...


viernes, 29 de marzo de 2013

Capítulo 25: Esa es la cuestión.

Por lo que escucho en la radio tan solo han pasado dos semanas desde que Dani lo confesó. Semanas que se me han hecho meses, quizás porque... no, eso no.
Voy de camino a un bar nuevo que me han recomendado los chicos, he quedado con ellos. Seguramente me vendrá bien para olvidarme un poco del último mes, además tengo muchas ganas de verles, también se me han hecho meses por eso.
Llego allí. Le doy dos besos a cada uno. También han ido las chicas. Tere, Cris, Moni, Meri y seguro que falta alguna por llegar. Nos sentamos y hablamos un poco mientras pedimos nuestras bebidas.
-Annita, quiero hablar contigo.-tras media hora de estar sentados todos juntos hablando Cris me dice eso. Estoy nerviosa, creo de lo que va y no quiero hablar del tema pero supongo que será importante. Salimos a la calle y nos ponemos en la esquina de espaldas donde nadie nos puede ver.
-¿Qué pasa?-me cruzo de brazos.
-La semana pasada estuve hablando con él.-se refiere a Dani, fija su mirada en mis ojos y eso me incomoda un poco.-Me pidió que no te dijera nada pero es que creo que necesitas oírlo y él necesita que alguien te lo diga.
-Cris, si no quiere que me lo digas es por algo. Lo nuestro se terminó cunado él decidió irse a dormir con una cualquiera sin pensar en mí.-me doy la vuelta cuando me coge del brazo.
-¡Espera!-me doy la vuelta otra vez.- Anna, él no lo sabe pero en el fondo necesita comunicártelo y él no se atreve.
-Ya. Creo que después de decirme lo que me dijo se puede atrever a eso y a más, Cristina.
-¡Él te quiere!
Se me para el mundo antes sus palabras aunque no reacciono de ninguna forma. Lo único que me queda es mi orgullo y aunque yo no soy muy de hacerlo prefiero esta vez no dejarlo por los suelos.
-Ah, ¿sí? así lo demuestra.-me muestro ofendida a la vez que enfadada.
-Anna, deja de ser lo que no eres y llámale.
-¿Llamarle yo? Claro, sí, soy yo la culpable de todo esto.
-No joder, Anna. Pero él no va a dar el paso porque se siente una mierda.
-Yo también me sentiría así, si te digo la verdad.-vuelvo a darme la vuelta, aunque esta vez sin ningún gesto vuelvo a darme la vuelta.-¿Y qué me va a decir?
-Pues lo que siente. Sabes cómo es él como nadie, sabes que le cuesta dar el primer paso pero que cuando lo da se tira a la piscina.
-Está bien, le llamaré.
Esta vez sí que me doy la vuelta y no vuelvo.
-Le llamarás porque aún le quieres.
Hago oídos sordos aunque en realidad lo necesitaba escuchar porque es la pura realidad. Engañarse no sirve para nada así que lo admito. En el fondo necesitaba coger el teléfono y escuchar su voz. Lo intenté un par de veces cuando mi orgullo aún no se había puesto en pie y no tenía nada que perder pero en el momento de darle al botón verde de la llamada era incapaz de ello.
Discurre la tarde como todas aquellas tardes de trabajo. Cómo les echaba de menos. A ellos, a ellas, a sus gilipolleces y por supuesto a las mías y a mis ganas de reír.
Se me ha pasado muy rápido, ya son las 10 y media y cuando salí de casa eran las 6 y media. Miro el teléfono cuando llego a casa y veo el fondo. No lo he cambiado, no he sido capaz por mucho que me doliera cada vez que miraba la hora.
11 menos cuarto de la noche. Tras 15 minutos de pensamientos consigo teclear su móvil y darle al verde.
Comunica. ¿Por qué comunica? no quiero que comunique, no es el momento.
-¿Sí?-contesta.
-¿Dani?
-¿ANNA?-se corta en seco, al igual que yo no se lo esperaba.
-Parece que al menos no se te ha olvidado mi nombre.-respondo seca.
-Anna yo...
-¿Tú qué?
-¿Por qué me llamas?
-Si quieres te cuelgo y nos olvidamos para siempre. Tú eliges.
-Anna yo... no es el momento.
-¿Estás demasiado ocupado en buscarte otra morena con la que jugar a desnudaros?
-Anna, te pido que no me lo pongas más difícil.
-Qué ironía. Ahora la que pone las cosas difíciles para nosotros es Anna...
-No he dicho eso. He dicho que ya que lo estoy pasando mal y no consigo salir del bache, que por lo menos no me trates así.
-Te he llamado para intentar arreglar las cosas ¿Y sabes por qué?
-¿Por qué?
Me callo. No puedo decírselo, no puedo.-Pues... porque... has sido mi amigo muchos años y paso de quedar mal contigo.
-Ah. Claro.-no esperaba esa respuesta, esperaba lo que realmente es pero si él no habla yo tampoco.
-¿Te pasas por casa y hablamos o qué?-doy un par de vueltas por el salón, los nervios están empezando a apoderarse de mí.
-Estoy en León.
-Bueno pues cuando vuelvas si te da la gana me llamas y si no pues nada...
Cuelgo. Seguro que ha notado el nudo de mi garganta. Yo quería que viniera. Que viniera para hablar y seguramente arreglar las cosas. Olvidarnos de todo y volver a ser lo que éramos. Cuando Cris me dijo que le quería aún, se me calló el mundo encima por el simple hecho de que son las palabras que menos ansiaba recibir pero las que más necesitaba escuchar para darme cuenta de la verdadera realidad. Y ahora a él no le veo con la misma iniciativa que yo. Dudo que esté en León. Quizá es que se ha olvidado de mí pero no quiere hacerme más daño con sus palabras. Quizá lo único que quiere es protegerme.
Querer o no querer, esa es la cuestión. 

CONTINUARÁ...


jueves, 21 de marzo de 2013

Capítulo 24. Mi verdad sobre el "tenemos que hablar".

La mayoría de la gente tacha los "tenemos que hablar" de finales, de malas vibraciones y hasta ahora yo también lo veía así. Pero cuando estas deseando saber la verdad sobre algo, cuando tu futuro pende de ese hilo os aseguro que los "tenemos que hablar" no dan miedo. Es una cosa que aunque tu cabeza no lo sepa llevas esperando demasiado tiempo como para que a la hora de la verdad seas capaz de echarte para atrás.
Pasamos la noche de ayer todo el equipo junto, como buena familia. Fue espectacular, lleno de emociones. La última cena todos juntos...
Al final de la noche no sé cómo lo conseguimos gracias al alcohol pero quedamos en que hoy por la noche hablaríamos.
Comienza mi día a las 12 de la mañana con ganas, nervios pero segura. Manzanilla tras mirarme las ojeras en el espejo. Un sol radiante entra por la ventana, como hacía días que no lo veía. Pongo música para ordenar la casa. Estoy bastante sorprendida conmigo misma. En otras ocasiones me tiraría en la cama a esperar que pasara el día, pero hoy no, hoy nada me puede parar. Desconecto el móvil, no quiero que nada ni nadie estropee el principio de este día. No quiero que nada ni nadie lo estropee porque principalmente solo puede acabar de dos formas y una puede ser la peor y la elegida.
Da igual, da igual, desconecta, Anna, desconecta.
Cojo el coche, hacía semanas que no lo cogía, supongo que no se me habrá olvidado como se conduce, supongo... Me río al pensar en esto. ¿Qué clase de gilipolleces está soltando mi mente hoy? Voy a un descampado sin arreglarme mucho, short y camiseta blanca. Gafas de sol y pelo al viento. Después de correr un rato-cosa extraña en mí, no me reconozco.-cojo la cámara y empiezo a sacarle fotos al cielo, al Sol, a todo lo que se me pone delante.
Es hora de volver a casa y preparar algo de comer. Vuelta a la música positiva de Pereza, vuelta a mi pantalón de chándal corto rosa y por desgracia vuelta a la cocina. Ensalada de pasta, cómo me gusta y cómo apetece.
Tras comer me tomo la libertad de echarme una siesta de una hora. No pensaba que se fuera a alargar tanto pero con el calor que hace y lo vaga que estoy últimamente no podía ser de otra forma. Son casi las 6 de la tarde y comienzo a preparar lo de esta noche. Cojo un vestido veraniego de flores, sé que a él le encanta. Además miro platos para la cena. También sé que a él lo que le gusta es lo normalito así que con una tortilla de patatas y una ensalada bastará. Cenaremos en la terraza, con vistas a la inmensidad de Madrid.
Dos horas y media han pasado ya. Vestido puesto y cena preparada, pelo peinado y ligero maquillaje puesto en la cara. ¡Timbre!
-Buenas.-lleva una camisa clarita de manga corta con una corbata de vestir y unos vaqueros. Está totalmente despeinado, como a mí me gusta. Sonrío.-Llevo llamándote todo el día, ¿dónde te has metido?
-Apague el teléfono por la mañana y se me ha olvidado encenderlo...-le hago pasar y cierro la puerta.
-¡Anda que si me llega a pasar algo!-bromea.
-No digas eso, tonto.
-¿Quién ha quemado su cocina preparando la cena de hoy...?
-¡Yo!-pego un salto, él se ríe.
Cenamos riendo aunque se notan los nervios de ambos. Es la hora de la verdad.
-Tú dirás.
-Prefiero que nos sentemos en el sofá, es más cercano.-tiene razón, así hacemos.-Anna, necesito que dejes que me explique.
-¿Acaso no lo estoy haciendo?-río con los ojos abiertos como nunca.
-Sí, pero a partir de ahora también, por favor.
-Está bien.-me entra miedo, primera sensación negativa. Supongo que los "tenemos que hablar" al fin siempre traen las mismas sensaciones.
-A ver...-se frota la cara.-Si decidí dejarte, Anna, es para que no lo pases mal. No mereces lo que te estoy haciendo, tú no.
-Pero eso ya me lo dijiste hace semanas.-más miedo, más.
-Ya...-se muerde el labio inferior.-Anna, te he engañado.
Suelto su mano de golpe. Pensamientos contrarios recorren mi mente, no me dejan reaccionar de otra forma. Intento dejar que se explique como él me ha pedido pero no era esa la imagen que tenía de él y me echo a llorar en cuanto pronuncia esas palabras.
-Dani...
-Anna, deja que me explique por favor.
-Yo... no quiero enfadarme contigo, no quiero acabar mal.-sollozo.-pero es que eso no me lo esperaba Daniel. ¿Con quién?
-No la conoces.
-¿Qué tiene ella que no tenga yo? ¿qué he hecho mal?-me seco las lágrimas.
-No tiene absolutamente nada. Y tú... no has hecho nada mal. He sido un idiota.
-Está bien, Dani. He cocinado y me he puesto guapa por ti. Llevo todo el día pensando en los "tenemos que hablar", convenciéndome a mí misma de que no tienen por qué ser malos, pero lo son, vaya que si lo son. No tengo ganas de seguir hoy. No tengo fuerzas. Necesito que te vayas.
-Me has dicho que ibas a dejar que me explicara.-se pone de pie, a mi altura.
-¿Tú cómo reaccionarías si yo te dijera que me he ido por ahí con un chico a pasar la noche a su casa? ¿te quedarías tan ancho? Pues yo no puedo hacer eso porque puede que yo no te importe pero tu me importas mucho. No tienes ni idea de la de noches que me he pasado sin dormir por pensar en cómo sería hacerlo abrazada a ti, en cómo sería notar terremotos por el cuerpo cada segundo a la que me rozara tu respiración. Comportándome como una cría, dicen que cuando se está enamorado se hacen gilipolleces y no sabes la de ella que he hecho.
-Anna, yo...-mantiene los ojos vidriosos.
Me mira y lo comprende. Coge la chaqueta y tras mirarme de arriba a abajo con cara de derrotado sale por la puerta.
No tengo ganas de pensar, ni de llorar, no tengo ganas de nada así que me pongo el pijama, me desmaquillo y me tiro en la cama. Mañana será otro día. Quién sabe si recibiré su llamada o si él recibirá la mía y dejaré que se explique. Eso nadie lo sabe. Lo que tengo claro es que le conozco y que por lo menos le agradezco que me haya dejado libre. Ahora lo único que tengo claro es que lo que la gente dice, lo que los guionistas escriben sobre los folios de los guiones de las series americanas etcétera, es verdad. La verdad sobre el "tenemos que hablar" es esa, no trae nada bueno nunca.

CONTINUARÁ...


miércoles, 13 de marzo de 2013

Capítulo 23. El final.

Último día de Otra Movida. Paseo por los pasillos de la que ha sido mi casa durante meses, meses y meses... Recuerdos se pasan por mi cabeza, millones. Desde la primera vez que pisé por aquí, cuando estaba totalmente perdida y ahora es mi casa, y ellos son mi familia. Cómo ha cambiado todo, y cuando digo todo es todo, porque no hay absolutamente nada que sigue tal cual.
-Duro, ¿eh?-esa voz me saca de mis pensamientos. Me despego del marco de mi camerino.
-Bastante.-me aparto el pelo de la espalda y le miro con los ojos vidriosos.
-¿En qué pensabas?
-En que todo ha cambiado en muy poco tiempo, y que antes esos cambios los odiaba pero ahora sé que los echaré de menos. Como a esto y a vosotros...-digo vosotros y en verdad es vosotros, pero se me acentúan los pensamientos en alguien, en la persona con la que estoy hablado. Prefiero no soltar un "y a ti" ya que no quiero poner las cosas más difíciles de lo que ya lo son. Aún no me ha contado los motivos de su ruptura, pero la verdad es que no los quiero conocer.
-Siempre nos quedarán los móviles...-saca el suyo y se acerca a mí.-¿Foto?
Nos hacemos una foto, como las que nos hacíamos antes. Es perfecta. Me la pasa por WA y sin pensármelo dos veces la uso como fondo de pantalla, queda muy bonita.
-Luego hablamos, ¿va?
-¡Claro!-volvió a sacarme de mis pensamientos.-Dani, espera.
-Dime.
-Nada, que... que esta noche te vendrás con nosotros, ¿no?-mienten mis palabras, no puedo decir lo que quiero. Sé que vendrá ¿cómo no va a venir? pero es lo primero que se me ha pasado por la cabeza.
-Pues claro que voy a ir, cómo no ir.
Sonreímos unos segundos con las miradas fijadas una en la del otro, instantes intensos, extraños que se rompen con un simple:
-Me tengo que ir, creo que me buscaba Flo.
-Nos vemos en la comida.
Y así llevamos más de dos semanas. Queremos hablar pero no podemos, porque ninguno de los dos quiere saber la verdad. Eso no quiere decir que no lo necesitemos y sobre todo yo que me estoy comiendo la cabeza a base de "¿qué he hecho mal?" pero eso eso, ninguno quiere saberlo. Aunque creo que si Dani me dejó fue por algo importante, cuando se despidió de mí en mi casa tenía los ojos vidriosos y cada vez que voy a arrancar con el tema se inventa una excusa para salir corriendo, pero bueno, es el último día de Otra Movida y lo que menos me importa ahora es eso. Es hora de ponerse a trabajar, último día.
-Aquí tienes el guión, Annita.-Me lo da Flo, hacía tiempo que no me lo daba él y me ha hecho mucha ilusión.
-Flo, te voy a echar de menos.
-Ay, mi niña.-me sonríe y me mete un abrazo de esos que consiguen hacerte llorar, reír o lo que sientas en ese momento. Que consiguen que saques lo que realmente sientes, y yo estoy a punto de llorar, pero no lo hago porque él está con su sonrisa.
-Me tengo que ir, Annita. Luego hablamos.
Y todos lo mismo, ¿no hay nadie con el que pueda desahogarme un poco?
-Amiga de...-es Raúl, cómo no. ¡Ay!
-Raúl.-me abalanzo sobre él. Está con David y Juanger y también les abrazo.-¿Queréis acompañarme mientras leo el guión?
Aceptan. Nos metemos en mi camerino y entre risas y a veces alguna que otra lagrimilla terminamos de leerlo. Raúl no cesa en sus locuras y David y Juanger no paran de recordar todos los momentos que hemos vivido todos juntos. Ay, es imposible no reírse. Pasa media hora, y se une a nosotros Dani. Comienza a recordar momentos en Astorga y Castellón. Le encuentro extraño, como queriendo evitar que se le note que está mal como todos. Nos dejan solos.
-¿Ya tienes un poquito de tiempo para la rubia que vive al lado de Marte?
-Siempre hay tiempo cuando se quiere.-sonríe y se sienta en el suelo. Se hace el silencio.-Sé que quieres que hablemos, pero no es el momento, hoy no.
-Lo sé, no pretendía. Solo quiero que estés hoy conmigo. Sabes que este verano no nos vamos a ver y sé que te voy a echar de menos.
-Bueno, eso nunca se sabe. Yo también te echaré de menos si decidimos dejar de hablar, pero eso no va a pasar.-me coge de la mano con su sonrisa torcida.
-¿Qué opinas del guión de hoy?
Sé que es una gran gilipollez de pregunta pero tengo que hablar con él, tengo que escuchar su voz y no sé cómo.
-Es triste. ¿Has visto el final?
-No... ¿tú sí?
-Claro, ven.
Me coge de la mano y me lleva corriendo hasta donde están Juanger.
-Hombre, la parejita... ¿Qué queréis?
-¿Se puede ver el vídeo?
Veo el vídeo con él cogido de la mano. Inconscientemente me apoyo en su hombro, me deja un beso en la frente.
-Quiero hablar contigo. Si tiene que ser el final, que sea el final de todo.

CONTINUARÁ...

P.D: Siento lo que pasa en los últimos capítulos, es decir, no sé por qué pero no me gusta como los escribo y supongo que no os está gustando cómo está redactado a vosotros pero no puedo hacer más. Estoy agobiada, en unos días los capítulos serán mejores, quizás más largos y gustarán más, aunque ya os digo que  el ritmo de la historia no lo puedo cambiar. ¡Gracias y comentad que sois de gran ayuda!


miércoles, 6 de marzo de 2013

Capítulo 22.

Ha pasado una semana. Una semana de pensar, de inseguridades, de incomodidades pero al fin y al cabo ya está pasada. Un último empujoncito, solo uno más para volver totalmente a la normalidad. Espero dando vueltas en mi camerino. diez minutos, cinco minutos... Necesito que llegue ya, necesito escuchar una respuesta de su boca y que esa respuesta sea un sí. Me siento en el sofá con los codos apoyados en mis rodillas, mi cabeza apoyada en mis manos algo temblorosas.
-Hola.-abre la puerta serio con la mirada en el suelo.
-Nos sentamos, ¿no?
-Sí.
Se sienta a mi lado, tras unos segundos fija la mirada en mis ojos.
-Dani, yo...-no continúo, se ha adelantado.
-Anna.-me pone el dedo índice en la boca indicando que me calle y que le escuche.-No quiero hacerte más daño del que te he hecho. Te veo sonriente y te pasas así meses y cuando todo va bien voy yo, llego y lo jodo todo. Yo mis dudas...
-Todo el mundo puede tener dudas, Dani.-esta vez le corto yo.
-No, Anna. Es lo mejor para ti. Dicen que si quieres a alguien tienes que dejarlo libre.
Me busca la mano con la mirada en lágrimas. Entrelaza sus dedos con los míos haciendo que mis ojos imiten a los suyos. Sollozo tras sollozo consiguen que me echa a llorar a su hombro, como siempre lo hago. ¿Por qué me ha dicho esto? Precisamente él es el hombro al que busco cuando estoy mal, la sonrisa a la que acudo para hacerme sonreír, los brazos que me sujetan cuando estoy a punto de caer y él es la persona que hace que saque a relucir mi cara de tonta. Aunque si él lo ha dicho, quizás es que es verdad. Quizás es que necesitamos más de una semana de tiempo para saber realmente lo que queremos.
-Pero necesito que me digas una cosa.
-Sí.
-¿Tú dices que no porque no me quieres o porque ya no te gusto?
Guarda silencio unos segundos hasta que me mira a los ojos y contesta:-Cómo no me vas a gustar. Y la verdad es que esta semana cuando pensaba en lo que haría en este momento y pensaba en esta opción me sentía gilipollas, es decir ¿me he pasado todos estos años soñando en tenerte en mi brazos y ahora que puedo soy yo mismo el que lo echa todo a perder? ¡soy imbécil! pero luego pienso en ti y en que no te mereces todo esto. Mereces a un chico sin dudas, que no cometa errores, que sea realmente serio.
-Pero yo no quiero un chico así de... perfecto. Cometer errores está bien, y más cuando los cometes con alguien como yo que siempre cometeré el doble.-sonríe.-Y ¿un chico serio? un chico serio querrá a su respectiva chica seria, no puede juntarse conmigo.
-Tienes razón pero no intentes convencerme. Es que si hace falta...
-¿Si hace falta qué?-vuelvo a cortarle.
-Que si hace falta te digo que no te quiero, que no queda nada, pero tú no puedes seguir conmigo al menos ahora.
Me guarda en sus brazos, yo me apoyo en su pecho dejando caer de mis ojos las primeras lágrimas de lo que durante mucho tiempo será un diluvio infernal.
-¿Quieres que te lleve a casa?-cuando levanto la cabeza me aparta el flequillo de la cara con una sonrisa en la cara. Eso a él nunca le falta...
-Me harías un favor.
-Vamos.
Estamos en el coche sin cruzar palabras, tan solo alguna que otra mirada con más de un significado del que intentamos huir.
-Eh.-pone su mano sobre la mía y por última vez comienza a hacerme pequeñas caricias que a mí me producen un gran nudo en la garganta.-Y ahora no quiero que llores más.
Me sonríe una vez más y me deja un beso en la mejilla. Yo le acaricio la zona de su nuca, provocando así la despedida. Despedida que hace que desobedezca a Dani y me ponga a llorar aunque esto ya es cuando me he dado la vuelta para abrir la puerta del portal. Cuando llego a mi habitación me asomo a la ventana y veo como él con sus mejillas rojas y sus ojos vidriosos se van sin que pase nada más. Seguramente mañana todo esto lo veré de otra manera pero en este momento solo puedo comportarme como una cría encerrándome en la habitación sin hacer otra cosa que pensar.

'A veces te mataría, otras en cambio te quiero comer'

CONTINUARÁ...

domingo, 24 de febrero de 2013

Capítulo 21: Miedo.

Me quito mis tacones y comienzo a andar a lo largo del pasillo hasta llegar a su camerino. No me gusta espiar conversaciones pero ésta me interesa demasiado y no lo puedo evitar. La puerta permanece cerrada y escucho atentamente.
-No sé qué hacer...
-¿Cómo que no sabes qué hacer?
-Con Anna y Cris... Soy un mar de dudas. No puedo con esto. No puedo mirar a Anna a los ojos y eso es lo que más me jode.
-¿Has probado a hablar con ellas?
-No...-se oyen pasos probablemente en círculos producidos por Dani.-¿Qué quieres que les diga?
-Lo que pienses.
-¿Y con quién hablo primero? Es que no sé qué hacer.
-Pero dime qué ha pasado.
-Tú sabes que Anna y yo llevamos unas semana juntos y eso, ¿no?
-Pues... no.
-Pues ya lo sabes.-rápidamente continúa hablando.-Y cuando Anna se fue por lo de su madre Cris me dijo que me quería y yo hasta el momento no había tenido dudas pero desde que me dijo eso...
-¿Qué?
-¡Pues joder, que las tengo!
-¿Tienes dudas de querer o no a una persona?
-No. Tengo miedo de defraudar a Anna. Y encima todo fue tan extraño... Precisamente Cris fue la que me abrió los ojos, la que me empujó a Anna, a decirle lo que sentía y ahora es ella, Cris, la que me dice que me quiere... ¡Dime qué tengo que hacer!
-Ya te lo he dicho. Habla con ella. Primero con Cris. Pregúntale si lo que quiere es quererte o joderte.
-¿Crees que lo está haciendo por eso?
-Cris es una chica muy maja pero todo el mundo se transforma en cuestión de amor, Dani.
-¿Y Anna?
-Eso lo tienes que saber tú. Mira, es normal tener dudas y más cuando te pasa lo que te pasa a ti, pero llegará un momento cuando menos te lo esperes en el que sabrás si de verdad estás enamorado de ella.
Me deslizo por la pared. Mis ojos empiezan a derramar las primeras lagrimillas de lo que se convertirá en un río de éstas. Sollozo. Me seco con la manga de mi chaqueta las lágrimas y me pongo en pie. Corro hacia mi camerino y cierro sin hacer apenas ruido. Cojo el teléfono y le llamo. Intento que no se note que estoy llorando.
-¿Sí?-contesta rápidamente.
-Dani, tenemos que hablar.
-¿Cuándo y dónde?
-Ahora en mi camerino.
De pronto se abre mi puerta. Se queda con la boca abierta. Enseguida corre hacia mí. Me levanta la cara y me seca las lágrimas con el pulgar de su mano derecha. Mis mejillas están sonrojadas y mi pelo algo revuelto.
-Tienes dudas.-afirmo mirándole a los ojos.
-Tú también las tienes.
-¿Qué nos ha pasado? Comenzamos con tantas ganas. Parecía que el uno estaba enamorado del otro.
-¿Tú lo estás de mí?
-No lo sé.
-Anna, cuando salimos a la calle no dejas que te de la mano. Según tú es porque prefieres ir lento, pero llevamos casi un mes, creo que si no eres capaz de darme la mano, o de dejar que te rodee por la cadera con mis brazos... eso son dudas.
-¿Pero qué tipo de dudas? yo sé que te quiero, siempre lo he sabido. ¿Te has parado a pensar en que puede que no sean dudas, que sea miedo?
-¿Tienes miedo?
-¿A que Cris monte otra y me dejes de lado? Posiblemente.
-No te voy a dejar por Cris. Cris es el pasado.
-Eso dijiste cuando lo dejasteis por primera vez.
-La primera vez yo no me había dado cuenta de que día tras día la que conseguía que sonriera no era ella, sino tú.
-¿Y lo que le has dicho a Flo, qué?
Se sienta a mi lado, se frota la cara.
-Dani, dentro de una semana a esta misma hora, en este mismo lugar los dos. Una semana para que tanto tú como yo pensemos en lo que queremos de verdad ¿qué te parece?
-Que será lo mejor.
Le sonrío y apoyo la cabeza en su hombro. Él me da un beso en la cabeza, los dos con lágrimas en los ojos. Me despido de él, le dejo un beso en la mejilla.

CONTINUARÁ...


viernes, 15 de febrero de 2013

Capítulo 20: Todos los días de mi vida.

Ya es domingo, finaliza esta dura, pesada y aburrida y a la vez excitante semana. El avión acaba de aterrizar, habrá que ir llamando al taxi para ir a casa. Como es natural aún tengo que colocar el armario, preparar las cosas para mañana... Pero antes de llamar espero a salir fuera y a ver como está el panorama... Respiro aire fresco, el viento revuelve mi pelo y mis piernas empiezan a coger el calor del Sol ya de verano. Comienzo a andar aunque a los pocos segundo me detengo al respirar un aroma familiar. Un escalofrío recorre mi cuerpo antes de conseguir girarme.
-Ya pensaba que no me reconocerías.-sonrío tímidamente al verle ahí pero no me acerco. Le observo bien de arriba a abajo y me fijo en la posición de sus brazos, abiertos esperando a que llegue para al fin cerrarlos al rededor de mi cintura.-¿No te acercas? ¿me has cogido tanto asco?
-Cómo te voy a coger asco a ti...-me acerco a él y me aferro a su cuerpo mientras él me da besos consecutivos por la cabeza y la frente.-¿Cómo es que has venido?
-Aunque no lo creas te echaba de menos.-nos separamos y nos miramos.-Te llevo a casa o lo de ir "lento" creo que no va a ocurrir...-no le contesto, tan solo asiento diciendo sin palabras que sí. Me abre la puerta como de costumbre y mete la maleta en el maletero. Se sienta y se pone el cinturón.-¿Estás tan enfadada como para no decirme nada?
Suspiro y le miro:-No.
-¿Entonces?
-Tú tampoco tienes gran conversación.-echo la cabeza hacia atrás apoyándola en el apoya cabezas.-Lo siento, va.-le acaricio la mano derecha.-¿Qué quieres que te cuente?
Hablamos de la semana hasta llegar a casa, más bien de mí semana pero bueno, menos es nada... Me ayuda a subir las maletas a casa. Una vez vestida con la ropa de andar por casa nos sentamos en el sofá.
-Nos debemos unas cuantas explicaciones, ¿no crees?
-Supongo...
-¿Me dirás qué es "todo"?
-Dani, es que son cosas de crías. Me siento tonta de tan solo pensarlo.-me sonrojo.
-Pero si lo piensas será por algo, ¿no? Además yo también soy un niño. Un niño alto y con barba pero al fin y al cabo un niño, ¿no crees?
Sonrío porque creo que eso es lo que quería que hiciera y hablo: -¿Por qué la mirabas así? ¿por qué le hacías esas "bromillas"?
-¿A Cris?-se pone tan serio como yo.-Porque me lo dijo Flo.
-¿A ella también?
-Vale, será mejor que te lo diga ya y nos dejemos de gilipolleces.-de nuevo los nervios se apoderan de mis piernas, mis labios... Mis manos se enfrían y mi estómago se revuelve.-El martes tras acabar el programa Cris me citó en su camerino.-intento no perder los nervios y escuchar.-Creía que sería para comentarme algo del programa o para preguntar por ti o algo de eso pero no.
-¿Y qué ha pasado?-mi voz temblorosa se hace cargo de mis palabras.
-Me besó.-agacho la cabeza y le miro a los ojos.
-¿Qué pasó luego?
-Me fui de allí.
-¿Por qué?
-¿Cómo que "por qué"?
-¿Sin ni siquiera pedir una explicación?
-Sí, me fui a casa y pensé.
-¿En qué?
-En por qué, como tú dices.
-¿Y...?
-Y al día siguiente hablé con ella. Le llamé a primera hora de la mañana para quedar con ella en el parque de en frente de mi casa. A la hora estaba allí. Me dijo que aún me quería.
-¿Y tú que le contestaste?
-Que yo a ella ya no.
-¿Y estás seguro de esa respuesta? ¿Sin dudas?
-No te voy a negar que no las tuve, porque estaría mintiendo. Pero es mi ex, me besó y veo inevitable no pensarlo. Y te llamé el jueves con intención de decirte todo esto y decirte además lo mucho que te quería pero no pude.
Me sonrojo esta vez gracias a una sensación extraña: -Entonces ya estás seguro.
-Sí, sin ninguna duda. Todos los días de mi vida, junto a ti.
No esperaba que después de toda la historia dijera eso. La verdad estaba un poco desconcertada. Pero después de escucharle y después de ver la seguridad con lo que lo decía...
Me cerco lentamente a él. Me pierdo lentamente en su mirada, en sus preciosos ojos verdes. Cuando nuestras narices se rozan él sonríe, él y su sonrisa, la que prácticamente siempre consigue que haga que sonría. Nuestras lenguas se entrelazan mientras consigue levantarme la camiseta y comienza a rozarme lentamente la espalda con sus dedos. Repito sus pasos con su camiseta y estiro las manos colocadas en su torso. Los besos no cesan, los suspiros ni siquiera lo intentan. Los tirantes de mi sujetador caen y él remata la acción. Le beso en el cuello, uno tras otro sin dejar mis manos quietas. Cada roce provocado conscientemente con su cuerpo me produce escalofríos, escalofríos que me encantan.

CONTINUARÁ...

jueves, 14 de febrero de 2013

Capítulo 19: Cosas.

Jueves, seis de la tarde, tras 4 días sin hablar prácticamente con él recibo su llamada. Miro la pantalla del móvil que estaba metido en el bolso pequeño de mi bolso negro. Cierro los ojos, pienso qué hacer. Estoy en la sala de espera del hospital y tendría que salir a la calle, aunque creo que eso es una simple excusa que me pongo a mí misma para no tener que hablar con él. Aunque por otra parte aunque esté enfadada, o celosa o ya no sé ni cómo estoy, necesito hablar con él, escuchar su voz y si se deja caer la oportunidad escuchar algo dulce salir de su boca.
Descuelgo el móvil mientras me pongo la chaqueta para salir a la cuesta de la entrada del hospital. Estará bien hablar en un sitio abierto.
-¿Sí?-contesto lo más rápido que puedo al darme cuenta de que lleva bastante tiempo sonando y que puede que cuelgue en breves momentos.
-Anna.
-Dime.-respondo seca, se da cuenta.
-¿Pasa algo?
-Dani, cuatro días, cuatro días hace que no hablo contigo ni siquiera por Whatsapp. Te veo en la tele día tras día y lo veo todo.
-¿Qué quieres decir?
-Nada. ¿Para qué llamabas?
-Pues para hablar contigo.
-Sí, vale... ¿Y qué quieres?
-Hablar contigo, pero ahora no puedo. ¿A qué ha venido eso?
-¿El qué?
-"Lo veo todo"
-Da igual.
-No, no da igual. ¿Qué es "todo"?
-Dani, déjalo, son gilipolleces.-abro la caja de tabaco y saco uno. Con las manos algo frías para el tiempo que hace, consigo encender el mechero y así también el cigarro.
-¿Ya estamos?
-¿De qué?-reconozco que le acabo de contestar con un tono demasiado borde, sé que no lo merece pero es que no puedo con esto.-Dani, lo siento, creo que es mejor que cuando crea conveniente te llame y arreglemos esto. No tengo ganas de nada.
Cuelgo el teléfono. Le pego la última calada al cigarro y entro al hospital. Mi cabeza en otra parte, ni siquiera yo sé dónde está. No sé qué hacer. ¿Por qué todo se junta? no es justo.
Llega la noche, once de la noche, para ser más exactos. Llevo todo el día dándole vueltas al tema de la llamada ¿a qué si no? Me estoy comportando como un cría o más bien como una adolescente que tiene las hormonas no se sabe donde pero es que cuando se tienen celos, cuando se sienten celos hacia algo así es inevitable no comportarse así. Me trago mi orgullo, cojo el teléfono, busco en la agenda su nombre. Tras unos segundos decido llamarle. Mis piernas inquietas que no dejan de dar pasos por todo el salón, mis labios temblando al igual que mi voz, a la que apenas de salen palabras.
-¿Sí?
-Dani, tengo que hablar contigo.
-¿Ya estás tranquilita?
-Lo siento. Es que no sabes lo difícil que resulta estar así y llegar, veros y pensar que me voy a olvidar un poco de todo y...
-Y...
-Y sin embargo todo se hace más difícil.
-¿Y todo esto es por lo que creo que es? ¡Increíble, vamos! Anna, tienes casi treinta años.
-Ya, y tú.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Pues que podrías pensar un poquito en todo.
-¿Y en qué se supone que tengo que pensar?
-En que las cosas han cambiado. En que,-un nudo en la garganta se apodera de mi voz.-en que yo lo estoy pasando mal y vas tú y parece que te olvidas de mí cuando yo lo único que necesito es estar contigo.-se lo suelto de golpe, sin pensarlo a la vez que es lo que más he pensado en la vida. Un silencio se abre paso en nuestra conversación, oigo un suspiro que hace que cierre los ojos y me ponga a pensar en lo que acabo de decir, aunque a decir verdad casi ni lo sé.
Traga saliva antes de hablar:-No lo sabía...
-¿Por qué no me has llamado?
-No lo sé, Anna, no lo sé. Han pasado muchas cosas en cuatro días que llevas fuera.
-¿Que cosas?
-Demasiadas para contarte por teléfono...
-Dímelo, joder.
-Anna, no es nada malo, en serio. Tranquila.
-Está bien.
-¿Qué tal tu madre?
-Todo bien, ya está en casa.
-¿Y qué día vuelves?
-Pensaba volver el domingo por la noche pero creo que cogeré el vuelo de mañana... Oye, te tengo que dejar que llegan los niños a casa. Si quieres mañana hablamos, si quieres...
-Te digo que no te he llamado por...-se echa atrás.-razones varias.
-Claro. Bueno, adiós.
-Adiós.
Y justo cuando despego el altavoz del teléfono de mi oído él susurra un "te quiero". Cuelga el teléfono, yo lo guardo y salgo a jugar con mis sobrinos. Estará bien que me olvide un poco de todo esto.

CONTINUARÁ...




sábado, 2 de febrero de 2013

Capítulo 18: Seguro.

Noto mis piernas temblorosas y mis manos inquietas a la vez que mi cabeza le da vueltas y vueltas a las pequeñas pistas que Dani me va dando por el camino. Es el viaje en coche que más largo se me ha hecho en mi vida y aún queda algo. Según él y el reloj del coche tan solo llevamos 40 minutos pero resultan infinitos cuando esperas ansiosa algo que llevas esperando tanto tiempo.
-Pequeñaja, ya hemos llegado.-me susurra al oído mientras se quita el cinturón.
Hemos llegado a un lugar apartado de todo. No hay absolutamente nada, ni nadie, ni medio sonido. Me resulta inquietante. Mis piernas no cesan en su movimiento. Me rodea con sus brazos por la cintura y me llega hasta el lugar más verde de esa apartada ladera. En sus manos sostiene una especie de manta de campo que extiende en el suelo antes de dejar espacio para sentarme.
-Quédate aquí, ahora vengo.
Espero mientras observo el lugar. Busco algo que se mueva, algo que me dé alguna pista para saber donde estamos.
-¡Daniiiiiiiiiiiiiiii!
-¿Queeeeeeeeeeé?-grita él con su cabeza escondida en el maletero del coche.
-¿Tardas muchooooooooooooooooo?
-Cierra la puerta y viene corriendo hacia mí.-No, ya estoy.
-¿Dónde estamos?-pregunto con una sonrisilla nerviosa.
-Donde tú quieras estar.
-¿Eres tonto?
-Un poco, pero es verdad. No hay absolutamente nada. Tan solo estamos tú y yo y algún monstruo de esos gigantescos que te dan tanto miedo llamado por todos los habitantes de este mundo, "mosca"
-¡Imbécil!.-le doy una pequeña colleja, acto seguido le doy un tierno beso en la mejilla.-¿Me protegerás de esos terribles monstruos?.-arranco un par de hierbas y juego con ellas.
-Posiblemente me ganen la batalla, pero te protegeré.-nos miramos y sonreímos.
-¿Y por qué me traes aquí?
-Porque estamos tranquilos y es un lugar bonito, no digas que no. Además tengo ahí comida y cosas muy bonicas para pasar la tarde.
Sonrío hacia sus palabras, me acomodo en su hombro. Mientras él me mira, servidora fija su mirada en el frente.-Dani, este fin de semana sabes que me voy y que me quedo toda la semana en Mollet...
-No me acordaba... pasaremos la tarde del viernes juntos, ¿sí?
-¿Peli y manta?
-Y palomitas que no falten.
Le doy un beso en la mejilla, escondo la mirada en su cuello.
-¿Estás preocupada?.-me pregunta él entre besos que van a parar a mi cabeza.
-Un poco... ¿Me acompañarás al aeropuerto?
-Claro que sí.-Me acerca un poco más a él por la cadera, noto como su mano baja.-Estamos solos...-Sigue bajando hasta llegar a mi muslo. Levanto la cabeza y abro los ojos. Nuestros labios se acercan, nuestros párpados que se cierran al contacto con los labios de el otro, lenguas que se entrelazan, instantes que se hacen eternos, otros que parecen milésimas de segundos. Le tiro con delicadeza quedándome yo encima de él. Me levanta el vestido. El Sol ya ha caído. Nos sonreímos y aceptamos tan solo con la mirada. Su respiración en mi cuello que a los segundos se convierte en pequeños besos, en pequeños suspiros por mi parte...
-¿Seguro?
-Seguro.-afirmo con toda seguridad.
Otra vez más sus labios entran en contacto con los míos, al terminar el beso me muerde el labio y a partir de ahí comienza todo. Comienza el no querer que eso acabe nunca, comienzan las ganas de más, comienzan los momentos de seguridad absoluta, de felicidad absoluta...
Sus dedos desatan rápidamente los botones del escote de mi vestido hasta dejarlo caer por la altura de mis hombros. Le levanto la camiseta rápidamente. Vuelve a los besos en el cuello cada vez más acentuados, eso hace que yo no me resista a soltar un pequeño gemido. Sonríe orgulloso y continúa cada vez bajando más y más.


-Buenos días, pequeñaja.-Con esas palabras me despierta él a la que juega con las ondulaciones de mi pelo.
-Buenos días.-le acaricio la mejilla izquierda.-¿Qué hora es?
-Las diez y media.
-¿¡Qué!? ¡Es tarde Dani!
-Tonta, que solo son las nueve.
-Jobar.
-Es que eres más tonta... ¿desayunamos?
-No me quiero levantar... Ven aquí conmigo.
-Anna, que no es tarde pero como sigamos así si que lo va a ser.
-Solo cinco minutos de nada.
-Cinco minutos que te conozco.-Se abraza a mí.-¿Qué tal anoche?
-Bien, muy bien.-mi risilla nerviosa que no falte.-¿Y tú?
Saca a relucir su sonrisa torcida, ¡cómo me conozco esa sonrisa! habla por sí sola. Le doy la espalda mientras intento volver a dormir. Mientras tanto él sigue insistiendo en jugar con mi pelo.
-No te duermas, eh.
-Es que ayer me has quedado agotada, chico.
-Ya, ya... Lo que a ti te pasa es que estás enamorada de la cama y de su excelente almohada.
-Nah, en realidad es de sus suaves sábanas.
-Llevamos diez minutos, no querrás volver a llegar tarde al trabajo...
Vale, en eso lleva razón. Por mucho que quiera quedarme en la cama con él hay que ir a trabajar. Penúltimo día de la semana. Habrá que disfrutarlo antes de dejar paso a Cris.


CONTINUARÁ...

martes, 29 de enero de 2013

Capítulo 17: Nervios, muchos, ¡muchísimos!

Llegamos al trabajo. Anteriormente me ha llevado al parque donde siempre quedábamos. Han sido momentos simples pero preciosos. Luego hemos ido a una cafetería donde desayunábamos la mayoría de los días en Tonterías. Y aquí estamos. Por la tarde me ha dicho que tiene más preparado, que será mejor y más tranquilo. Estoy nerviosa a más no poder. Dani cuando se propone algo lo saca por narices...
Entro yo, mientras tanto Dani se queda en la puerta hablando con Raúl de movidas varias. Voy a hablar con Flo.
-Qué, ¿qué tal?-me pregunta mientras se ríe. Hago como que no pillo su risa y me río también mientras le contesto:
-Todo bien, ¿por? ¿hay mucho que hacer?
-No, no.-sigue riendo, lo que me da a entender junto con su mirada, que quiere que le cuente. Pero no, no le voy a contar nada.
-Voy a vestirme y esas cosillas... 
Voy a mi camerino, tengo un precioso vestido rosa y unos tacones negros preparados. Lo cojo y me miro al espejo mientras me lo sobrepongo. Me miro de frente, de perfil... algo interrumpe mis pensamientos.
-Estás muy guapa. 
Muerdo mi labio inferior sin dejar de mirar al espejo, ahí le veo a él. Se acerca lentamente, antes ha cerrado la puerta. Me afloja el cinturón del vestido que llevaba puesto mientras me da besos por el cuello. Suspiro tras suspiro. Oigo pasos por el pasillos pero no le doy importancia. Segundos después la puerta se abre y se cierra de golpe, la persona que había abierto se queda fuera.
-Dani, voy a mirar a ver qué ha pasado.
-Si no ha sido nada...
-Dani, ¿recuerdas lo que te dije ayer?
-Está bien...
Salgo al pasillo mientras vuelvo a colocarme el cinturón del vestido. No veo a nadie, solo la puerta abierta del camerino de Cris.
-¿Ha pasado algo Cris?
-¿Fue ayer a hablar contigo?-se levanta de su sofá y cierra la puerta.
-Sí.
-¿Estáis...?
-Sí, Cris, sí. Pero no se lo digas a nadie, por favor.
-Tranquila.
Se hace el silencio durante casi un segundo.
-Cris...
-Dime.-se da la vuelta, ella estaba buscando su ropa para el programa de hoy.
-Tengo un poquito de miedo.
-¿Miedo? ¿por?-se sienta a mi lado.
-Dani es...-me arrepiento.-era mi mejor amigo.
-Sí, ¿y?
-Ahora estamos saliendo. En una relación nunca se sabe, ¿sabes? No quiero perderle. Le he pedido que vayamos despacio y seamos discretos y él ha aceptado pero no sé como acabará todo.
-Mira, Anna. Vosotros no lo veis pero todos los que convivimos con vosotros sí. Él prácticamente todos los días te comía con la mirada. O cuando tú estabas triste y con una sola sonrisa te hacía sonreír. O cuando tú te acercabas a él, le dabas un abrazo y se os iluminaba la cara a los dos. Anna, tener miedo es normal pero ahora tenéis que ser felices. Sois quienes sois y se os pondrán miles de obstáculos, pero él te quiere con locura y tú a él está claro que también, ¿o no?
-Sí.-creo que se me escapa un pequeño suspiro al pensar en él.
-Pues los superaréis, y seréis felices. Habla con él a cualquier problema que tengas, él también lo hará. Anna, sois el uno para el otro, aprovechadlo y sed felices. Los dos lo merecéis.
Unos instantes después de escuchar sus palabras me sale una sonrisa, siento que puedo con todo si es con él. Quiero ser feliz, quiero serlo con él. 
-Gracias Cris.-sonrío.-Por favor, no se lo digas a nadie de momento ¿vale?
-Claro.
-¡Adiós!
Vuelvo a mi camerino, él está esperando allí.
-¿Qué pasaba?
-Nada era Cris que quería preguntarme una cosa del guión y eso...
-Ah guay. ¿Seguimos?
-No, Dani. Sabes que no hay cosa que más me apetezca pero no es ni el momento ni el lugar. Ya hemos perdido demasiado tiempo hoy. Además que tenemos toda la tarde...
Le sale una risilla un poco pícara. Me siento para quitarme las sandalias. Me pongo en pie. Se acerca a mí y me afloja de nuevo el cinturón. Ayuda a quitarme el vestido. Tranca la puerta para estar tranquilos sin que pueda haber alguien que en un momento lo vea todo. Me acerca a él. Sin tacones más o menos me lleva algo más de una cabeza. Me apoyo en su pecho, le miro, me mira, nos besamos. 
-Vale, vale, está bien ya, ¿eh?-intento hacerme la enfadada pero es que no puedo, todo es demasiado bonito como para ni siquiera intentarlo.
-Vale, vale...-ahora le toca ceder a él.
-¿Me ayudas con esto?
Me meto el vestido. Delicadamente él comienza a subirme la cremallera.
-Cariño, no se rompe.-me río.
-Lo sé.
Le veía venir. Un beso tras otro en la espalda.
-Dani, valió, en serio. Tango que ir a maquillaje y a peluquería y tú también. 
-Tranquila... ¿te pones así por eso?
-Dani, son demasiados cambios en muy poco tiempo, entiéndelo. Yo te quiero y quiero estar contigo, pero hasta ayer por la noche casi ni nos hablábamos. Dentro de unos días me encantará que me hagas eso como lo hace ahora pero, deja que mi cuerpo se acostumbre, ¿vale? Sabes que me derrito cada vez que me das besos en la espalda, sabes que es mi punto débil junto con el cuello pero estamos en el trabajo y tan solo hace unas horas que tú y yo empezamos a ser pareja.
-Vale, lo siento, culpa mía. No te enfades, por favor...
-No te pongas así Dani. Ya me conoces... no estoy enfadada ni nada pero me agobio rápidamente.
Le doy un beso y le cojo de la mano.
-Venga, va, tonto.
En la comida nos mostramos cercanos, cosa que a diferencia de lo que nos esperábamos a nadie sorprende o eso parece. Dani y Cris se han echado alguna mirada en plan "-¿Sí? - Sí." Tampoco esperaba eso. Ver a Cris tan... bien. Siempre la había visto como una chica un poco rencorosa, pero parece ser que no es así.
Termina el programa, voy al camerino y me cambio. Salgo, Dani está apoyado en el marco de la puerta del suyo.
-Simon, ¿nos vamos?
-Claro.
Sonrío ampliamente, estoy nerviosa, mucho, ¡muchísimo!
-¿Dónde me vas a llevar?
-No se sae...
-¡Dani!
-No te lo voy a decir Anna. Parece mentira, pareces nueva.
-Jo... Dímelo...-pongo cara de cachorrito.
-Así a mí no se me gana, Simon...
-Solo dame una pista, solo una.
-Te va a encantar.
Y venga, para ponerme aún más nerviosa me dice esto. No sé qué hacer con este chico...


CONTINUARÁ...

domingo, 27 de enero de 2013

Capítulo 16: Para toda la vida.

Caricias en la espalda, sonrisas, besos, abrazos. No quiero que esto acabe nunca. Han sido los momentos más bonitos de mi vida, después de meses soy verdaderamente feliz. Le doy un último beso antes de acurrucarme sobre su cuerpo. Me apoyo en su pecho, noto los latidos de su corazón acelerados todavía por lo que acaba de pasar. Me acerco más al calor de su piel. Pasa su mano por mi cadera. Me levanta la camiseta lo más mínimo y comienza a hacerme leves cosquillas. Intento retener la risa, pero el esfuerzo es inútil. Me retuerzo y al final acabo soltando una carcajada.
-¡Paraaaaaaaaaa!
-No puedes con ellas, eh.-se ríe.
-Me gustan pero me pone nerviosa...
Vuelve a bajarme la camiseta y empieza a acariciarme. Con la mano que no toca ninguna parte de mi cuerpo acerca mi cabeza a su pecho de nuevo y empieza a jugar con mi pelo con la mirada más tierna que le he visto nunca. Cierro los ojos para esconderme, todavía siento una especia de vergüenza cuando me mira de esta forma, a pesar de que lleva haciéndolo 2 años.
-Mañana te paso a recoger para ir juntos, ¿vale?
-Vale.-se me escapa la risilla tonta.
Coloca la mano en mi rodilla y vuelve a levantarme la camiseta para volver a las cosquillas, esta vez en una parte de la espalda que no afecta tanto. De hecho me gusta. Noto como su dedo hace dibujos, letras y números que significan mucho para nosotros. Cierro los ojos de nuevo, le doy un beso y me tranquilizo después de toda la noche.
Pasados unos minutos me incorporo a su lado y apoyo la cabeza sobre su hombro.
-No me lo creo.
-¿El qué?
-Esto. Quiero decir, no creía que tú me pudieras querer a mí.
-¿Por qué?
-No sé, te mereces algo mejor.-digo mirando al frente todavía.
-¿Algo mejor? ¿existe?
Suspiro a la vez que sonrío.-Sí, sí existe. Además que me gustas desde hace mucho. Lo veía algo imposible.
-¿Sabes desde cuándo pienso en ti cada noche?
-¿Desde cuando?
-Desde la primera vez que rocé tu piel, desde la primera vez que sentí tus labios en mi piel, desde la primera vez que mire tus ojos, desde la primera vez que acaricié tu pelo, desde la primera vez que oí tu voz... Desde el primer día.
Trago saliva para que no se note el gran nudo que tengo en la garganta.-¿De verdad?
-Por eso cuando empezaba otras relaciones intentaba separarme de ti aunque no me gustaba. Necesitaba olvidarte para poder seguir con mi vida. Era yo el que veía imposible darte un beso sin pedirte permiso.-le miro con los ojos algo vidriosos y entrelazo los dedos de mi mano con los suyos.-¿Por qué lloras?
-Porque emociona que la persona que quieres te diga esto.
Se acerca a mis labios. Me da un beso y vuelve a hacer que me acurruque sobre él. Cierro los ojos.

"TODO, TODO, YO QUIERO CONTIGO TODO..." Es el despertador, por primera vez en la vida no me importa levantarme pronto. Enciendo el móvil que se había apagado por falta de batería. Whatsapps de Dani de ayer y de hoy: "Espero que descanses, pequeñaja. Te quiero" Ese pequeñaja, sabe que me encanta cuando me llama así. Sigo leyendo mientras me muerdo el labio inferior en una sonrisa: "Buenos días, princesa" Decido contestarle y empezar bien el día:
-Buenos días, tontito :)
Me meto en el baño, cuando termino de peinarme miro el móvil.
-Dormilona, ¿ya te has levantado?
-Hace poquito, jiji.
-¿Cuándo me paso?
-Cuando quieras, no creo que tarde mucho.
-Voy para allí :)
Bloqueo el móvil, lo dejo sobre la mesilla y abro el armario. Estamos a principio de Mayo y el Sol entra por mi ventana así que vestido de flores con vuelo marcado por un cinturón marrón fino, sandalias bajas marrones y bolso y chaqueta a juego con lo demás. Me hago una coleta alta y me echo algo de colonia.
Llama al timbre, bajo las escaleras corriendo, ¡quiero verle ya! Al cerrar la puerta del porta le veo y él me ve. Abre los brazos para cogerme. Corro hacia él. Me da un par de vueltas. Aprovecha la parada para levantarme un poco más. Mis manos sobre su nuca, nos damos un beso y me baja.
-Estás preciosa, chica.
-Estoy como todos los días, tonto.
-Pues eso, preciosa.
-Qué tonto eres.-vuelvo a morderme el labio inferior.-¿Nos vamos ya?
Vamos hasta el coche. Pongo la radio como siempre y empiezo a cantar:
-SI FUERAS SOLO LA MITAD TE SOBRARÍA OTRA MITAD HASTA CREER QUE ERES DE VERDAD...
Me mira mientras se ríe y niega con la cabeza.
-¿Qué pasa? ¡Tampoco lo hago tan mal! SI FUERAS PARA TODA LA VIDA, SI TÚ FUERAS PARA TODA LA VIDA YO SERÍA LA PERSONA MÁS FELIZ. TE QUIERO PARA TODA LA VIDA, YO TE QUIERO PARA TODA LA VIDA.
-Claro que no lo haces mal, tonta. Hay que mejorar el baile, pero mola.
-Oye, que el baile que le pongo mola.
Hago el primer baile que se me pasa por la cabeza, si alguien me viera creería que soy tonta.
-Mola más este.
Ahora baila él moviendo tan solo los brazos y haciendo playback.
-Lo has mejorado, campeón.-se nota la ironía en mis palabras.-SI FUERAS UNA GOTA DE AGUA NADIE VOLVERÍA A TENER SED. UUUUUUUUUH. Y SI FUERAS TAN SOLO PALABRAS SERÍAS LA MÁS BELLA CANCIÓN...-le miro mientras lo canto interpretando Dani que va por él.-Por cierto, cariño, te has pasado el cruce.
-Es que no vamos allí.
-¿Y dónde vamos?
-Ya verás.
-¿No me lo vas a decir hasta que lleguemos?-bajo el volumen de la radio.
-Sabes que no.
-¿Y le has dicho a Flo que vamos allegar tarde?
-Tranquila, está todo controlado.


CONTINUARÁ...

miércoles, 16 de enero de 2013

Capítulo 15: El momento más intenso de mi vida.

Han pasado ya algo más de 3 meses desde que fui a Gijón con Dani. Después de ese momento parecía que algo iba a cambiar, y lo hizo pero no para bien. Dani volvió con Cris hace ya casi 2 meses. Cuando empezaron me resultó extraño porque no me alegré. Son mis amigos y si ellos son felices se supone que yto también tengo que estarlo. Quizás no lo estaba porque sabía que lo que ha pasado iba a pasar. Nos hemos vuelto a distanciar, no como cuando empezó con ella por primera vez, pero no me gusta como estamos. Esta tarde había quedado con él, pero me acaba de llamar porque no puede venir, ha quedado con Cris.
Voy de camino a casa para hacer lo que hago noche tras noche: Veo la tele, ceno, veo la tele y me voy a la cama a esperar a que pase otra noche más.
Llego a casa, son las 8 y media de la noche. He tardado más de lo normal porque me he encontrado con David y Raúl y hemos ido a tomar algo.
Me doy una ducha, me pongo el pijama y me hago el moño. Preparo la cena mientras escucho la radio y bailo al son de la música. Esta noche toca ensalada con filete de poyo.
Pongo la tele, hasta que empieza El Hormiguero no hay nada más que el telediario así que es lo que toca ver.
Mientras como el último trozo de lechuga que quedaba en el bol de la ensalada escucho como suena el telefonillo del portal. Trago y contesto:
-¿Sí?
-Anna, soy yo, abre.
Es Dani. Le abro la puerta del portal al igual que la de mi casa. En vez de subir por el ascensor ha subido por las escaleras y está sofocado.
-¿Qué pasa, te apetecía hacer ejercicio o algo?
-No podía esperar a que bajara el ascensor y todo el rollo.
Pasa corriendo al salón. Yo cierro la puerta y voy tras él.
-¡Dani! ¿Se puede saber qué te pasa?
-Tengo que hablar contigo.-apaga la tele.-Es urgente.
-Tranquilízate.-digo al notar el nerviosismo en sus palabras. Me siento a su lado.-A ver, cuéntame.
-¿Larga o corta?
-Dani, nos conocemos, me vas a contar la larga, ¿verdad?
-Sí... A ver,-respira profundo.-Cris me citó esta tarde después del programa en el bar donde vamos siempre. Me ha dejado.
-¿Qué? ¿pero no os iba todo genial?
-Sí, pero dice que quiere mi felicidad.
-No entiendo nada, en serio. Explícate.
-Me ha abierto los ojos.
-Mmmmm...¿explícate más?
-Quiero decir, me ha dicho el por qué de que mis relaciones en dos años no hayan ido bien.
-¿Sí...?
-Es... es...
Le doy un beso en la mejilla y apoyo las manos en sus hombros.
-Es porque tú estás en mi vida.
En ese momento he quitado las manos de sus hombros y me he quedado un poco como atontada. No sé cómo reaccionar. Mi cabeza se ha puesto a darle vueltas a sus palabras.
-Anna, sé que acabo de joder nuestra relación, lo sé. Puedes odiarme, te lo permito. Somos compañeros de trabajo y amigos y no está b-en ese momento le corto.
-Dame un beso.
Agacha la cabeza, se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.
-No, no... no me has entendido. Un beso aquí.-le señalo mis labios.
Sonríe y se acerca. Lentamente nuestras lenguas se entrelazan viviendo yo así el momento más intenso de mi vida.
-¿Quieres decir que...?
-Que yo también te quiero.

CONTINUARÁ...

martes, 8 de enero de 2013

Capítulo 14: Pequeño secreto.

Son tan solo las 9 de la mañana cuando me despierto. Me levanto de la cama, busco en el baño pero no encuentro a Dani. Encuentro un pequeño papel sobre la mesa que pone: "Estoy en la cafetería de abajo, cuando termines bajas." así hago. Después de ducharme, vestirme y peinarme recojo un poco la habitación, pongo el cartel de "no molestar" y bajo hasta la cafetería. Está en la mesa más alejada de todos, en el piso de arriba.
-Buenos días.-me dice nada más llegar con una amplia sonrisa.-¿Qué tal has dormido, guapetona?
Sonrío al escuchar sus palabras. 
-Me costó dormirme pero bien... ¿Y tú?-le hago una caricia en la cara.-Tienes unas ojericas...
-El café ayuda un poco...-se ríe.-No he dormido nada, en serio.-se frotas la cara con las manos.-¿Qué quieres desayunar?
-Café. Que sea bien cargado.
Unos minutos después me traen el café. Hablamos de lo que haremos hoy. La cosa es llegar a Madrid como a las 7 de la tarde y luego... luego dice que me tiene una sorpresa preparada pero yo ya intuyo lo que es...
Después de pasar unas risas mientras desayunamos nos vamos a dar un paseo. 
-¿Y cómo es que no me has despertado cuando te despertaste tú?
-Estabas durmiendo y me daba penita levantarte... 
-Pues te como.
Le doy un beso en la mejilla. Nos miramos a los ojos y después de unos segundos al empezar a sentir una especia de vergüenza cambio la mirada.
-¡Uy! ¿Te has puesto nerviosa?-se ríe mientras con su dedo índice me acaricia la cara.
-¡No!
-Ya, ya...
Pasamos el día en Gijón pero llega la hora de irse. Nos subimos al tren. Al principio hablamos y esas cosas pero a la que él se acomoda en mi hombro se queda dormido. Normal, el pobre tenía una carica de cansado... Yo tampoco he dormido muy bien, no paraba de pensar y montarme películas pero no me quedo dormida al estar demasiado ocupada en observar al milímetro cada uno de sus movimientos.
Cuando por fin el tren para, le despierto.
-¿Ya hemos llegado?
-Sí. ¿Qué tal la siesta?
-Larga pero me hacía falta...
Salimos de la estación y nos metemos en el coche.
-Estoy dormidísimo. ¿Tú no te has dormido?
-No, no tenía muchas ganas.
-Te habrás aburrido.
-No mucho. El señor de atrás llevaba una gran e interesante conversación con su mujer.
-A mí me contarás. A esos me los conozco yo... Como si los hubiera parido.
-Sí, me parece a mí que sí...-se nota mi tono irónico.-¿Y ahora qué?
-Ahora te dejo en casa, haces lo que tengas que hacer y cuando estés lista me pegas un toque que te paso a buscar.
-¿Pero dónde me vas a llevar?
-A un lugar que los dos nos conocemos muy bien. Es que te voy a decir una cosa, pero tendrás que esperar al final de la noche.
Llegamos a mi casa. Llevo todo el rato intentando adivinar a donde vamos y ya tengo una idea. Creo que mejor me abrigaré.
-Bueno, en un rato te llamo, ¿vale?
Nos despedimos y subo a casa. Me pego una ducha y me lavo y me seco el pelo. Hace mucho frío así que pantalones pitillos con una camiseta básica, una chaqueta de lana, unos botines y el gorro y la bufanda que no falten.
Ya ha pasado media hora así que cojo el teléfono y le llamo. Me dice que ya está viniendo y que viene andando pero que no tardará.
Y exactamente no lo hace. A los 10 minutos está a la puerta del portal. Cojo la trenca y paso de coger el bolso, sé que me estorbará.
-¿Me vas a decir ya dónde vamos?
-En cuanto nos pongamos a andar lo vas a saber.
-Te gusta hacerme sufrir.
-Nada más lejos de la realidad.
Veo cómo va vestido. Su abrigo de paño negro con su gorro de lana del mismo color. Cada vez la idea que tengo va siendo más real.
Llegamos al centro, sabía que me iba a llevar allí lo que no tengo tan claro es lo que me quiere decir.
Patines puestos y a la pista.
-Ahora ya sé que sí que te gusta hacerme sufrir.
-Pero si ya lo hacemos genial los dos. A competiciones el año que viene.
-Sí, me parece que sí.
Caída tras caída, risa tras risa, abrazo tras abrazo se va pasando el tiempo. Esto es lo mejor de todo el fin de semana. Ha habido muchos momentos: buenos, malos, extraños, incómodos, graciosos... pero éste sin duda es el mejor. Siempre que vengo aquí con él me lo paso genial. Quisiera que nunca se acabaran estos minutos, que no pasara el invierno y que esta pista permaneciera aquí siempre. Es como el lugar donde me siento realmente feliz, si está él claro, porque lo que es patinar... no se me da muy bien.
Cuando salimos de allí, como siempre, mi culo está empapado y la temperatura ha bajado a pasos agigantados. Me invita a ir a un bar a tomar algo caliente.
-Un café con leche, ¿verdad?
-Como siempre.
-El que sabe sabe, chica.
Él elige lo mismo.
-¿Tienes mucho frío, Anna?-me coge de la mano.
-Un poquito, pero un buen café calentito puede hacer maravillas.
-Es que le has cogido cariño al suelo o algo, yo creo.
-Yo creo que sí, porque si no esto no es normal...¿Y tú? ¿tú que no te has caído ni una vez?
-Aaaaaaah, maja, es que yo aprendo de mis caídas.
Pone una de esas caras que tanta gracia me hacen.
-Es que eres tonto.
-El que nace tonto, es tonto. Es como tú. La que nace perfecta, es perfecta.
Mis mejillas cogen algo de color y calor y mis piernas empiezan a temblar.
-¿Esto también es guión?
-¿Tú lo has visto por alguna parte en todo el fin de semana? Lo dejé en la mesa y se me olvidó todo.
-¡Dani!
Pronuncio su nombre con una sonrisa tonta en la cara y con los nervios puesto en el cuerpo. Los dos nos estamos lanzando demasiado este fin de semana. Ninguno de los dos tenemos nada que perder, posiblemente sea por eso.
Terminamos los cafés y cuando salimos del bar vamos dando un paseo hasta mi casa.
-¿Qué tal el fin de semana?
-Bien, muy cansado pero cuando hay buena compañía una siempre se lo pasa bien.
Otra vez que me he soltado.
-¿y tú?
-Cuando me he dormido en el tren ha molado.
-Cuando he dejado de darte la varita, ¿no?
-¡Qué dices! Lo que no entiendo es como me has aguantado 3 días seguidos.
-Ya ves, una que se acostumbra a todo.
-Me quieres, se nota.
-Pues claro que te quiero, cómo no te voy a querer.
Llegamos a mi casa ya hablando de otros temas. Hasta el momento no me había acordado pero recuerdo las palabras del coche. "Al acabar la noche..." y la noche para nosotros y ha acabado.
-Daaaaaaaaaani.
-Diiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiime.
-Me tenías que decir una cosita...
-Am ¡es verdad! el pequeño secreto...
-¿Me lo dices ya o esperas a que me quede sin uñas o algo?
Se pone detrás de mí. Me retira el pelo que me tapaba parte de la cara y pronuncia entre susurros.
-Desde el primer día ya sabía patinar.
Me da un golpecito en el culo y sale corriendo a lo que yo salgo detrás pero al ver que es inalcanzable, que ya se va a su casa paro y me paro a pensar bajo la luz de la única farola que alumbra la calle. ¿Se supone que si ha estado fingiendo que no sabía todo este tiempo, era solo para pasar tiempo conmigo? Vuelvo a casa con una gran sonrisa en la cara. Como desde el principio supe, este ha sido uno de los mejores fines de semana de mi vida.

CONTINUARÁ...

domingo, 6 de enero de 2013

Capítulo 13: Mejor así.

Probablemente podía haber pasado algo, pero no pasó. Fue un segundo interminable, esperando a que ese algo pasara, pero no, no pasó. Los dos nos despegamos y prácticamente con la mirada supimos que teníamos que salir de allí. Vinimos dando un paseo, él me prestó su bufanda al ver que yo me estaba quedado helada. Fueron minutos de inseguridad, de no saber que decir, y como no sabíamos que palabras pronunciar, los dos callábamos. Llegamos al hotel y uno detrás del otro pasamos por el baño y nos metimos a la cama. Y aquí estamos en la cama dándonos la espalda, creyendo que el otro está dormido, pero sabiendo que en realidad los dos le estamos dando vueltas a la misma cosa.
-Anna...
-Dime.
Me giro para contestarle. Él se acerca a mí todo lo que puede. Nos miramos a los ojos.
-¿Qué pasa?
Me pone el dedo en la boca queriendo decir sin palabras que me calle. Se tumba boca arriba.
-Dani...
Rodeo su brazo con las manos. Me mira y me sonríe. Hago exactamente lo mismo que él y acto seguido me acomodo en su hombro. Cierro los ojos e intento dormirme pero todo esto es tan extraño y a la vez bonito que no lo consigo. Él permanece con los ojos abiertos y parece que si no duermo pasará algo más.
Pasan los minutos.
-Dani...
-¿Qué?
-Me cambio de posición que estoy incómoda ¿vale?
Me coloco bocabajo mientras él observa qué hago. Una vez colocada del todo se acerca a mí hasta el punto de que yo puedo sentir su respiración en mi cuello. Me levanta la camiseta y comienza a hacerme pequeñas cosquillas con el dedo. No puedo aguantar la risa y pego un pequeño bote. Él se ríe de mí.
-Tonto...
-¿Te molesta?
-Me hace cosquillas.
-¿Te gusta?
Me pienso la respuesta dos veces y decido decir la verdad, no hay nada que perder, es más, hay bastante que ganar.
-Sí...
Noto como él se acerca más si es posible, escalofríos recorren mi cuerpo. Empieza a darme pequeños besos por el cuello. Me estiro al no querer soltar ni medio suspiro pero me resulta imposible. Al sentirlo para y sonríe. Sube a mis mejillas, nota el calor que hay concentrado en ellas.
-Estás ardiendo... ¿Por qué no te quietas la camiseta?
-Estoy bien.
-Haz lo que quieras, yo me la quito, ¿eh?
Evito hacerlo pero le miro. Le miro como nunca le había mirado. Posiblemente no sea el mejor chico del mundo pero a mí me encanta. Se aleja un poco y por fin me deja respirar tranquila. Apaga la luz. Los minutos corren y yo así no puedo dormir.
-¿Por qué lo has hecho?
-¿El qué?
-Acercarte así a mí y empezar a darme besos y a hacerme cosquillas y esas cosas.
-Te veía necesitada de amor.-se ríe pero yo me pongo seria.-Que no pequeñaja, no te enfades.-se incorpora como yo estoy y me pasa el brazo por el hombro. Me da un achuchón.- ¿No te puedo dar besos ahora, o qué?
-Claro que puedes pero...
-¿Pero...?
-Me resulta extraño.
-¿El qué?
-Que me guste tanto.
No sé que acabo de hacer. Esas palabras no tenían que haber salido de mi boca pero ya que él se suelta pues yo también.
-¿Qué quieres decir?
Estoy nerviosa y prácticamente no sé ni lo que estoy diciendo así que me hago la tonta.
-¿El qué?
-Que te gusta y eso.
-Será el alcohol, ya sabes.
Los dos sabemos que no hemos bebido absolutamente nada, pero los dos creemos que es mejor así. No sé en qué acabará todo esto.

CONTINUARÁ...

Perdonad lo cortito que es. No hay tiempo y la falta de inspiración no ayuda mucho. Espero que el siguiente sea más largo y esté mejor redactado. Aún así espero que os guste y no os olvidéis de comentar, cosas malas como cosas buenas. Sois de gran ayuda ;)